La falacia de la “superioridad moral de la izquierda”: “como mis intenciones son buenas, tú callas y te pones de rodillas”
Julio Bronchal Cambra (Psicólogo forense) / Especial para AD.- “La ideología: eso es lo que da a la maldad su anhelada justificación y al malhechor la necesaria firmeza y determinación”.
Esta sentencia de Aleksandr Solzhenitsyn en Archipiélago Gulag es la clave para entender las mayores catástrofes del siglo XX. Los peores crímenes no los cometen quienes se creen malvados, sino aquellos convencidos de su propia e inmaculada rectitud. Sobre esta premisa se levanta la demolición de uno de losbmitos más peligrosos de la modernidad: la falacia de la superioridad moral de la izquierda.
Esta pretensión, que se arroga El monopolio de la compasión y la justicia, no es una simple arrogancia, sino un error filosófico de consecuencias letales. Ha servido como licencia para la tiranía y el asesinato en masa a una escala sin precedentes.
El núcleo de esta falacia reside en una perversión lógica fundamental: la
santificación de las intenciones por encima de los resultados: al situar su virtud en anhelos abstractos —acabar con la pobreza, lograr la igualdad, salvar el planeta— en lugar de en sus consecuencias concretas, la izquierda construye una fortaleza ideológica inmune a la evidencia. Cada fracaso, cada hambruna, cada purga, no invalida la pureza de la intención original. Al contrario, se racionaliza como prueba de que la utopía fue saboteada por enemigos o que los sacrificios eran necesarios. Así, un programa político se transforma en un dogma cuasi religioso, donde la sangre derramada solo sirve para regar la flor venenosa de la auto-congratulación moral.
Este modo de pensamiento se atrinchera en lo que se conoce como la “falacia de la
rectitud”: si mis intenciones son buenas, mis métodos no pueden ser criticados y mis resultados están garantizados. El silogismo es tan simple como perverso: “Deseo el bien; mi propuesta busca el bien; por lo tanto, mi propuesta es correcta y funcionará”.Julio Bronchal Cambra psicólogo forense.Esta fusión de la intención con la verdad objetiva anula el razonamiento y demoniza el disenso. Si la propia posición está santificada por las buenas intenciones, cualquier oposición no puede ser un desacuerdo intelectual, sino una manifestación de maldad o traición.
El oponente deja de ser un adversario y se convierte en un enemigo del bien, la
encarnación del mal, contra el cual “está justificado cualquier procedimiento”. De aquí emana un doble rasero sistémico, como señaló Milton Friedman: “Uno de los grandes errores es juzgar las políticas y los programas por sus intenciones en lugar de por sus resultados”.
A la izquierda se la valora por sus nobles deseos, mientras que a la derecha se la juzga implacablemente por sus hechos. Esta asimetría es peligrosa, pues crea un
sistema de irresponsabilidad moral. La izquierda recibe una exoneración perpetua por sus fracasos, sin importar cuánta pobreza real generen sus acciones, porque “quería ayudar”.
Si las intenciones fueran suficientes, el siglo XX habría sido un paraíso. En cambio, fue un infierno pavimentado por ellas. La historia actúa como implacable forense del socialismo. La promesa bolchevique de “Paz, Tierra y Pan” inauguró un régimen que, junto a su vástago maoísta, causó la muerte de hasta 100 millones de personas.
En Camboya, la utopía agraria de los Jemeres Rojos y su lema “debemos romper con el pasado” condujeron al genocidio de 1.7 millones de personas, el 21% de la población, en menos de cuatro años.
En Cuba, las promesas de justicia social de Fidel Castro se tradujeron en una dictadura totalitaria que durante más de seis décadas ha aplastado cualquier disidencia. Y en Venezuela, el “socialismo del siglo XXI” de Chávez provocó el peor colapso económico de un país en tiempos de paz, con una caída del PIB del 80% y el éxodo de más de siete millones de ciudadanos.
El patrón es ineludible y no es accidental. Como demostró Friedrich Hayek, el socialismo, en cualquiera de sus versiones, la planificación centralizada conduce lógicamente al totalitarismo. Al destruir los precios de mercado,bla planificación se vuelve económicamente irracional, generando escasez y colapso.
Los planificadores, investidos de su superioridad moral, no pueden admitir el error de la teoría. Por tanto, el fracaso se atribuye a “saboteadores” y “enemigos del pueblo”, justificando así el terror de Estado. La Cheka, Siberia, los Killing Fields no son desviaciones del socialismo; son sus instrumentos lógicos y necesarios.Julio Bronchal Cambra psicólogo forense. La persistencia de esta ideología, a pesar y frente a la evidencia catastrófica no es un mero error intelectual; se arraiga en patologías psicológicas y satisfacción disfuncional de necesidades humanas. El economista Thomas Sowell lo diagnosticó como “la visión de los ungidos”: una élite que se considera poseedora de una sabiduría y compasión superiores, con la misión de rediseñar la sociedad. Esta visión no busca ser probada, sino que ofrece una “gracia especial” que sitúa a sus creyentes “en un plano moralbmás elevado”. Es la manifestación moderna de lo que Nietzsche llamó la “moral de esclavos” nacida del ressentiment: una moralidad inventada por los envidiosos que declaran “malvadas” las cualidades de los exitosos y exaltan la debilidad como “bondad”.
Hoy, esta falacia se perpetúa a través de la hegemonía cultural en la educación.
