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JD.- Málaga esta orgullosa de Gregorio Sánchez, a quien todos conocimos por su seudónimo Chiquito de la Calzada, y ha pensado que ahora que se cumple el 89 aniversario de su nacimiento y más de tres años de su muerte ha llegado el momento de homenajearlo con una ruta oficial, por los rincones de la ciudad ligados a él y hasta un Chiquito-semáforo que emita algunas de sus famosas frases como: ¡Jarl!, ¡quietor! o ¡pecador!. Nosotros también lo queremos.

La moción que recoge este proyecto para recordar la vida y obra de Chiquito ha sido aprobada por unanimidad en la comisión municipal de Cultura. Sin discrepancias, todos los grupos municipales (Adelante Málaga, PP, Ciudadanos y PSOE) se pusieron de acuerdo para “honrar la memoria” de este ciudadano ilustre, señalando los lugares de vida de Chiquito con una placa, a la que se incorporaría un código QR. Bastará que el paseante lo escanee para que pueda escuchar una entrevista al humorista o, lo que es mejor, un chiste o alguna de sus frases.

La ruta propuesta marca un itinerario que va desde la casa donde nació, en Calzada de la Trinidad, 23 (de ahí lo de Chiquito de la Calzada), a su última vivienda en el barrio pesquero de Huelin. No se olvidarán del Café de Chinitas, donde era un habitual, la Peña flamenca Juan Breva, donde está la Medalla de Oro que la ciudad le otorgó, y el parque que ya lleva su nombre, donde se colocará la estatua de bronce de dos metros que ha realizado el escultor Ramón Chaparro.

El recuerdo de Chiquito de la Calzada sigue muy presente en la ciudad de Málaga, a la que el cómico se sentía muy ligado, y desde su fallecimiento han surgido formas muy curiosas de homenajearle, desde varios graffitis en la barriada de Lagunillas, acompañados de sus inolvidables frases, a la propuesta del restaurante Palocortado donde han instalado un sistema de reproducción automática de sus chistes, para el disfrute de turistas y clientes locales.

Pero lo más significativo de esta propuesta sería, sin duda, la instalación de un semáforo en las inmediaciones de su última vivienda que reproduciría sus siluetas y emitiría sus peculiares sonidos. Sin duda se convertiría en uno de los lugares más visitados y fotografiados de la ciudad.

¡Qué grande era Chiquito!