Por Enrique de Diego.- El PP va a desaparecer. Es ya –desde hace tiempo- un proceso irreversible. No desaparecerá como la UCD sino que su final será más traumático –infinitamente más- pues buena parte de los actuales dirigentes irán a la cárcel y haber militado en el PP, y aún más haber tenido cualquier tipo de cargo orgánico o electo será un estigma social, que hará difícil encontrar trabajo o salir a la calle.

Aunque no sirve de nada en esta vieja nación, de donde han desaparecido el mérito bajo la tiranía de la mediocridad y la adulación, antes de las elecciones europeas ya dije, el primero, que el futuro del PP era simple y llanamente la extinción y que todos sus cargos iban a ir a la cárcel o al paro. Ya está en las encuestas como tercera fuerza y seguirá bajando, porque es una mafia que debe ser erradicada, cuyo único objetivo ha sido y es el enriquecimiento de sus dirigentes y la colocación de sus familiares y amigos, a costa de los laboriosos.

El PP accedió al poder, con el corruptor Aznar, porque venía a luchar contra la corrupción del felipismo y la ha superado con creces. En el PP no queda ni uno honrado. Los que eran honrados hace tiempo que fueron marginados o expulsados de ese partido. El PP se presentó como un partido limpio. Ahora sabemos que era una más de sus groseras mentiras y que desde hace décadas funcionaba una caja B de comisiones a través de la cual sus dirigentes cobraban sobres en negro –Rajoy en una caja de puros habanos- y sobresueldos, de los que no informaban, de forma que, al tiempo, se presentaban como éticos y austeros.

Han hundido las cajas, han estafado a los ancianos, han robado en todas y cada una de las instituciones con pulsión púnica, han disparados las dietas, se han dado la vida padre, han trincado incluso de la visita del Papa, se han dado la vida padre con comilonas y orgías, todo y siempre a cargo de la depredación del contribuyente. No han tomado ni toman ninguna medida contra los corruptos porque todos son corruptos e incluso, como en la cloaca del PP de Madrid, unos y otros tienen dosieres para chantajearse. Han mostrado los peperos un destacado patriotismo suizo.

Al igual que el PSOE dio a luz un personaje inane como Zapatero, la exuberante mediocridad del PP ha dado un personaje insustancial como Rajoy, que ha incumplido todas sus promesas y compromisos y que es un permanente ausente, en su fatua y flatulenta prepotencia, rodeado de aduladores petulantes. No deja de ser un bochorno añadido que el miedo escénico de los lacayos a perder sus prebendas postule como sustituta a la mindundi de Soraya Saénz de Santamaría, cuya primera medida fue colocar a su esposo en el pudridero bien pagado de Telefónica.

Es bueno que desaparezca el PP. Pero todo el daño que han hecho, todo el sufrimiento infringido a un pueblo que les dio una mayoría absoluta abrumadora se va a volver contra ellos. Debe volverse contra ellos y se volverá. Ha de cesar de una vez por todas la broma macabra de la impunidad de los corruptos y han de ingresar en la cárcel con juicios rápidos. Los Blesa y los Rato ensucian nuestras calles. Con ellos deben ir a la trena no pocos fiscales y jueces que han mirado para otra parte. Si Podemos –por donde se está canalizando el desencanto- cediera lo más mínimo en la lucha contra los corruptos, la ira popular les erradicaría a ellos. No sólo han arruinado a la nación, también se han reído de los que estafaban.

El PP no va a desaparecer como la UCD, que fue un desastre sin paliativos y montó este régimen depredador con ese desastre de las autonomías. Su final va a ser tremendo, entre luchas cainitas de una crueldad que la imaginación no alcanza, porque se van a consumir en su propia culpabilidad cuando creían que el chollo era para siempre. Les dijeron que era para siempre y van a concitar el desprecio general hacia los corruptos prepotentes.

Todos y cada uno deben ser juzgados. Hay que echarlos de la Administración, a cuantos han colocado, a sus amigos y familiares.

Su descrédito va a alcanzar irremisiblemente a esa patulea de lacayos que se presentan travestidos de periodistas y que no hacen otra cosa que mentir y repetir el argumentario. Que cada palo, aguante su vela. Y estos han ido demasiado tiempo con el cirio detrás de la procesión de los corruptos. Esa profilaxis social es absolutamente necesaria. Habrá que detectar a los camaleones y someterlos a la vergüenza pública.

