España ha acrecentado a ritmo de récord histórico la sima de la deuda pública, que continúa sin freno. Desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asumió el cargo por primera vez, hace ya casi ocho años, el agujero de las finanzas públicas ha crecido de forma exponencial y en paralelo con el gasto público, a pesar de que desde el Ejecutivo se presentan estas cifras como un éxito por la reducción porcentual acumulada, aunque ni siquiera en este caso pueden defender esa posición.

¿Y por qué? Porque la realidad es que la deuda continúa creciendo sin que se ponga límite al gasto de las Administraciones, cuyo saldo de deuda, según el Protocolo de Déficit Excesivo (PDE), ha alcanzado el récord histórico, casi 1,668 billones, y repuntado hasta al 103,5% del PIB en el primer trimestre, 1,7 puntos por encima del cierre de 2024 –aunque la ratio de deuda está 2,8 puntos por debajo de la registrada en el mismo periodo de 2024 (106,3%)–, muy lejos del objetivo para este ejercicio por el Ejecutivo establecido en el Plan Presupuestario remitido a Bruselas, del 101,7% para el cierre de 2025 y a años luz de la previsión de llegar al 98,4% en 2027, al 90,6% en 2031 y al 76,8% en 2041. Una senda descendente a lo largo de los próximos años que no pone fecha a lograr el objetivo señalado por la Unión Europea, de reducir la deuda por debajo del 60% del PIB.

En términos nominales tampoco llegan buenas noticias. En el último año, la deuda ha crecido un 3,3%, es decir, en 52.786 millones de euros respecto al primer trimestre de 2025 y, solo en lo que va de año, el repunte ha sido de 46.931 millones de euros, casi un 3% más. El principal culpable de este endeudamiento ha vuelto a ser el Estado, del que es directamente responsable el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha agrandado el agujero financiero de la Administración Central hasta los 1,533 billones de euros –al sumar el endeudamiento propiamente del Estado y de todas sus unidades contabilizadas–.

Únicamente el Estado ha sumado a los números rojos 59.000 millones, desde los 1,459 millones de marzo de 2024 hasta los 1,518 millones actuales, un crecimiento de casi el 4%. Un cifra conjunta que representa el 95,1% del PIB, frente al 97,2% del primer trimestre de 2024 y el 93,6% del último trimestre de ese año.

Este agujero es insondable si se toman los datos a nivel global. Desde junio de 2018, cuando Sánchez llegó a la Moncloa, el endeudamiento del Estado se ha incrementado en 485.000 millones, lo que arroja un media anual entre los siete ejercicios completos de casi 70.000 millones anuales. Esto significa que la deuda ha crecido en 5.773 millones al mes; 1.332 millones a la semana y 190 millones al día. Si las cuentas se hacen con los 48 millones de habitantes del país, a cada uno le corresponde asumir una deuda por encima de los 10.000 euros.

Por su parte, el saldo de deuda de las Administraciones de Seguridad Social se situó en 126.174 millones, un 7,8% del PIB, con un crecimiento interanual del 8,6% por culpa de los préstamos concedidos por el Estado para cubrir la insostenibilidad de las cuentas del sistema de pensiones. La deuda de las comunidades autónomas creció hasta los 338.000 millones, un 21% del PIB (+ 2,8%), mientras que la deuda de las corporaciones locales se situó en 23.000 millones , un 1,4% del PIB y 1,3% menos.

La Razón