Entrevista al teniente general Pérez Alamán sobre el accidente aéreo del YAK 42: “Se entregaron a las familias féretros sellados con restos humanos mal identificados”
El entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, en su visita al lugar del siniestro del Yak-42 en Turquía.Agustín Fariña.- El 26 de mayo del 2003, 62 soldados españoles fallecieron en un trágico accidente aéreo cuando regresaban a España, tras y meses de misión humanitaria de paz en Afganistán y Kirguistán. Junto a ellos pereció toda la tripulación, 12 personas de origen ucraniano, y otra de Bielorrusia. Este accidente aéreo fue la peor tragedia del Ejército español en toda su historia en tiempo de paz. La conmoción en España fue tal, que el funeral de Estado en Torrejón de Ardoz, dos días después del siniestro, con la presencia de los reyes y el príncipe de Asturias, y retransmitido en directo por las cadenas de televisión de ámbito nacional, se convirtió en el espacio más visto de la tarde desde hacía varios años.
El vuelo 4230 de UM, se estrelló en el Monte Pilav, muy cerca del aeropuerto de Trebisonda (Turquía).
Para conocer más detalles de este terrible suceso, hemos entrevistado al teniente general retirado, Emilio Pérez Alamán. Fue una de las personas más importantes a las que le tocó vivir la tragedia de cerca. Por extrañas circunstancias, le prohibieron terminantemente acudir al lugar donde se estrelló el aparato, lo que, pasados ya 18 años, sigue dejándonos muchas sospechas. Pérez Alamán estaba al mando de la emblemática Division Mecanizada “Brunete”, en Burgos, en la que estaban destinados la mayoría de los integrantes del desdichado vuelo.
– ¿Qué ocurrió aquel fatídico día del 26 de mayo del 2003?
En el Yak 42 regresaban 62 de lo componentes que habían terminado la misión en Afganistán. Llegando a Turquia, el avión tenía que repostar y por error humano o mecánico, se estrelló en unos montes próximos al aeropuerto de Trebisonda.
– ¿Quién era por aquél entonces el ministro de Defensa, y cuáles fueron las primeras órdenes que dio tras el fatídico accidente?
El ministro de Defensa era Federico Trillo. En la mañana del 27 se desplazó a Trebisonda con una comisión del Ministerio. Por orden del Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) me incorporé a Torrejón urgentemente para ir en esa comisión, pero el ministro no me dejó viajar ni ser testigo de la zona del accidente donde aún había restos del siniestro.
– Imagino que las primeras horas tras lo ocurrido fueron muy duras para usted. Sobre todo cuando pierdes a tantos compañeros a la vez. ¿Cuál era el sentimiento humano que le invadió entonces? ¿Qué se le llegó a pasar por la cabeza?
En los primeros momentos mi preocupación fue atender a las familias y a los compañeros del Regimiento de Ingenieros al que pertenecían. Denegado el viaje a Turquia por el ministro, regresé a Burgos y las siguientes 24 horas las dediqué a visitar una a una a todas las familias de los fallecidos. También a atender a los medios locales y tomar contacto con las autoridades burgalesas.
– ¿Realizó usted algún tipo de informe sobre lo ocurrido, o se lo llegó a ordenar algún superior directamente?
Aunque los ingenieros de aquella rotación en Afganistán eran de la División, una vez finalizada la fase de preparación pasaban a depender del Mando de la Misión Por lo tanto, desde la fase de concentración, con las otras unidades hasta su repliegue, no había dependencia de la División. Por ello no tuve que elaborar ningún informe ni se me pidió por parte de la superioridad.
– ¿Qué se hicieron con los restos de los cadáveres y hasta donde fueron trasladados?
Del trágico accidente se ha escrito y especulado mucho. La División no tenía información por las razones expuestas en la respuesta anterior, pero sobre el tratamiento dado a los restos de los fallecidos, sobre todo por las prisas en pasar pagina de lo sucedido y la falta de una atención digna a las familias, fueron los dos extremos en los que la División se mostró siempre discrepante con las decisiones superiores. En un principio, desplazaron un equipo de médicos a Turquía para identificar los cadáveres en horas, cometido imposible pero que se llevó a cabo por presiones del Ministerio, como se demostró posteriormente.
Después, los restos mal identificados se transportaron a Madrid en féretros sellados y se entregaron a las familias asegurando que correspondían a su familiar.
– ¿Cómo de dura fue la investigación para esclarecer a quién pertenecía los restos humanos?
Con el tiempo y tras las denuncias de los familiares, se pudo saber que la identificación inicial tenía grandes fallos y dio lugar a juicio, con condenas que en mi opinión no alcanzaron a todos los responsables y dejaron una huella de humillación indigna para los fallecidos, sus familias y por supuesto para los compañeros que pedíamos un reconocimiento honorable para los caídos en acto de servicio.
– Debió ser muy traumático a la hora de la llegada de los familiares. ¿Cómo vivió todo aquello y cuál fue el sentir general de las familias?
La noticia supuso un zarpazo para la División y las familias, pero el sentimiento fue unánime en toda España. En nuestro caso, especialmente en Burgos, donde la Brunete era una parte importante de la ciudad.
El dolor compartido, de forma similar por todos, se manifestó de forma diferente según el temperamento de cada uno. Vi llorar a soldados muy curtidos, familias muy resignadas y otras desesperadas que no admitían lo sucedido o buscaban responsabilidades por encima de todo. Ya puedes suponer, lo que supuso la visita de consuelo a todos y cada uno de los familiares.
