La América de Donald Trump y la de Joe Biden o la diferencia entre ‘La casa de la pradera’ y ‘Jersey Shore’
AD.- Los Estados Unidos ha sobrevivido más de dos siglos a adversidades múltiples -los casacas rojas británicos, las guerras con las tribus indias, las luchas encarnizadas por convertir el salvaje oeste en un lugar fértil para miles de colonos, la guerra fratricida entre los unionistas y los caballeros confederados del general Lee, la tensión nuclear con la Unión Soviética durante la segunda mitad del pasado siglo, las tensiones raciales. La tarea fue asumida hasta ahora directamente por el Creador. A partir de 2017, Donald J. Trump pudo relevar a Dios en esta ímproba misión.
Las elecciones norteamericanas no se disputan sólo en clave local. Millones de occidentales interpretan los comicios norteamericanos como un asunto propio. Lo que está en juego no son sólo las puestas en prácticas de unos determinados modelos de gestión en ámbitos como la sanidad, la educación o las infraestructuras públicas. Lo que se dilucida en las urnas de la nación más poderosa de Occidente es saber si la ideología globalista que representa Joe Biden logrará doblegar la voluntad de millones de norteamericanos de raza blanca al dibujar la transformación moral del país con trazos tan torcidos como aquí en Europa.
Las pretensiones están tan definidas que no necesitan ser interpretadas por analistas ni politólogos. Al menos hay que reconocerle a Biden la claridad con la que defiende su proyecto mundialista y que no oculte que lo que él promueve no es sólo el cambio demográfico en su país, sino también la implantación de proyectos eugenésicos, cuyo objetivo es rediseñar moralmente la sociedad norteamericana, destruyendo sus raíces humanísticas, acabando con el concepto de unidad familiar, alterando los hábitos normales por conductas contrarias al orden natural y adoptando las nuevas síntesis culturales, desde el sincretismo al relativismo, que han traído como consecuencia la pérdida del sentido del bien y del mal. Las élites financieras y los medios informativos están jugando un importante papel en la promoción de dichos objetivos.
Votar a Joe Biden sería apoyar no sólo el aborto, sino también los matrimonios entre personas del mismo sexo, la eutanasia, la clonación humana y la manipulación genética de embriones. En contraposición al discurso de Biden -bien aleccionado por donantes como George Soros y mentores ideológicos como el satánico John Podesta-, Donald Trump nos ha hablado a todos de valores tradicionales, del papel hegemónico de la raza blanca y de la catarsis moral que deberá experimentar la sociedad estadounidense si quiere evitar que decline su estrella como gran potencia.
No hay que confundir Estados Unidos con los clanes sionistas ni con los planes expansivos de su descomunal industria militar. Estados Unidos, como entidad histórica, cultural y religiosa, se edificó con la Biblia como su principal referencia. Estados Unidos son miles de iglesias que vertebran a comunidades, pueblos y condados; un revulsivo de su conciencia histórica. Esa es la idea que queda aún de la Cristiandad en Estados Unidos: muchos pueblos unidos bajo la bandera de Jesucristo. Joe Biden, títere de la élite mundialista, pretende poner fin a esas referencias espirituales que aún tienen decenas de millones de estadounidenses. Lo que promueve es una sociedad sin alma y a expensas del peso demográfico de los inmigrantes. Defiende un país con fronteras abiertas y la destrucción de cualquier vestigio de fe cristiana. Biden es una fuerza para el mal que difunde todo tipo de aberraciones, como el aborto, la eutanasia, las ideologías de género, el proyecto eugenésico de las élites, la conversión en minoritaria de la raza blanca, el fin de la tradición cristiana en Occidente. El candidato demócrata es una pieza importante en el Nuevo Orden Mundial que se está construyendo.
Como es natural, la clase dirigente postcomunista y sesentiochista, que ha tomado las riendas de la política europea apoya sin dudarlo a Joe Biden. También los intelectuales que han elaborado teorías deformes en el campo de la física, la biología, la sociología y la política; sin olvidarnos de los lobbies, la Masonería y los potentados financieros que actúan unas veces en las tinieblas y otras a la luz del día. Conocido, por ejemplo, es el papel desempeñado por el financista George Soros y su fundación internacional Open Society.
Se observa una objetiva convergencia estratégica entre George Soros y el candidato-títere del Partido Demócrata. La política de acogida, presentada como la religión de los puentes, opuesta a la religión de los muros, se ha convertido en el hilo conductor de su programa, hasta el punto de que hay quien se pregunta si no se favoreció su elección con miras a ofrecer a los artífices de la invasión migratoria el apoyo instrumental que necesitaban.
