Inmersos en plena pandemia, buena parte del mundo parece haberse olvidado de lo dañado que se encuentra el planeta y de lo mucho que debería ser hecho para paliar al menos mínimamente el daño que se le ha causado durante décadas.

De hecho, el coronavirus ensombreció todo lo que una joven activista sueca, de nombre Greta Thunberg había logrado y, no fue sino hasta finales de septiembre que las protestas se reactivaron, aunque de manera simbólica y respetando todas las medidas de seguridad.

Su preocupación por el cambio climático le ha servido a Greta para ser galardonada con varios premios. El último de ellos, que recibió en julio de este mismo año y dotado con un millón de euros que donó a través de su fundación a distintos proyectos que combaten la crisis climática, fue el Gulbenkian Prize for Humanity.

Sin duda, su huella en el planeta no será la misma que la de tantos otros mortales. Pues pese a su corta edad, ha hecho mucho más por el planeta que muchos otros con mejor posición y más recursos. La conciencia en estos casos juega, sin duda, un papel importe.

En cualquier caso, y dejando a un lado el activismo, lo cierto es que cada vez son más los gobiernos que se suman a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, con los que se pretende erradicar la pobreza, fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia, todo ello sin olvidarse de la importancia de las personas y, por supuesto, el planeta.

Lo que obliga a tomar medidas, en algunos casos laxas, pero en otros más drásticas. Entre ellas se encuentra, por ejemplo, potenciar el uso de energías renovables en todos los ámbitos, así como reducir la emisión de gases de efecto de invernadero, algo en lo que influye notablemente los medios de transporte.

Sin embargo, y “pese a que los coches eléctricos e híbridos llevan años en el mercado, lo cierto es que en España no parecen terminar de cuajar, representando un minúsculo porcentaje del parque móvil. Por contra, los combustibles alternativos han tenido gran aceptación, el GLP, utilizado por más de 9 millones de europeos en la actualidad es el que gana por goleada” comentan desde Racar Automoción, especialistas en la transformación de motores de gasolina a este combustible alternativo.

Y es que, aquellos que se decanten por realizar la transformación de su motor de gasolina a Gas Licuado de Petróleo obtendrán innumerables ventajas entre las que se encuentran un ahorro de hasta el 50%, la duplicación de la autonomía, una mayor duración del motor y una significativa reducción en la emisión de gases contaminantes. Así que, si tienes un motor gasolina y quieres hacer algo por el planeta, transfórmalo a GLP.