Yusuf Oroza, del Consejo Islámico del País Vasco.

Una extraordinaria ocasión para haber permanecido callado. Cuando todos los medios informativos europeos apuntaban a miembros de la ultraderecha francesa como los inductoores morales del asesinato en una escuela judía de Toulouse, el Consejo Islámico del País Vasco mandó una nota a AD el pasado martes condenando “el atentado terrorista contra el Liceo judío Ozar Hathorah, que se cobró la vida de cuatro víctimas inocentes”.

La misma fuente condenaba asimismo “el asesinato de varios militares franceses de origen magrebí en la misma ciudad hace unos días atrás, y a todo tipo de crímenes de odio contra personas inocentes por cualquier motivo”.

Tras solidarizarse con las familias de las víctimas y confiar en la rápida actuación de la Justicia francesa “contra este grave acto criminal”, el Consejo Islámico del País Vasco apelaba a “los gobiernos de los estados de la Unión Europea, a la sociedad civil, a la élite científica y académica, y a los medios de comunicación europeos, a sumar esfuerzos y luchar seriamente contra las
ideologías y el discurso del odio y la exclusión, que amenazan la seguridad y la estabilidad en nuestros países”.

Completamente de acuerdo con el Consejo Islámico Vasco salvo por el detalle de que “esas ideologías, ese discurso de odio y exclusión que amenazan la seguridad y la estabilidad en nuestros países” encuentran en el libro del Corán su principal sustento intelectual y su principal abrevadero criminal.

La llamada ultraderecha francesa no atenta en ese país desde hace décadas. En cambio la ideología mahometana no para de provocar víctimas inocentes en todo el mundo.

Por desgracia, muchos estadistas masónicos europeos, la izquierda y los antisistemas, bien por ignorancia o mala fe, están decididos a que el Islam ocupe el mismo papel desestabilizador que el cristianismo primigenio en la época del Imperio de Roma. Con una diferencia capital: el Cristianismo primigenio arrolló con su cultura del amor, del perdón y de la concordia, y el Islam nos puede arrollar a todos con su cultura del odio y de la muerte. Y sin que esta sociedad occidental, enferma moralmente y víctima de la pandemia del miedo, sea capaz de hacerle frente. En Francia ya saben por propia experiencia cuáles vienen a ser los resultados.

Los musulmanes de Francia dicen estar “ofendidos”

Por su parte, el presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán, Mohammed Moussaoui, declaró el miércoles que las matanzas de Toulouse y Montauban están “en contradicción total con los fundamentos” del Islam.

“Los musulmanes de Francia están ofendidos por esta reivindicación de pertenencia a esta religión” por el sospechoso de las matanzas, declaró Moussaoui, antes de reunirse con el jefe de Estado, Nicolas Sarkozy, junto con el presidente del Consejo Representativo de las instituciones judías de Francia, Richard Prasquier.

A su llegada al palacio presidencial, los dos representantes de los musulmanes y los judíos de Francia rechazaron al unísono toda “amalgama” entre el islam y el islamismo que reivindica el sospechoso.

“Nuestra venida juntos” demuestra “una cosa capital: está absolutamente excluido hacer la amalgama entre ese personaje y el medio islamista yihadista, alqaidista que él representa y el islam de Francia, que es una religión como todas las otras religiones”, dijo Prasquier.

“Entre los enemigos de ese hombre, están justamente los musulmanes de Francia”, agregó. “Dicho esto, hay que evitar toda actitud complaciente respecto a esos medios que representan verdaderamente un peligro para nuestra República”, estimó Prasquier.