Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha pronunciado públicamente en numerosas ocasiones en favor del feminismo que defiende el Ejecutivo. Sin embargo, sus declaraciones chocan con el trato que han recibido durante los últimos años las prostitutas que trabajan en los clubes de alterne de su propia familia. El Debate ha desvelado que la Policía Nacional desarticuló uno de ellos donde vivía secuestrada una mujer de nacionalidad rumana y también que el tío de la esposa del presidente fue condenado por lucrarse de 11 meretrices sin papeles que no estaban dadas de alta en la Seguridad Social.

Desde que Sánchez llegó a la Moncloa, es habitual ver a su esposa en la primera línea de las marchas del 8-M, día de la mujer. En la que tuvo lugar en 2020, que fue una de las más llamativas de los últimos años como consecuencia de que posteriormente se supo que fue un foco masivo de contagios del coronavirus, Begoña Gómez posó junto a la entonces vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia y Relaciones con las Cortes, Carmen Calvo, en la cabecera de la manifestación junto a otras dirigentes del PSOE. Ese día, las cámaras de los medios de comunicación captaron cómo la mujer del presidente «gritó, bailó y se divirtió». De hecho, ese día sostuvo una pancarta con el lema «Mujeres iguales, mujeres libres» y coreó consignas como «Feminismo pa’lante, machismo pa’trás».

Durante la celebración, la exdirectora de la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), imputada por cuatro delitos, declaró a la prensa los motivos por lo que acudió al evento, que tuvo, como cada año, gran difusión por parte del Gobierno. «Soy feminista porque es sinónimo de igualdad, de superación. Porque nos permite avanzar socialmente sin pisar a nadie. Porque todos y todas ganamos. Por las generaciones futuras. Por las que ya no están y nos abrieron el camino. Se lo dedico a mi madre, María, de Valderas, León». En cambio, estas declaraciones contradicen el trato que reciben las mujeres que trabajan en negocios de su propia familia.

El Debate ha destapado que su tío, Francisco Enrique Gómez Serrano, un empresario del sector del ocio nocturno que hizo una gran fortuna gracias a prostíbulos y saunas gays durante la década de los ochenta, noventa y dos mil en varias ciudades españolas, hermano de Sabiniano, su padre, recientemente fallecido, fue condenado a pagar una multa de 66.000 euros por lucrarse de un grupo conformado por 11 prostitutas sin papeles a las que tenía trabajando en Kilómetro Ochenta, un club de alterne de su propiedad ubicado en Ituero y Lama (Segovia), sin papeles y, por lo tanto, sin contrato y sin estar dadas de alta en la Seguridad Social. El tío de la mujer de Sánchez alegó ante Inspección de Trabajo que se trataba de clientas, no de trabajadoras sexuales, pero su versión fue desestimada y tuvo que abonar la sanción económica.

De la misma manera, este periódico también ha publicado que la Policía Nacional, concretamente la Brigada Central Contra la Trata de Seres Humanos, desarticuló hace varios años una banda dedicada a la explotación sexual de mujeres que había cedido a una de las prostitutas que controlaban al establecimiento de la familia de la esposa del jefe del Ejecutivo. Tras ser liberada, declaró que estaba secuestrada y que era obligada a mantener relaciones sexuales bajo amenazas de muerte. El caso, que llegó al Tribunal Supremo, acabó con una condena de tres años de prisión para el encargado del prostíbulo, subordinado de Francisco Enrique.

El Debate