La crisis de la vivienda en España amenaza con enquistarse. Aunque la construcción ha ganado ritmo en los últimos meses, sigue muy lejos de cubrir el déficit acumulado de más de 450.000 viviendas, mientras la población crece en más de medio millón de personas en sólo un año. El resultado: precios en niveles cercanos a los máximos de 2007 y previsiones de nuevas subidas.

Los principales bancos manejan en sus modelos internos que el precio de la vivienda aumentará entre un 8,4% y un 13% entre este año y 2026. El Banco Sabadell es el más pesimista para el comprador: prevé un alza del 7,7% en 2025 y del 5,3% en 2026, cifras superiores a las que calculaba hace apenas seis meses.

“Sigue habiendo un notable desequilibrio entre oferta y demanda y no se ve que eso vaya a cambiar. Hay que sacar a la vivienda del populismo y del debate estéril”, ha advertido Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, en unas declaraciones respaldadas por Héctor Grisi, su homólogo en Banco Santander.

CaixaBank prevé un incremento acumulado del 8,9% hasta 2026. En BBVA estiman un alza del 8,44% en los dos próximos años, mientras el Santander no facilita previsiones oficiales. El Banco de España ya alerta de que la vivienda está sobrevalorada hasta un 8,5%, un desequilibrio creciente respecto a su cálculo de hace medio año.

A pesar del encarecimiento, el mercado no se enfría: entre enero y junio se registraron 357.533 compraventas, el mayor volumen en casi 20 años, según el INE. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) pronostica que el déficit de casas se prolongará al menos hasta 2037.

Como termómetro del recalentamiento, el Banco de España señala que el crédito bancario al sector de la construcción y actividades inmobiliarias crece ya a un ritmo del 1% anual, el mayor avance desde 2009, justo después del estallido de la crisis financiera.