El sistema educativo español no funciona. La crisis moral del sistema de enseñanza lleva años cebándose en los jóvenes. El drama sigue siendo la persistencia de nuestros legisladores en seguir errando una y otra vez en el diagnóstico. Ocurre lo mismo con todas esas pandemias sociales que nos acechan sin descanso. Mientras los legisladores no acepten que todas sus normas educativas y sociales serán insuficientes sin un esfuerzo adicional a nivel humanístico, los problemas no harán sino ensancharse cada día más.

¿Es casualidad que, pese a las reiteradas normas sociales que se aprueban en nombre de una sociedad pretendidamente progresista y avanzada, la subsistencia moral esté cada día más alejada de todos los centros de poder? ¿Es casualidad o no que la aprobación de esas medidas coincida con las intolerables cifras de adicción juvenil a las drogas, de violencia social, de maltratos domésticos, de absentismo laboral, de precocidad abortista, de patologías asesinas, de precariedad laboral y económica y de un largo etcétera?

Gran parte del problema, por no decir todo el problema, se debe a que los políticos, los jueces, los educadores, los legisladores…se dedican a cumplir exclusivamente con su trabajo por pura inercia, sin apenas vocación, y por supuesto, sin eso que en los tiempos que corren puede sonar a fruslería: una cosmovisión que empieza y acaba más allá, mucho más allá, de los estrechos márgenes que nos imponen esos hombres que se mueven única y exclusivamente por ambiciones espurias y sed de poder.

Como verán, este tipo de cosas tan frecuentes en nuestro modelo social, que refuerzan el antagonismo entre nuestras preferencias auténticas y las que el sistema elige en nuestro nombre, ha sido en cierta forma el detonante para que muchos padres de familia responsables prefieran matricular a sus hijos en una escuela privada que en una pública. ¿Puede acaso dudar algún padre responsable de que propuestas como esa de la Educación de la Ciudadanía, lo que de verdad pretenden es que nuestros hijos vivan conforme a las pautas consumistas, a los hábitos morales y a las preferencias existenciales que ellos han elegido en nuestro nombre? De ahí a tener a Belén Esteban como icono social de referencia sólo hay un paso.