Jaime Peñafiel: “Es lógico que Belén Esteban se sienta identificada con Letizia porque las dos vienen de abajo”
P.E.- El periodista decano en la Casa Real, el mejor conocedor del Rey, publica un nuevo libro que será polémico. Sostiene que Don Juan Carlos reinará hasta que se muera y pide paciencia a todos…
Dos del mediodía, lluvia y viento en las puertas de Telecinco. Un grupito de niñas con sus madres esgrimen papel y bolígrafo y se nos acercan con timidez cuando ven a Jaime Peñafiel: «Por favor, don Jaime, un autógrafo ¡usted es el único que se atreve a contarnos las verdades! ». Jaime, vestido elegantemente de gris, con corbata de Hermés y un foulard de cashmere, firma con el estilo de un espadachín del siglo XVIII. Yo, a su lado, también con papel, bolígrafo y su nuevo libro debajo del brazo El rey no abdica, empiezo a tomar las notas de la entrevista que están ustedes a punto de leer.
Pregunta.— Jaime Peñafiel ¿el rey no abdicará nunca?
Respuesta.— ¡Jamás! Con palabras de Doña Sofía, «reinará hasta la muerte…». Aunque les pese a muchos, no pasará en vida el testigo a Felipe y Letizia, ya sabes, «el flotador de la monarquía», según ciertos cortesanos —aquí Peñafiel se pone irónico—. ¡Le queda mucho al Príncipe de Asturias para ser Felipe VI! Y yo desde aquí digo ¡larga vida a Su Majestad!
P.— ¿Crees realmente que hay personas que están esperando ansiosamente que se produzca el relevo?
R.— Tú lo has dicho, ansiosamente. Cuando a Don Juan Carlos lo operaron en Barcelona se puso en marcha una camarilla destinada a hacernos creer, por una parte, que el Rey estaba muy enfermo, incurable, y por otra, que ahora les tocaba a los Príncipes de Asturias asumir el mando. Y que estaban dispuestos porque el Príncipe es uno de los más preparados del mundo. ¡Yo demuestro en mi libro que lo está como el resto de los príncipes europeos e incluso menos que algunos! Son los mismos cobistas que dicen que Letizia es el mejor activo de la Corona española. Este grupo, que trabaja en la sombra, continúa difundiendo rumores interesados, su cerebro pienso incluso que vive en Zarzuela y que es un miembro del staff de Casa Real.
Estamos ahora en maquillaje. Para Jaime, apenas un brochazo de polvos bronceadores y un poco de laca en el pelo. La operación se hace algo dificultosa ya que Jaime, con su cortesía habitual, se levanta cada vez que entra una señora en la sala. Yo voy apuntando: lleva una vieja moleskine en el bolsillo superior de la americana, no fuma, va con mocasines… En el pasillo, debajo de las fotos de los grandes popes de la tele, proseguimos:
P.— El pasaje en el que cuentas la operación de pulmón del Rey es estremecedor, se lee como un thriller.
R.— ¡Nos engañaron como chinos! Nos dijeron que había pasado perfectamente su chequeo habitual, cuando al final tuvo que ser intervenido de un tumor que creían maligno. Pero para mí lo peor de todo no fue eso, sino la tremenda soledad del Rey en esos momentos tan difíciles. ¡Caray, ni un solo rostro familiar rodeaba la camilla que lo llevaba al quirófano! ¿Y el postoperatorio? Esos 10 días en la clínica Planas, solo rodeado de médicos y enfermeras ¡Ni el hombre más humilde sobre la tierra está tan solo! Con todo el respeto del mundo, me dio mucha pena.
Nuestra conversación se interrumpe a menudo con las llamadas de las fuentes que le proporcionan información y otros asuntos. Decidimos retirarnos a mi (modesto) camerino:
P.— Jaime, la salud del Rey es tema tabú.
R.— Yo detallo su mala salud de hierro, todas las enfermedades que ha sufrido.
P.— Pero los informes médicos desaparecieron.
R.— Sí, los robaron misteriosamente en la clínica Gil Vernet donde estaban depositados. En mi libro publico por primera vez el dictamen del magistrado que juzgó el asunto, en el que ya se señalan todas las incongruencias del caso.
