Stalin: socialismo sin mayúscula
Hilel Resnizky.- Si el socialismo es poner a disposición del ser humano, sin tomar en cuenta su origen, todas las condiciones para su desarrollo óptimo mediante la educación y todos los recursos médicos para salvar su vida y su salud, yo soy socialista. Si socialismo es suponer que una administración publica y social puede tener éxito, así como lo tuvo la administración socialdemócrata en Israel desde el año l930 hasta 1977, soy socialista.
Las líneas que siguen, se refieren más que a una tesis socialista a una idealización socialista. Al terminar la Segunda Guerra Mundial había en el ámbito de la metafísica dos concepciones claras: la existencia de Dios como Ser Trascendente era sólo una hipótesis improbable. La existencia de Satán estaba demostrada como lo comprobaban sus templos, designados erróneamente ”Campos de concentración”.
Como si la existencia de campos de exterminio cumpliese alguna función racional y no fuese una expresión más del Culto a la Muerte instaurado por el nazismo en contradicción con los intereses reales- de la nación alemana.
En un golpe maestro el Mal había llevado a los hombres a actuar como asesinos suicidas. La URSS había actuado en una actitud ambigua. El mismo Estado que había encarcelado y ejecutado a la mayoría de su elite política y militar, el que había pactado con los nazis, invadido a los países bálticos y había dividido a Polonia con los malditos, es el que se enfrentaba ahora con el Mal. En un golpe insólito del destino histórico, el Mal se enfrentaba con el Bien, representado por el Ejercito Rojo y por el pueblo soviético en Leningrado y Stalingrado. La línea del frente soviético era la misma que dividía al destinojudío entre la supervivencia y la lucha, y el genocidio.
Las investigaciones del padre Dsebois lo demuestran. También a fines de la Segunda Guerra el ser humano mantenía su sed de sueños.
El sueño es una prerrogativa inalienable del hombre. Si alguien a los l5 años no tiene sueños, no es un adolescente. Es un inválido. Cuanto más trágica y tétrica la realidad más claros son los sueños. ”Zol zain az ij vel tzu main tzil nischt derlanguen, zol zain az main schif vet nischt kumen zum breg, es guein nischt in dem ij zol hobn dergangen, es gueit nor in guein oif a zuniken veg” (Aunque no llegue a mi meta, aunque mi nave no llegue a la costa, no se trata de conseguir, se trata de transitar por un sendero luminoso”.
Al terminar la Segunda Guerra los sueños hablan de una sociedad mejor, en la cual la URSS tendrá un papel principal. Muchos sabemos del pasado inmediato, las purgas de los disidentes, el asesinato de Trotsky en México, pero una especie de auto ilusión llevó a parte del movimiento socialista a una identificación casi absoluta con el comunismo soviético.
Hacia 1948 hay también un cambio insólito en la actitud soviética hacia el sionismo. Desde l913 Stalin (en la foto) negaba a los judíos su derecho a definirse como pueblo. En la década de los ’30 habían creado la Zona Autónoma Judía de Birobidyán, como alternativa al sionismo en Palestina
En el discurso de Gromyko, el embajador soviético a la ONU, hay un cambio fundamental. Pese a que, en principio, los soviéticos prefieren un Estado binacional (la solución actual de la derecha israelí) ante la hostilidad entre ambas poblaciones, Gromiko (=Stalin), en su discurso ante la Asamblea de la ONU apoya el Plan de Partición que creados Estados nacionales. Así dice Gromyko: ”El hecho de que ningún Estado europeo occidental fue capaz de asegurar los elementales derechos del pueblo judío y salvaguardarlos de la violencia de los ejecutivos fascistas, explica las aspiraciones judías de establecer su propio Estado. Sería injusto no tener esto en consideración y negar el derecho del pueblo judío a realizar esa aspiración”.
La URSS, Ucrania y Rusia Blanca, Checoslovaquia y Polonia con influencia soviética están entre los 33 Estados, más de los dos tercios necesarios en la Asamblea de la ONU, que aseguran la aprobación del Plan de Partición. Los últimos tres votos que faltaban para asegurar los dos tercios fueron los de Haití, Liberia y Filipinas. (Para los desmemoriados: 1) El Plan estipulaba la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe. 2) El liderazgo árabe palestino y los Estados árabes rechazaron el Plan de Partición consecuentes al principio de que ”los árabes no pierden nunca la oportunidad de perder la oportunidad”).
