En la imagen de la izquierda, tomada ayer, una joven se inscribe como militante de Vox en Málaga; a la derecha, la misma persona participando en la misma mesa informativa una hora antes.

Todos los síntomas confirman nuestra tesis. La Gestora de Vox Málaga ha entrado en una espiral entre surreal y esperpéntica que nadie refrena: la dirección nacional, porque se ha inhibido de las funciones primordiales del partido en las provincias y los afiliados, porque esa tendencia al desquicio, lejos de repugnarles, parece resultarles graciosa.

Así, el germen destructor de Vox Málaga, de ese proyecto político que llegó a estar 300 votos por debajo del “sorpasso” al PP, crece a sus anchas. Es como un incendio sobre el que se acumula combustible, y contra el que se traza una barrera que impide a los bomberos intervenir.

La última truculencia de Vox Málaga tuvo ayer como escenario la mesa informativa instalada en el distrito de Bailén-Miraflores, en la capital costasoleña. En las redes sociales vinculadas al partido aparecía horas más tarde la imagen de una mujer formalizando su inscripción como militante de la formación política de Abascal. La foto parecía inscribirse en el pretendido aumento de militantes anunciado por la Gestora a bombo y platillo, y que pudimos refutar como falso. Todo sea para elevar el ánimo a una militancia descolocada y perpleja ante el cúmulo de torpes acontecimientos que han convertido a la Gestora en lo más parecido a un espectáculo callejero; eso sí, sin la escalera y la cabra. Ni falta que hace.

El problema para ellos es que detectar a un mentiroso nos resulta excesivamente fácil. Tanto es así que pudimos descubrir que la nueva afiliada ya ha colaborado en otras mesas informativas del partido. Por si fuera poca la imprudencia de los mandatarios del partido verde en la provincia, en el caso de que la imagen hubiera sido la de una persona cumplimentando su afiliación, su posterior difusión (sin su previa autorización) habría contravenido la Ley de Protección de Datos.

Nos preguntamos por qué la Gestora de Vox Málaga tiene esa irrefrenable tendencia a tergiversar los hechos. Si a los militantes se les falsea la realidad de forma tan chabacana y absurda, ¿pueden esperar algo que sea cierto de cuanto se les cuenta a diario?

Y mientras tanto, a nosotros, los que contamos a los afiliados esas cosas que la dirección provincial les oculta, los que denunciamos lo que otros callan, los que ponemos blanco sobre negro, los que ponemos al descubierto la absurdidad de unos dirigentes incapacitados para nada grande, se nos veta, se nos boicotea y se nos ataca.

Piense Santiago Abascal que si Vox Málaga se le va de las manos, no podrá escudarse tras la conocida incompetencia de Ortega Smith y Patricia Rueda. Y es que cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas que deberían ser sagradas, como el respeto a la militancia, ya se llama traición.