¿Qué más hay que soportar para certificar el gran fracaso del multiculturalismo progre?
VB.- El mayor error de los progres, sobre todo de los de izquierda, es haber convertido Europa en un caos permitiendo la inmigración de indeseables y de gente que llegaba con hostilidad y sin ánimo de integrarse. La mayoría de ellos se han unido en barrios donde rigen sus leyes, violan las leyes locales y se estimula el odio al país que les acoge y a su cultura.
La Europa que están construyendo a la sombre del fracasado multiculturalismo es un desastre peligroso y en efervescencia, que un día va a estallar y a regar las ciudades de sangre.
Europa necesita inmigrantes, pero cada día es más evidente que los que entren tienen que hacerlo con garantías, legalmente, dispuestos a cooperar en la grandeza de la nación de acogida.
Países como España, donde el PSOE y Podemos han propiciado la llegada en masa de tipos sin control alguno, se están suicidando y se dirigen hacia situaciones dramáticas como las que se viven ya en países como Francia, Gran Bretaña, Suecia y otros.
La integración de los inmigrantes musulmanes ha fallado. La primera ministra de Sucia ya lo reconoce: “Tenemos sociedades paralelas”. Los barrios musulmanes crecen en toda Europa y en algunos no se atreve a entrar la policía. El multiculturalismo es una de las grandes estafas de los progres.
En los barrios musulmanes rigen las costumbres y leyes islámicas: las mujeres no trabajan y apenas salen. Se casan con maridos que les buscan sus familiares. Las terrazas están llenas de hombres. No se consume alcohol, ni se come cerdo. Hay mezquitas y si alguna iglesia católica o protestante subsiste, es obligada a cerrar. Las viviendas se devalúan, la vida se degrada, la igualdad perece, la justicia es islamista y los blancos locales son humillados y obligados a huir.
Los gobiernos, culpables de ese desastre, en lugar de corregir el error y rectificar la sucia política de la acogida indiscriminada, con ayudas preferentes a los que llegan, incluso si son delincuentes, guardan un silencio cobarde y permiten que la situación siga deteriorándose, quizás con la miserable esperanza de que los invasores les voten.
Los expertos advierten del peligro cada día, pero nadie les hace caso y las izquierdas, alienadas y traidoras, siguen predicando el multiculturalismo y las maravillas de la convivencia entre razas y culturas, a pesar de que es evidente de que no hay mezcla, ni comunicación entre una y otra. Se crean sociedades paralelas dominadas por el odio y el deseo de conquista.
En España, donde lo absurdo y lo imbécil es comida diaria, las izquierdas gobernantes quieren imponer que toda promoción de viviendas, incluso las de lujo, reserven un espacio para pobres e inmigrantes. Es una política ruinosa y esperpéntica basada, en teoría, en la convivencia multicultural y multiclasista, pero en la práctica es un desastre en todos los lugares del mundo donde se ha probado ese cóctel diabólico.