No soportan el auge de la tauromaquia
El arte de la buena muerte, la mas alta acción de respeto hacia un animal al que sacrificar. Muerte de gloria y altío. Raza y luna en el porte del toro que lo refleja el maestro en su baile recogido.
No pueden soportar el espectacular repunte de la tauromaquia en toda España, ni las catorce tardes de “no hay billetes” en la feria de San Isidro, ni la presencia de cada vez más jóvenes en los tendidos, ni la vuelta de los toros a comunidades donde la mafia zurda los había proscrito, ni que los toreros vuelvan a ser los héroes del pueblo.
No soportan el auge de las escuelas taurinas, de las ganaderías bravas, que en las plazas se grite “Pedro Sánchez, hijo de puta” o que Telemadrid haya registrado sus mejores datos en audiencia coincidiendo con el ciclo isidril.
Las campañas de los antitaurinos han surtido el efecto contrario al deseado por ellos, hasta el punto de que la tauromaquia vuelve a ser un fenómeno de masas ayudada, justo es reconocerlo, por la eclosión de un fenómeno de los ruedos al que ya muchos consideran el mejor de la historia, Morante de la Puebla.
La tauromaquia es de las pocas tradiciones que ha sobrevivido al globalismo. De ahí el odio que despierta entre la izquierda disfrazada de animalista. Impotente ante el empuje de la Fiesta Nacional, ahora recurren a métodos violentos, lo que no hará sino convertirse en vivero de nuevos taurinos y dejar más en evidencia su infinita intolerancia y su odio a la libertad.