P.— Tú insinúas que el robo pudo ser alentado desde la misma Zarzuela…
R.— ¡Es que el propio magistrado dice que hay que averiguar quién tenía interés en hacer desaparecer esos informes! Ahí constaba una operación misteriosa del Rey, en 1985, en la que se le extirpó un testículo, lo cual no tiene importancia, pues se puede seguir funcionando tranquilamente con el otro. Una intervención que se quiso ocultar a toda costa a la familia y a los propios médicos personales.
P.— ¿Jaime, podría ser que la Reina se entere de esta operación de su marido por tu libro?
Jaime sonríe con algo de picardía: «Hombre, si fuera así sería asombroso y alarmante»
Nos vienen a buscar. En las escaleras, Jaime rememora: «Yo fui el último periodista que entrevistó al padre del Rey antes de su renuncia, en una Villa Giralda ya medio desmantelada… Don Juan, al que muchos llamaron Juan III, fue el gran perdedor y su mujer una mater dolorosa… Sí, él abdicó, pero de una corona que nunca tuvo. Fue un ejemplo de renuncia y sacrificio».
P.— Muy distinta su vida o la de Don Juan Carlos de la que ha tenido Felipe según argumentas en tu libro, ¿no?
R.— Hombre, hay algunos que para las obligaciones son príncipes de nueve a dos y para los privilegios 24 horas diarias… —suspiro profundo—. ¡Qué magnífica heredera hubiera sido Doña Elena!
Ya estamos en medio de la locura de Sálvame, el programa de Telecinco en el que colaboramos ambos desde hace un año. Belén Esteban se chupa las puntas de las trenzas como una niña pequeña. Nos ha saludado de lejos, a Jaime le trata de usted y de señor Peñafiel.
P.— Jaime, que a Belén le gusta mucho Doña Letizia.
R.— Es lógico que se sienta identificada con ella porque las dos vienen de abajo y a las dos les han dado estopa por todas partes.
P.— ¿Te sientes a gusto en este programa?
R.— ¡Mucho! ¡Me divierto! Mira, Sálvame es una de las páginas de un periódico… Yo no creo ni en la telebasura ni en el periodismo del corazón… Hay buenos y malos periodistas, hay periodismo de evasión. Si alguien quiere aprender, que vaya a la universidad o a las bibliotecas…
P.— Se te ve siempre satisfecho, llevas 50 años en la cima de la profesión, se te disputan los diarios, las televisiones y las radios…
R.— ¡Pero lo mejor de todo es mi mujer! Carmen es inteligentísima y estamos muy unidos, cada día enciende una vela a la hora de la cena. Y me dice: «Jaime, cuando se apague esta vela, será que algo se ha apagado en nuestras vidas…». Pero, a pesar de todo, Pilar, lo cierto es que no hay día en que no se me aparezca mi hija muerta, su rostro de niña, cuando sonreía y era feliz…
P.— En tu libro hablas de tus grandes amigas, también muy desgraciadas, Noor y Farah, son unas páginas muy emocionantes, como todo el libro… ¿Esperas críticas?
R.— No me importan… Aunque sí estoy dolorosamente harto de que Enric Sopena me recuerde siempre mis cacerías con Franco, ¡cuando yo no he cazado en mi vida! ¡Y cuando tengo el carné del PSOE desde el año 82! Jaime duda y prosigue: «Tu amiga Carmen Rigalt también ha sido muy dura conmigo en ocasiones… Aunque quizás yo también con ella».
P.— Ahora te criticarán los que tú llamas periodistas cortesanos, que se encienden cada vez que nombramos a Letizia. ¿Sabes, Jaime, que cuando pones en Google el binomio Letizia-Jaime Peñafiel aparecen 29.700 resultados?
R.—[El periodista se echa a reír] ¿Sí? Pues todavía recuerdo la primera vez que escribí sobre ella, el día en que se hizo público el compromiso ¡le tuve que pedir perdón a Camilla y a Eva Sannum, a las que había criticado durante años por su pasado!
tanto monta, monta tanto, la mierda como la caca, Fruta caida la monarquia, y lo de la Esteban, es que no tiene nombre…..
Belén Esteban tan sólo es un putón analfabeto que no tiene educación y se gana la vida a golpe de cama con famosos.
Comparar a Belén Esteban con Letizia es insultar a la princesa de Asturias señor Peñafiel.