El discurso ”sionista” de Gromyko no fue publicado en la URSS, pero tampoco fueron publicados artículos anti sionistas. El apoyo soviético no se limitó a la diplomacia. En la Guerra de Liberación, Israel consiguió armas de Checoslovaquia, que empezaba a entrar en la esfera de influencia soviética. A la aprobación del Plan de Partición siguió una especie de ”guerra civil” entre los judíos y los árabes. Cuando los ingleses comenzaron el l4 de mayo de l948 su retirada de Palestina, los países árabes limítrofes invadieron el territorio para ”echar a los judíos al mar”, en lo que suponían sería una marcha de triunfo.
Es interesante mencionar dos excepciones a lo que era la concepción de ”judsnrein” (limpia de judíos) paralela a los nazis. Los comunistas árabes palestinos apoyaron el Plan de Partición. Meir Vilner, que en su juventud fue con su primo Aba Kovner miembro del Hashomer Hatzair, era en l948 representante del partido Comunista Palestino en Moetzet Haam (Consejo del Pueblo), la autoridad máxima de los judíos en Palestina, y firmó la Declaración de la Independencia. El rey Abdalla de Transjordania deseaba integrar una autonomía judía en el Estado árabe que esperaba crear. La URSS fue la primer potencia en reconocer a Israel ”de jure”, el l7 de mayo de l948, tres días después de la Declaración de la Independencia, a diferencia de Estados Unidos, que la reconoció ”de facto”.
El apoyo soviético tuvo otra expresión. Los israelíes tenían pocas armas, a diferencia de los países árabes con sus ejércitos regulares. Las armas llegaron desde Checoslovaquia. Entre junio de l947 y fines de octubre de l949, la Agencia Judía adquirió armas en Checoslovaquia, parte de
las mismas, armas alemanas capturadas por los checos y otras, fabricadas en la República en base a diseño alemán. Una de las primeras compras fue la de 34 ametralladoras, 4.500 rifles y 50 millones de municiones (el 14 de enero de l948.). En total 34.500 rifles, 5.515 ametralladoras y centenares de miles de municiones. No solamente fusiles checos sino también aviones de combate alemanes, Messerschmidts, con el beneplácito soviético. El suministro de aviones comenzó el 20 de mayo de 1948 desde el aeródromo checo de Zatec. Checoslovaquia entrenó 81 pilotos y 69 especialistas aéreos de superficie. Una brigada de 1300 hombres y mujeres fueron entrenados en suelo checo entre el 20 de agosto y el 14 de noviembre de l948. Estas armas y adiestramiento fueron una carta de triunfo para el nuevo Estado judío. Seria ilógico atribuir a los soviets un vuelco al sionismo. Lo que Stalin y sus camaradas captaron era que la Guerra de la Independencia de Israel se libraba entre el nuevo Estado y las ex colonias franco-británicas en franca decadencia.
A pocos años de la Guerra del ’48, en los países limítrofes, solo en Jordania seguía en pie el régimen anterior, la dinastía Hachemita. En Irak, Egipto y el Líbano había nuevos regímenes, interesados en una apertura a los soviéticos. Los nuevos regímenes adoptaron ideologías socia-listas. Más que nada, adoptaron el autoritarismo.
Los soviets tenían motivos para suponer que en el nuevo Estado, las tendencias socialistas tenían cartas de triunfo: la fuerza de la Histadrut, (CGT), la existencia de los kibutzim. En diciembre de l953 la URSS fue el primer Estado que presentó credenciales diplomáticas en Jerusalén al presidente de Israel. La actitud heroica del pueblo ruso en la lucha contra los nazis y el cambio del liderazgo soviético en relación al sionismo influyeron en el movimiento sionista y reforzaron las tendencias de izquierda socialista sionista.
