La historia de Julia Hawkins, la anciana de 103 años que bate récords mundiales
Julia Hawkins era una anciana de 101 años aficionada a la bicicleta de montaña cuando le fue detectado un problema que le impedía seguir practicando este deporte. Fue entonces cuando decidió aparcar las dos ruedas y comenzar a correr, una práctica que no era dañina para su frágil cuerpo. Madre, abuela y bisabuela, Hawkins tiene ahora 103 años y es bicampeona de los 50 y 100 metros lisos en la categoría senior en los Juegos Nacionales de Estados Unidos, batiendo, incluso, el récord mundial: corrió los 100 metros lisos en 39,62 segundos y los 50 en 19,07.
Quizá fue su vida la que la acostumbró a seguir hacia delante sin detenerse. Nunca lo tuvo fácil. Su matrimonio se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando se casó con su marido por vía telefónico durante el conflicto. Se quedó viuda hace pocos años. Y aunque su familia es de tradición deportiva, nadie imaginaba lo que ha acabado logrando la matriarca, todo un icono del atletismo estadounidense y mundial.
Su apodo lo dice todo: «Hurricane», huracán en español. Porque no hay quien pare a Hawkins, quien en 2017 logró su primer título, cuando consiguió un doblete en el campeonato de Louisiana. Más recientemente, la semana pasada, reeditó el bicampeonato de veteranos en Albuquerque. Pero la cosa no se queda ahí. Este éxito, inalcanzable para la mayoría de los mortales, no terminó de satisfacer a la campeona: «Estoy encantada de haber rendido tan bien, pero no llegué a mis marcas. No sé si es porque ya soy mayor o quizá me pudo el ambiente», dijo en el programa ‘Good Morning America’.
Fue en este mismo espacio donde «Hurricane» desveló algunos de los secretos de su estado de forma: «Mantenerse ocupada. No dejar de moverse. No hago ningún ejercicio en particular. Solía hacerlo, pero creo que ya no lo necesito». Su tiempo libre, tal y como asegura, lo dedica a la lectura y a su huerto: «Tengo treinta arbustos de bosái, algunos tienen 40 0 50 años». Nada de rutinas agotadoras ni de entrenamientos exigentes. «Me gustaría más que me llamaran la Señora de las Flores que la Señora Huracán», dijo a ‘The New York Times’.
Hawkins está viviendo su enésima juventud. Sobre las pistas de atletismo es la gran dominadora en su categoría y su éxito le ha servido para no ponerse metas para el futuro, si bien es consciente de su realidad: «Nunca se sabe qué puede pasar.
Cuando tienes 103 años, todos los días son un milagro». Hace tres años un problema en su cuerpo la llevó a las pistas, las mismas de las que se ha adueñado y no piensa abandonar, convirtiéndose en todo un ejemplo: «Espero inspirar a los jóvenes a que sean sanos, que se den cuenta que aún se pueden hacer cosas a esta edad».
¡¡¡Bravo, Bravo, Bravo campeona Julia Hawkins!!!
¡Qué envidia! Una demostración de la fuerza de voluntad latente en la raza blanca, no importando la adversidad, siempre logra salir hacia delante. Otras razas no tienen lo mismo, salvo los japoneses quizá.
Usted en la vida ha visto competiciones de personas de tercera edad…que sabrá!!!
En el contexto de subversión total de valores los niños quieren ser adultos y los adultos niños. En el límite, se quiere que los ancianos centenarios se comporten como niños. Cada edad es un estado y cada estado tiene sus exigencias. Esta mujer no tiene dignidad. Pero no se da cuenta. Ni tampoco los que la aplauden. Es excelente llegar a los 103 años con buena salud, nadie lo duda. Pero ponerse una camiseta junior y arrastrarse durante cincuenta segundos en público es un despropósito. A cualquiera de nuestros abuelos le hubiese parecido ridículo. Con razón.
Sólo puedo darle la enhorabuena Mrs. Hawkins, por la vitalidad y energía que derrocha a sus 103 primaveras. Ya quisieran muchos ninis de 20 años, gandules, holgazanes, vagos, cimarrones, okupas y demás fauna indolente hacer la cuarta parte que usted. Me quito el cráneo y que Dios le dé muchos años más de vida y energía.