Generaciones enteras han sido 0adoctrinadas en una visión socialdemócrata que presenta el progresismo como un bien axiomático. Su expresión actual, la ideología “woke”, opera como un sistema de moralidad absolutista que reduce a los individuos a sus identidadesbde grupo (raza, género) y establece una jerarquía moral rígida: los “oprimidos” son virtuosos, los “privilegiados” son culpables. Esto anula el pensamiento crítico basado en hechos y resultados, exigiendo conformidad ideológica bajo amenaza de cancelación.
Lamentablemente, el pensamiento conservador ha claudicado, aceptando el Marco moral de la izquierda. En lugar de desafiar las premisas, ha limitado su crítica a la eficiencia, aceptando el papel de mero gestor tecnocrático. Esta “derechita cobarde” ha cedido el terreno moral, refugiándose en guerras culturales reactivas en lugar de articular una visión moral propia y contundente.
La única manera de hacer progresar el pensamiento racional y científico es
arremeter contra esta falacia de base. El triunfo de Javier Milei en Argentina es
paradigmático. Su éxito no provino de ofrecer un estatismo más eficiente, sino de un ataque frontal a la legitimidad moral del socialismo, calificándolo como una “basura”, un “cáncer” o un “virus mental” que corroe a las sociedades.Julio Bronchal Cambra psicólogo forense. Milei comprendió que la batalla no es técnica, sino moral, y se negó a jugar en el campo de la izquierda. El veredicto de la historia es concluyente. Una ideología con un legado de más de 100 millones de cadáveres ha perdido irrevocablemente cualquier derecho a reclamar una posición moral elevada.
La verdadera moralidad no reside en intenciones, sino en resultados; no en la
arrogancia, sino en la prudencia; no en la auto-congratulación, sino en la responsabilidad.
El deber de nuestro tiempo es ejercer una vigilancia implacable sobre nuestras libertades imperfectas pero reales, y reconocer al demagogo, hoy alvautoproclamado progresista, que una vez más, viene armado con supuestas “buenas intenciones” y un plan perfecto como al enemigo más peligroso de la humanidad











El pensamiento marxista-socialista-comunista, es estructuralmente y comparado a las religiones abrahámicas de manera estructural, una nueva religión sin Dios. Es lo que le salió al pobre Marx – digo lo de pobre porque ya aún con vida ya lo fueron tergiversando, claro, esto no quita tampoco que la mayoría de sus postulados estuviesen equivocados -, Marx de origen judío y religión luterana, su familia se convirtió al luteranismo, cosa que hicieron muchos judíos en Alemania y CentroEuropa en el s. XIX. Entonces, esta religión marxista, que no ideología, tiene sus dogmas inmutables, como cualquier religión. Los dogmas inmutables producen una… Leer más »
Los de la izquierda, al menos sus cabecillas, son anticristianos, anticatólicos, y no tienen problema alguno en engañar. Luego muchos se dejan engañar, por lo de siempre, por intereses; también por falta de vigilancia y hacer una lectura de los acontecimientos sólo por lo inmediato y visible, y no por su trasfondo, y por ver a dónde se dirigen. Lo más importante para entender cómo va el mundo es encaminarse uno hacia el bien de verdad; enseguida se nota la dificultad, cuando se antepone el bien a los intereses, según la Voluntad de Dios. Si uno antepone al bien y… Leer más »
¿ Qué es eso de la “derechita cobarde” ? Si es cobarde, no es derecha.
Es como lo del célebre “puedo prometer y prometo”., Y no, no es por ahí.: Hay que jurar. Porque tal como están las cosas sólo cabe un juramento, un compromiso sagrado, que se tiene que cumplir o morir en el intento.
Por lealtad a España. Por honor..
La izquierda y ultraizquierda nunca va a jurar nada por el odio que le tiene a todo lo cristiano y si remotamente jura lo hara con el rintintin del por imperativo legal jamas lo va a cumplir y lo hara falsamente
Lealtad tiene la misma que verguenza o sea un cero
Honor solo tienen honor para ver quien roba mas
En los tiempos actuales nadie es politico por vocacion son politicos por la facilidad y aforamiento para meter mano al dinero publico
Su ganancia económica no consiste sólo en llevarse directtamente el dinero, sino que también ganan al hacer daño y cumplir los planes de sus cabecillas, por eso que muchas veces gastan dinero en hacer daño, o abren empresas que sólo se mantienen con las subvenciones que reciben, por el daño que hacen.
Es que quiero pensar que todavía quedan españoles, incluso creo que los hay.
Porque un español es todo eso que desde siempre los ha acompañado : Honor Lealtad, Valor y Fe.
Obvio que no me refiero a los que están en esas jzuierdas que citas,
Vaya Don Julio,,,,, Que sorpresa encontrarle por aqui,,,,,,, Cuanto ha llovido desde aquel dia que estuvimos con tu madre en el parque de atracciones del agua en Benidorm, .creo que por el año 2000,,,,,,,,……. Menuda batalla contra el mal, ¿eh?. ¿Quien nos iba a decir entonces que vendrían juzgados ‘solo contra hombres, por ser dominadores históricos sobre la mujer’, es decir, erigidos sobre la violación del primer derecho humano (ONU, 1948).? ¿O que habría leyes que fijarían que debe ser el denunciado el que debe demostrar su inocencia (Creo que fue por el 2017, leyes sobre denuncias por discriminación laboral… Leer más »