Ayer, un grupo de fascistas autodenominados antifascistas, intentó sabotear a Isabel Díaz Ayuso en una universidad pública, o lo que es lo mismo, pagada con los impuestos de todos, y en cuya cúpula se han ido acomodando en el transcurso de los años la basura podemita, para muestra: errejones, iglesias y alguna de sus genuflexivas ex compañeras de edredoning.

Es decir de aquellas tierras, estos purines.

Sin entrar en el atuendo cutre y desaliñado de la rejilla, y sin valorar la ausencia absoluta de belleza facial, lo de ir a recoger un título marcando pezón queda como lo que son: gente sin clase ni compostura, a los que les han lavado durante años el cerebro y que a buen seguro situarían Santander al lado de Oporto.

Lo de pasar de curso con todas las asignaturas pendientes tiene como resultado que la materia gris vive un barbecho constante en este país, y lo más preocupante de todo es que esta purria vota y ya sabemos a quién vota.

Me gustaría explicarle a la futura periodista que, desde los planes de estabilización de 1959, España fue el país que más creció de todo el mundo, solo por detrás de Japón; que gracias al esfuerzo de aquellos a los que gratuitamente llama fascistas, tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, o al menos lo teníamos hasta hace unos años. También decirle que la deuda pública es un invento de la democracia, ya que este país no debía ni un solo duro al exterior

Así pues, comparando lo que ella llama fascismo con la teocracia de izquierdas que vivimos en este país, sobran hijos de puta y faltan muchos “fascistas”.

*Ex coordinador de Vox en el municipio malagueño de Mijas