José Bretón, acusado de asesinar a sus hijos Ruth y José, es custodiado por dos polícias durante el juicio

Como el capitán francés de origen judío Alfred Dreyfus, acusado en 1894 de un delito de espionaje que no había cometido, lo que valió para contentar a las masas y a la prensa, la Justicia española acusó a un hombre de acabar supuestamente con la vida de sus dos hijos. Como únicas pruebas en su contra, un par de conjeturas. Por lo demás, nada de nada.

La base inculpatoria fueron las supuestas contradicciones de José Bretón al denunciar la desaparición de sus dos hijos, de dos y seis años, cuando se hallaban con él en un parque de la capital cordobesa.

En la España de la ideología de género no resulta creíble que el aturdimiento de un padre que acaba de perder a sus dos hijos le lleve a tal estado de ‘shock’ que pueda llegar a contradecirse en la explicación de unos hechos difusos incluso hasta para la propia Policía. Las crónicas silenciaron el papel jugado por las feministas de Córdoba, quienes ya desde el primer día señalaron con el dedo inquisidor a José Bretón…sólo por hallarse en proceso de separación. ¿Cuántos hombres españoles se separan cada día en las peores condiciones sin que sientan el deseo revanchista de acabar con la vida de sus propios hijos?

La cuestión es que José Bretón lleva ya años preso sin que exista un sólo indicio sólido de su presunta culpabilidad. Varios elementos claves quedan en el aire en el caso Bretón. El acusado estuvo ilocalizable el 8 de octubre de 2011 entre las 13.48 y las 17.49. Se trata de la franja exacta en la que afirma que desaparecieron sus hijos de seis y dos años. Su móvil dejó de registrar conexión de datos justo después de llamar a su entonces mujer Ruth Ortiz, que no le contestó. Según el GPS del teléfono, en ese momento se encontraba en la urbanización de Las Quemadas. La siguiente señal que emite el aparato ubicó al acusado a las 17.50 en una zona alejada de la casa de su hermana. Se dirigía al parque Cruz Conde de Córdoba, donde dijo haber visto a los niños por última vez. Una media hora después, notificó la desaparición al 112.

Los inspectores de comunicaciones de la Policía Nacional que analizaron el móvil de Bretón reconocieron que no fueron sido capaces de averiguar dónde se encontraba el acusado en dicho intervalo. Los técnicos consideran que el padre de los niños desaparecidos pudo estar fuera del domicilio de su hermana poco antes del suceso, aunque no ha podido precisar con certeza si realmente lo hizo y hacia dónde se dirigió. El centenar de pruebas que se han realizado para tratar de constatarlo se realizaron de forma estática. Por lo tanto, los resultados obtenidos omiten cualquier posibilidad que incluya desplazamientos. Es imposible precisar si Bretón abandonó o no la vivienda. Este es un dato fundamental, puesto que la acusación y la Fiscalía mantuveron que en ese momento Bretón pudo ir hasta la finca para preparar el crimen.

Tampoco hay pruebas de que los huesos encontrados en la finca de Las Quemadillas pertenecieran a Ruth y José. La última posibilidad de hallar el material genético en los restos se ha esfumado. Las piezas estaban cubiertas por gérmenes y el mal estado en el que se encuentran ha imposibilitado esta tarea, según apuntaba el segundo informe elaborado por el paleontólogo especialista en dentición José María Bermúdez de Castro. Los expertos ni siquiera se pusieron de acuerdo a la hora de contabilizarlos. Bermúdez de Castro anota 13 piezas, mientras que Francisco Etxeberria, el forense que identificó los fragmentos óseos como humanos, distingue y detalla con pruebas fotográficas 15 dientes. “Estas tres vértebras no son de roedores, tienen morfología humana. (…) Me atrevo incluso a decir que no son vértebras de un adulto”, recoge el parte de éste último. La hipótesis no ha podido probarse, aunque el abogado defensor de Bretón tampoco aportó datos que la rebatan.

A la vista de los hechos, acaso se necesite que otro Emite Zola entone el ‘Yo acuso’ ante tanto despropósito feminista, tanta vejación a los varones españoles y tanta ineficiencia política y policial.

Jose Bretón estará un máximo de 25 años en prisión

La Audiencia de Córdoba ha fijado en 25 años de prisión el límite de cumplimiento de condena de José Bretón Gómez dado que el penado ha sido condenado por tres delitos, dos de los cuales tienen señalada pena de hasta 20 años de prisión.

En el auto se recoge que, según el artículo 76 del Código Penal, el tiempo máximo de reclusión que puede cumplir un penado que ha sido condenado por dos o más delitos es de 25 años de prisión.

Por este motivo, los magistrados señalan en el auto que se practique nueva liquidación de condena (sobre la fecha de 12 de septiembre de 2014, día en que se legalizó su situación de penado).