Durante la cumbre del G20 en Hamburgo, decenas de miles de “antifascistas” adictos al Sistema procedentes de toda Europa sembraron el caos en la ciudad para exigir mayores dosis de Sistema. Los disturbios y los daños materiales fueron muy graves, y los políticos exigen ahora responsabilidades.

En Suiza, el diputado Christian Wasserfall se pregunta cómo es posible que el gobierno suizo financie a grupos antifascistas -más concretamente, la Reitschule (Berna), el principal centro de reclutamiento antifa en el país helvético-, a pesar del carácter violento y terrorista de su activismo.

Aargauerzeitung: “Cuando en Suiza los derechistas organizan un concierto, la gente se escandaliza. En el ojo izquierdo, sin embargo, no sólo somos ciegos en este país, financiamos ese extremismo de izquierda desde el propio Estado. En la Reitschule de Berna, financiada por la ciudad, se ha adoctrinado a estas cuadrillas violentas”.

La sede antifascista en la ciudad de Berna recibe 380.000 francos anuales del ayuntamiento para cubrir los costes de alquiler, electricidad y agua. Recientemente, exhibieron en su tejado un mensaje animando a “disparar” a los miembros de la cumbre del G20 (junto a un Kaláshnikov, por si no quedaban claras sus intenciones). Frente a la pasividad del ayuntamiento, el movimiento patriota suizo SVP ha interpuesto una denuncia contra este centro de adoctrinación terrorista.

La Reitschule no es un caso aislado. En Copenhage (Dinamarca), la Folkets Hus (“Casa del Pueblo”), la sede “antifascista” en el país escandinavo, también es financiada con dinero público.

“Shoot G20” (“Dispara al G20”) – mensaje terrorista exhibido en el tejado del centro “antifascista” en Berna.

En Alemania la financiación de grupos “antifascistas” alcanza un nuevo nivel. El programa gubernamental ¡Vive la Democracia! Activos contra la extrema derecha, la violencia y la misantropía (Demokratie leben! Aktiv gegen Rechtsextremismus, Gewalt und Menschenfeindlichkeit) destinaba hasta el año pasado 50 millones de euros a grupos “antifascistas”, ONG y asociaciones “antirracistas” (antiblancas). En 2017, los dos principales partidos políticos en Alemania (CDU, SPD) acordaron doblar el presupuesto hasta los 100 millones.

El ejemplo más escandaloso lo encontramos en Múnich: en 2011, Christian Jung, presidente de blu e. V., destapó la financiación con dinero público de toda la red “antifascista” activa en la ciudad. La sede en Múnich la encontramos en Eine Welt Haus (Una Casa del Mundo). El edificio en que está ubicado fue renovado con 3,7 millones de euros procedentes de las arcas públicas. Dichos grupos “reciben dinero en mano”, según revela Christian Jung. El Kafe Marat, por ejemplo, recibe anualmente 40.000 euros del Ayuntamiento de Múnich.

Los grupos “antifascistas” funcionan como tropas de asalto del Sistema; son grupos violentos que actúan donde la ley se lo impide al establishment. El objetivo de estas formaciones no es alcanzar el poder político, sino perseguir y reprimir a la disidencia real, y exigir el avance de la agenda política del Sistema.

En Hamburgo, los “antifascistas” se manifestaron para “acabar con el capitalismo”. En realidad, tan sólo participaron en un gran ejercicio de entrenamiento patrocinado por el propio Sistema. Ambos bandos, policías y “antifascistas”, comparten el mismo proveedor. Del mismo modo que la OTAN o cualquier nación organiza grandes ejercicios militares de entrenamiento todos los años para mantener a punto el ejército, el Sistema saca sus tropas de asalto “antifascistas” a las calles en las cumbres del G20.

Sede “antifascista” en Copenhagen.

A la manifestación también acudieron infinidad de ONG y asociaciones financiadas con dinero público. Entre ellas Sea-Watch, una ONG financiada parcialmente por Soros que “rescata” nigerianos frente a la costa libia, en coordinación con las mafias.

Resumiendo: grupos “antifascistas”, ONG y asociaciones “antirracistas” -financiadas por el Sistema- procedentes de numerosos países europeos la lían parda en Hamburgo porque la agenda política del Sistema no avanza lo suficientemente rápido. Los disturbios provocan graves daños materiales, hiriendo además a cerca de 500 policías. A pesar de todo, la prensa se niega a señalar con el dedo a los grupos “antifascistas”, y algunos líderes políticos no dudan en culpar a la propia policía por los disturbios.

Los “antifascistas” cuentan por tanto con el dinero del Sistema, el amparo de la prensa y el apoyo de la clase política. Algunos sostienen que es por incompetencia, pero eso no explica por qué el Sistema es tan competente reprimiendo los movimientos nacionalistas. Si uno es incompetente, lo es en ambos sentidos, y no siempre en la misma dirección.

Fuente: Daily Stormer