JC.- “Barbie” no parece muy inclinada a la fe católica. El problema es que siendo la que manda en Vox Málaga, no trate siquiera de simular su incredulidad. A “Barbie” nos cuesta imaginarla rezando fervorosamente una novena, vestida de mantilla y con traje negro liso. A ella le pone más Dolce & Gabbana. “Barbie” es “Barbie”. Pero si no ha sido arrastrada por los caminos de la religiosidad, al menos debemos exigirle que lo aparente en tanto que es ella la que mueve los hilos en la provincia, con Antonio Sevilla haciendo de monigote, de un partido que dice defender las raíces cristianas de nuestra sociedad.

Vox en Málaga ha dado la espalda a los católicos y a las tradiciones. Si algo bueno tenía Vox era precisamente su aparente defensa de esos valores cristianos innegociables, que son a modo de roca viva sobre la que se apoya el edificio, es decir el Sistema. Esos valores nada tienen que ver con la apariencia posturera como norma suprema. Gente como “Barbie” hace que muchos votantes católicos empiecen a percibir a Vox como un desierto infecundo material y espiritualmente.

Vox Málaga siempre había defendido la Cristiandad y las tradiciones. Ese aspecto tan importante, sobre todo en la política municipal, se estaba trabajando más que bien en la etapa de José Enrique Lara, de la mano sobre todo del hasta hace tres meses vicesecretario de Relaciones Institucionales, Javi Martín.

En una ciudad vertebrada en torno a sus cofradías y sus peñas, el partido nunca faltaba a los numerosos actos sociales que organizan cada año las entidades peñísticas y cofrades, casi siempre de carácter solidario o para exaltar la cultura malagueña. Aunque por las restricciones sanitarias, estos actos se han visto reducidos, han seguido celebrándose, aunque sin la presencia de Vox. Ya se sabe que la peña “El sombrero” no tiene el mismo glamour que el restaurante Casa Lucio, ni un concurso de verdiales la apariencia de la pasarela Cibeles, pero es nuestra gente y son nuestras tradiciones.

Con todos sus errores, pero José Enrique Lara y su equipo siempre tendieron la mano a asociaciones, peñas y cofradías, atendiendo a cualquier demanda o crítica que estos colectivos, que son los más influyentes a la hora de decantar el voto, solicitasen o necesitasen expresar.

Parece que el contacto con estos colectivos ha pasado a mejor vida con este nuevo Vox Málaga de purpurina, faldas de raso y cantamañanas disfrazados de líderes. Y no vale la excusa de que la gestora se formó hace relativamente poco, ni de que aún no ha sido nombrado el vicesecretario de Relaciones Institucionales, que será otro títere en manos de la “Barbie” y el “chusquero”.

Nos consta que peñas y cofradías siguen llamando a los miembros de la ejecutiva de Lara para preguntarles si estarán presentes en los eventos que se llevan a cabo. Se sorprenden de que no haya rastro de Vox en ellos. “Barbie” prefiere hacerles el feo antes que permitir la presencia, en nombre del partido, de cualquiera de los que venían haciéndolo con absoluta corrección. Y aunque ya se sabe que una chafaina de Almogía no tiene para esta cursi la ‘delicatessen’ de una receta gourmet, pero su deber, en tanto siga teniendo el partido en sus torpes manos, es defender primero a la gente de casa.

Lamentable que el eficaz trabajo de acercamiento a las entidades populares de Málaga se haya venido al traste en tan poco tiempo. ¿Hasta cuándo va a permitir Antonio Sevilla tanto despropósito? ¿Cuándo se liberará de su maltrecha autoridad para imponer la que que le reclama a voces la militancia? ¿Por qué se conforma con ser un pelele en manos de “Barbie”? Si carece de capacidad decisoria, y su función se reduce a la de tragar todo lo que “Barbie” y el “chusquero” cocinan a sus espaldas, por qué entonces no dimite, que es lo que ya hubiera hecho cualquier persona que conservase un átomo de dignidad y de decencia política.