También en Israel. El Kibutz Meujad se divide, no por divergencias internas, sino por la orientación hacia la URSS. La Izquierda Socialista Israelí (Mapam, Hakibutz Hameujad) está fuera de los primeros gobiernos electos. Son arte del Gobierno Provisional que rige al Estado en los primeros meses pero no más tarde. A partir de l949, la orientación a la URSS es la línea divisoria de las aguas. La escisión del movimiento obrero israelí y la consiguiente exclusión de la izquierda es un hecho hasta que el estalinismo demuestra su identidad antisemita, comenzando con la liquidación de la intelectualidad judía.
En la segunda mitad de la década de los ’50 el anti sionismo se transforma en antisemitismo; sólo en l954, con los juicios de Praga, la izquierda sionista toma conciencia del antisemitismo estalinista. La enemistad soviética a Israel tuvo que ver con la identificación del país con Occidente y se manifestó en el régimen al incrementar la Guerra Fría. Pero la desilusión de los soviets con respecto al Estado judío que suponían sería un aliado pero se identificaba con Occidente es una explicación, pero no la única ni la más importante.
Para entender la política soviética hay que admitir un hecho que teóricamente es inadmisible: el antisemitismo de Stalin. En una entrevista concedida a la agencia noticiosa judía, Stalin condena el antisemitismo común resabio del canibalismo y lo explica como un medio de desviar a los obreros de la lucha con sus verdaderos enemigos. La entrevista fue publicada posteriormente en las obras completas de Stalin. Dos hijos de Stalin, Svetlana y Yakov, se casaron con judíos. Hablar de antisemitismo al estilo hitleriano sería incorrecto, pero no hay explicación lógica a la conducta de Stalin a partir de l948. Durante la Segunda Guerra Mundial, Stalin fomentó la fraternización entre los aliados a Estados Unidos y la URSS. Con el comienzo de la Guerra Fría, la amistad ruso americana se transformó en una especie de traición. Los judíos se hicieron altamente sospechosos.
En 1948 el actor Shlomo Mijoels fue víctima de un oportuno accidente de tránsito. Mijoels había sido director del Teatro Idish de Moscú y presidente del Comité Antifascista. Lo que siguió fue una campaña muy bien organizada destinada a eliminar la intelectualidad judía. Durante el período soviético, las autoridades habían alentado la actividad intelectual y artística en idish, en contraposición a la actividad en hebreo, que habiía sido calificada de reaccionaria.
El 12 de agosto de l952 fueron asesinados trece escritores judíos, entre ellos David Berguelson, Peretz Markisch e Izik Fefer. Los judíos soviéticos se hicieron sospechosos de traición. Muchos no fueron admitidos en las universidades ni empleados en ciertas profesiones.
En 1953 Stalin lanzó una nueva acusación. Más de una decena de médicos soviéticos, la mayoría judíos, se habían complotado para a asesinar al liderazgo.
Alguien supone que ”el complot” era un prolegómeno a la deportación masiva de los judíos a Siberia. Para suerte de los judíos y demás habitantes de la URSS, el sol de los pueblos murió el 5 de marzo de l953. ”El complot de los médicos” desapareció de la agenda soviética. No sabemos exactamente que se escondía detrás de la política estalinista. Un antisemitismo ancestral opuesto a todo marxismo o sencillamente, la adopción de la concepción que él ya conocía y había explicado que el antisemitismo es una forma fácil de desviar el descontento popular sin poner en peligro a las autoridades.
El antisemitismo fue una pauta personal de Stalin y no una línea gubernamental. Dejamos alguna constancia del antisemitismo estalinista. Hay quien defiende al dictador afirmando su contribución a la construcción del ”socialismo en un país”.
La verdad es que el terror estalinista construyó un socialismo perecedero, con certificado de defunción que le fue otorgado con el derrumbe del régimen en el año l993.
La experiencia soviética se reveló negativa. El terror estalinista da una nueva visión de la violencia de Lenin. Hay quien justifica con la ”violencia revolucionaria” la ejecución de toda la familia del zar, incluidos muchachas y niños.
El asesinato de inocentes no tiene justificación en ningún caso. El antisemitismo adquirió entonces dimensiones insospechadas. En Babi Yar los nazis mataron casi 32.000 judíos de Kiev. Los soviets no ocultan el homicidio, solamente anulan la identidad judía de las víctimas.