Un matrimonio joven viviendo en la calle.

Juan María de Andrés.- Parece una broma, pero no lo es: en 2025, en uno de los países más desarrollados de Europa, tener una vivienda digna se ha convertido en un privilegio. Ya no hablamos solo de comprar un piso, sino simplemente de poder alquilar sin dejarse medio sueldo (o más) en el intento.

El drama de la vivienda en España no es nuevo, pero lejos de mejorar, se está haciendo cada vez más insostenible. ¿Por qué? Vamos por partes.

¿Qué está pasando con los precios?

Si vives en una gran ciudad como Madrid, Barcelona, Málaga o incluso en zonas turísticas más pequeñas, seguro lo has notado: los precios están por las nubes. Comprar un piso es casi ciencia ficción para muchas personas. Y alquilar tampoco se queda atrás. De hecho, según los últimos datos oficiales, el precio de la vivienda ha subido un 7,5% en el último año, mientras que los sueldos apenas crecen.

Eso significa que, en muchos casos, necesitas más de 8 años de salario completo (sin gastar en nada más) solo para poder comprar una casa. Y si hablamos de alquiler, hay zonas donde se paga más por un piso de 60m² que por una hipoteca de lujo.

Alquilar: cada vez más caro, cada vez más precario

Alquilar se ha vuelto una trampa. Los precios suben, los contratos duran poco, y muchas veces los propietarios ponen condiciones imposibles: nóminas altas, avales, meses por adelantado… Y eso si logras quedarte con un piso antes de que otro lo reserve.

La proliferación de pisos turísticos también ha afectado mucho. Muchos propietarios prefieren alquilar por días a turistas y sacar más dinero, dejando menos viviendas disponibles para quienes quieren vivir en la ciudad de forma estable.

Los jóvenes: atrapados sin salida

España es el país donde los jóvenes tardan más en emanciparse. Y no es por gusto. La mayoría no puede permitirse pagar un alquiler, mucho menos comprar. Tener un contrato indefinido y un sueldo digno parece casi un requisito para entrar al mercado de la vivienda… y eso, en el contexto laboral actual, no es precisamente común.

La consecuencia es clara: miles de jóvenes siguen viviendo con sus padres pasados los 30, no por falta de ganas, sino por falta de oportunidades reales.

Gentrificación: cuando tu barrio ya no es tuyo

Muchos barrios que antes eran accesibles y con vida local están cambiando a pasos agigantados. Reformas de lujo, cafés con precios imposibles y un aluvión de turistas están expulsando a los vecinos de toda la vida. Lo hemos visto en Lavapiés, en el Raval, en el centro de Valencia… Se llama gentrificación, y detrás hay una lógica muy clara: donde antes vivía gente normal, ahora solo pueden quedarse quienes tienen mucho dinero.

Y entre tanto, ¿qué hace el gobierno? Se han aprobado leyes, como la famosa Ley de Vivienda, que busca regular precios del alquiler en zonas tensionadas y obligar a grandes propietarios a ofrecer vivienda social. Pero en la práctica, la aplicación ha sido desigual y lenta.

La cuestión de fondo es que el parque de vivienda pública en España sigue siendo ridículamente bajo: menos del 2% del total. Para que te hagas una idea, en países como Austria o Países Bajos supera el 15%.

Al final, hablamos de algo muy simple: vivir con dignidad. Tener un techo estable y asequible es un derecho básico, no un lujo para unos pocos. Mientras no lo entendamos así —y mientras no se tomen decisiones valientes—, el drama de la vivienda seguirá marcando la vida de millones de personas en España.