– Quiero preguntarle algo de lo que estoy muy seguro que, a pesar del tiempo transcurrido, muchos se preguntan aún hoy. ¿Qué interés había para que todo aquello se cerrara en un tiempo récord? ¿Por qué tanta opacidad y silencio? Tanto es así, que pasados los años, han seguido apareciendo restos humanos en la zona del accidente.
De los motivos del accidente nada puedo aportar, ya que estaba ajeno a las condiciones del avión y los detalles de su contratación. Después del accidente fueron los asuntos de los que más se hablaron, pero mi malestar e indignación fueron motivados por la falta de rigor y transparencia en la identificación de los fallecidos y por el fatal trato que recibieron las familias. Todo por razones políticas. Los responsables de pasar página al luctuoso capítulo, de forma rápida, y la oposición a que se evidenciara su mala gestión, hicieron flaco favor al dolor de las familias y amigos. La paciencia, serenidad y sinceridad de todos habría sido imprescindible, pero…
– ¿Cómo se pudo celebrar en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz los actos fúnebres cuando aún estaban sin identificar 30 cuerpos? ¿Ve usted eso normal y lógico?
Como ya he dicho, todo se realizó con grandes prisas por parte del Gobierno. Era físicamente imposible identificar los restos recogidos del lugar del accidente en solo horas. La única preocupación del Ejecutivo era cerrar rápidamente el suceso y pasar página, porque era una situación negativa para él, y sobre todo porque la oposición política, el PSOE, ya estaba haciendo leña del árbol caído. Ello hizo que el Gobierno del PP perdiera la serenidad, actuara con prisas y se comportara de manera impresentable con las familias y compañeros de los fallecidos y organizara un funeral de Estado presidido por los Reyes en el que no se hizo nada bien. Las prisas nunca son buenas.
Lo cierto es que se entregaron los féretros sellados, dijeron que por normas sanitarias, y no se sabía si los restos que contenían se correspondían con el nombre que figuraba en el ataúd. Todo ello fue una desconsideración para con las familias y un trato indigno dado a los 62 soldados muertos en acto de servicio. Su pretensión de acabar rápido el asunto fue además un gran error que terminó en los juzgados, pero el daño estaba hecho.
– ¿Cree usted que ese accidente se hubiera podido evitar?
Es difícil predecir un accidente de cualquier tipo, si se pudiera hacer no habría accidentes.
Sí, se ha hablado mucho de si la compañía era o no fiable y si el avión y la tripulación no eran los más adecuados. De eso no puedo opinar puesto que no tenía ninguna competencia en ello. Ya se habían hecho varios transportes de contingentes y no tenía noticias de riesgos mayores. De hecho, no se separaron responsabilidades en esta cuestión, como se hizo en lo relacionado con la inadecuada identificación de los restos.
– ¿Que ocurrió para que el ministro Federico Trillo le llamara a usted para decirle que, mientras él estuviera al frente del Ministerio de Defensa, jamás ascendería a teniente general, lo que terminaría logramndo más adelante?
Este es un tema personal que no revela nada sobre el accidente. Como ya he respondido antes, el tratamiento dado a las familias y a la Unidad fue deplorable, y ello hizo que expresara al señor Trillo mi disconformidad con su conducta. También la expresé en la prensa de Burgos cuando me preguntaron y contesté como lo hago aquí. Ello fue suficiente para que el ministro me negara el ascenso a teniente general. Es un método legal que se utiliza para blindarse de las críticas.
Al año siguiente con el cambio de Gobierno, el nuevo ministro de Defensa, José Bono, decidió ascenderme. Creo que por contradecir a su antecesor más que por otro motivo.
– ¿Por qué cree que Federico Trillo, nunca fue capaz de pedir perdón a los familiares de las víctimas?
Eso hay que preguntárselo al señor Trillo, aunque tal vez le fuera difícil pedir perdón siendo embajador en Londres o ahora como letrado del Consejo de Estado. No sería coherente pedir perdón y ocupar a la vez destinos públicos de tal relevancia.
– Han pasado 18 años de una de las pesadillas militares más horribles que ha vivido nuestro Ejército en lo que llevamos de siglo. ¿Qué es lo que el Estado español, el Gobierno y el Ministerio de Defensa deberían hacer para poner punto y final a todo esto?
La justicia ya se pronunció y dictó sentencias que recayeron en subordinados del ministro, principalmente sobre el general médico que dirigió el equipo de sanitarios que asumieron la tarea de la identificación de los restos.
Luego a Trillo le hicieron embajador en Londres sin saber hablar inglés siquiera. Total…¡ Viva Honduras!
Nunca se llevan en un avion tantos militares amontonados como cabras y los militares saben de lo que hablo. Se separan los de mas graduacion y se reducen el numero en cada avion por si pasa algo. Eso fue como lo que paso con Carrero, una mano negra se cargo a la cupula militar que no interesaba.
Descansen en paz todos estos españoles, y ojalá algún día se haga justicia con esto y mucho más.
Quien era ministro de Defensa en los tiempos del Yak. Ya se informo y se dijo que el ministerio era sabedor de las deficiencias tecnicas y las condiciones en que se efectuaban dichas misiones y vuelos. Sin embargo no se modificaron en nada ni las misiones ni los vuelos. En aquellos tiempos defensa controlada por un ministro racano, que racaneaba con el presupuesto. Todo el mundo lo sabia, incluso los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Pero el ministro siguio racaneando con el presupuesto. Pero como el ministro es quien y pertenecia a la Institucion religiosa que pertenece. No al… Leer más »
Vergonzoso con la que está cayendo y en cuarteles se dedican a hacer Carreras tipo sparram viniendo gente se toda España …
Carreras tipo spartan y trayendo a gente de toda España , estos están locos …
Ahora se incineran 100.000 personas sino pregunta ni al tato