Homenaje a los heroicos miembros de Regeneración

Y ¿quién sustituirá al PP? Porque haber pertenecido al PP va a inhabilitar para la vida pública y esa es la lección, por ejemplo, de Vox, llena de gente bienintencionada cuya condición de escisión del PP resulta un lastre completo, porque mientras les fue bien en y dentro de ese partido estuvieron convenientemente callados.

Quiero rendir homenaje desde aquí, porque se lo merecen, a todos los miembros de la Plataforma de las Clases Medias y Regeneración, que fueron heroicos pioneros de la lucha contra la casta y que, sin medios, sin apoyos, con el silencio mediático, dieron esa lucha, abriendo camino, por pura y estricta dignidad, por patriotismo. Siempre por dignidad, como todos destacaron y destacan nadando siempre contra corriente. Todavía tienen mucho que decir en el futuro y allí estaré yo con ellos. Sé que se les –se nos- hará justicia.

 Esperanza Aguirre, finiquitada

Como adelanté, Esperanza Aguirre, la madre nutricia de todas las corrupciones, la reina de las cloacas, está finiquitada. Ni tan siquiera, como pretendía, será candidata a la alcaldía de Madrid. Lo adelanté. Ya lo dicen los lacayos con mejor acceso a Génova y Moncloa, esos a los que ahora no les llega el agua al cuello. Esperanza Aguirre siempre fue un bluff, un personaje patético.

¿Terminará Losantos en la cárcel?

Lacayo entre los lacayos, cuya bajeza moral es muy superior a su bajeza física, Losantos va a desaparecer por el sumidero. Es más que probable que termine en la cárcel. Sus gestiones, con  Acebes junto con Alberto Recarte, para financiarse de la caja B del PP o incluso para pedir que el PP moviera a sus empresarios –amigos y corruptos- es un caso que entra dentro (presuntamente) del tráfico de influencias y del blanqueo de dinero. Recarte va a ir para adelante, seguro, pero es que Recarte no hacía más que lo que le ordenaba Losantos, para depredar cajas y cualquier presupuesto que estuviera a mano. Este bufón trincón ha entendido el periodismo como una forma alternativa a la prostitución, como una permanente corrupción moral. Con la que le está cayendo a este infame, todavía, hace pocos días, cobraba 37.000 euros del Ayuntamiento de Gijón por ir a entrevista a su alcaldesa, de Foro de Asturias, y hacerle la ola. Losantos carece de cualquier escrúpulo moral, como demostró cuando se atrevió a ofender a las víctimas y a la verdad –lo que a él le importa una higa- inventándose groseras mentiras, estrictas alucinaciones de neurótico paranoico, sobre la terrible masacre islamista del 11-M, materia en la que se le siguieron unos pocos descerebrados llenos de complejos, porque su menguada audiencia se cuenta entre la gentuza con menos dignidad y espíritu crítico de la nación.

Leganés: La conexión Losantos, Esperanza Aguirre y Francisco Granados

Hoy, los peperos viven en el miedo escénico, en la angustia hacia el futuro, y eso se lo reconozco a Pablo Iglesias y a Podemos, con los que no tengo afinidad alguna, y cuyo discurso –en cuanto diagnóstico- es una copia del mío –ahí está mi libro “Casta parasitaria”, que abrió la brecha por donde otros han entrado. Hoy los fatuos peperos tiemblan, con motivo. En cada autonomía, en cada ayuntamiento, ahora ya conspiran, siempre como cobardes, sin dar la cara, contra el inane, contra el estúpido Rajoy.

Un caso menor pero paradigmático ejemplifica ese cruce de intereses que se está viniendo abajo a la carrera. Me refiero a Leganés, donde el alcalde, Jesús Gómez Ruiz es un hombre de Losantos impuesto por Esperanza Aguire (no vivía ni tenía nada que ver con Leganés) y un firme apoyo del encarcelado Francisco Granados. Ni tan siquiera irá en la lista. La lucha cainita empezará por las mismas listas en un sálvese quien pueda en la que brillarán las navajas cabriteras con una crueldad que va a ser todo un espectáculo.