El votante español está muy cansado de este gobierno, el Partido Popular se nutrirá del extinto Ciudadanos, de votantes con cerebro del partido socialista y de muchos desencantados de Vox. Este partido será uno de los principales damnificados por el voto útil.

Aquello de llenar recintos y tener que salir a pedir disculpas a la gente que se quedaba en la calle ya terminó, a pesar de lo cual el partido verde tiene un alto grado de fidelidad de sus votantes. Estos son curiosamente los que no conocen las tripas de la organización. Son personas que desconocen la dinámica interna y con ánimo de ayudar se acercaron al partido. Claro que después de ver el amiguismo, el enchufismo y el compadreo, muchos han salido huyendo. Al menos los decentes.

Como suele ocurrir en Vox Málaga: chanchullo, compadreo y amiguismo. En este caso es público que fue una jugada del antiguo presidente, el señor Lara, un gol a Bambú; un perfil, el de Patricia Rueda, que no gustó y que se tuvieron que tragar.

Su principal aval: una gestión económica nefasta en el museo del automóvil y su relación con la Cope a través de su marido.

Después de ver lo que ha pasado en Málaga; es decir, la adjudicación directa de asientos y cargos entre el núcleo de amigos que conforman la gestora, tengo que decir que no solo no me sorprende, sino que es lo que tenía claro que sucedería. Lo de los “españoles primero” y lo de “venir a servir y no a servirse” son hijos de la misma mentira.

Es prioritario, estemos de vacaciones o haga 50 grados a la sombra, desalojar al traidor de la Moncloa, si queremos un futuro, no ya para nosotros, sino para nuestros nietos. Apoyar a un buen gestor y un gobierno con experiencia en la gestión de lo público, aunque no sean los más valientes del mundo ni se vayan a complicar la vida con leyes que puedan ser controvertidas.

Con el PP nunca sabremos que había en el móvil de Sánchez, las ONGs continuarán mamando de la teta y Marruecos seguirá enviando inseguridad y delincuencia a este país, pero es lo único que nos queda, la herramienta más eficaz, para echar a Sánchez.

Para mí, que con la edad me veo cada día más a la derecha, y a pesar de que Vox perderá muchos asientos en el Parlamento, no veo a la sociedad española preparada aún para un partido identitario por más necesario que sea.

De dónde saldrían esos políticos honrados que considerarán el honor de servir como el mejor pago posible.

España sigue siendo la España del Lazarillo de Tormes, un país de picaresca y de pícaros. Los dirigentes de Vox son el mejor ejemplo.