La América que está en juego a partir del 8 de noviembre es la representada por ‘La casa de la pradera’ o por ‘Jersey Shore’, dos series arquetipo del modo de vida y del modelo de sociedad que defienden Trump y Biden. ‘La casa de la pradera’ moldea el espíritu comunitario del pueblo norteamericano y pone en alza conceptos hoy tan degradados como el valor de lo sobrenatural, el culto al trabajo, la fortaleza humana, el esfuerzo a veces sobrehumano, el instinto promotor, la unidad familiar en la escala más alta de la organización social, la tradición identitaria como elemento clave para la convivencia, el maridaje de cada persona con su entorno natural. En estos valores nos reconocemos y reconocemos en ellos la América que defiende Donald Trump.
‘Jersey Shor’, en cambio, representa el mismo fenómeno del cual la Historia nos ofrece muchos ejemplos: cuando las sociedades declinan, se incrementan las peores taras del individuo. El vacío dejado, el sitio desertado por unos hombres reblandecidos y amorfos al punto de no tener ya de hombres ni las ideas, ni las actitudes, ni el carácter y apenas la apariencia (y no siempre) permite a los malos reinar por fin. Cuando las sociedades se transforman en rebaños destinados al matadero y suena entonces la hora del desorden y de la confusión.
El ideal de vida que defiende Biden es un producto de la decadencia, y al mismo tiempo un acelerador de la misma. Esta surge siempre en un contexto de crisis terminal, en una fase de inversión completa de los roles y de los valores, en el capítulo de la universal corrupción moral y del profundo trastocamiento de las creencias; es decir, en el desbarajuste general propio de las sociedades que se vienen abajo, incapaces en esa etapa de su decaimiento de distinguir el día de la noche. En un ambiente tal se instala una extrema tolerancia hacia todo lo que mina, todo cuanto socava los fundamentos del edificio tambaleante de la civilización. El Mal se vuelve el Bien, la Fealdad reemplaza la Belleza, lo Falso destrona lo Verdadero, lo Grotesco destierra lo Sublime. Es el espíritu hembra, verdadero rey de nuestra época, que inunda con su pegajosa influencia un mundo que termina, como una gallina decapitada, en una carrera absurda y enloquecida hacia ninguna parte.
La verdadera Fe, no siempre correspondida por los altos dignatarios del Catolicismo, no cesa sin embargo de actuar, y nutre actualmente el sensus fidei de quienes en Estados Unidos se oponen a los proyectos destinados a demoler la sociedad. La Divina Providencia no abandonará a Donald Trump ni a Occidente en este momento decisivo.
El cristiano es lo que tiene. No puede ir ilegalmente a por el diablo. Necesita el derecho. En caso contrario si yo fuera Trump, mandaba a demoler todos los signos diabólicos que estan plantados por toda su geografía. El mensaje sería bien claro. El caso es reprimir primero a los malos de dentro, a los más de dentro, dentro.
Desde luego, me quedo con La Casa de la Pradera.
Laura Ingalls era guapa.
Con la del vestido fucsia que parece salida de un prostíbulo de carretera comarcal y los dos poligoneros que la escoltan no hay para hacer un caldo.
Claro, con Trump es todo pureza y con Biden es Sodoma y Gomorra.
Sinceramente, Trump se hace el católico para ganar los votos, pero solo le interesa él mismo.
Os recuerdo que es un racista que encarceló a niños pequeños separados de sus padres, con lo que tan pro-vida y tan pro-familia no es. También os recuerdo que Jesús era de procedencia judía y nació en el Medio Oriente, era menos blanco que todos vosotros.
Esos comentarios estarían mejor en medios como eldiario.es, donde la oligofrenia de sus lectores permite digerir las mamarrachadas masónicas de su editor como el que come caviar cuando en realidad están tragando las defecaciones de un grupo de gente que nos toma por imbéciles (quizá con algo de razón, a la vista de los resultados)…
Si usted tiene la cabeza en su sitio y se esfuerza por observar el mundo tal como es y no como la cultura hace que parezca. No tendrá duda alguna sobre que Donald Trump es el candidato. Son hechos, no palabras. Todo lo demás es pura ilusión, típica de la izquierda. Que solo produce miseria en el mundo desde siempre.
Yo creo que se puede resumir con una imagen
Los de la derecha son italoamericanos…el grupo étnico que más apoya a Trump en EEUU
demografia es destino! les llego su cuarto de hora o como ellos mismos dicen en ingles “every dog has its day” no sobreviran a los que permitieron secuestrar su nacion,los que no podemos mencionar,que pensaban? que los que han destruido a sumeria egipto,babylonia,grecia,roma bizancio,espana,los iban a perdonar? aunque gane trump,(todo politico occidental son titeres de ellos) solo tardara el fin 4 annos mas,ya en la proxima eleccion,los blancos quedaran en minoria,de ahi en adelante la catastrofe!
Parece que va a ganar Donald Trump con una mayoría más aplastante de la que ya tenía. Pero, nunca se sabe. Luego pasará lo de siempre. Si gana la derecha, a pesar de que lo hace mejor que la izquierda, habrá agitadores izquierdistas con media neurona y media hostia en las calles. Pero habrá que respetarlos porque son cosas de niños, eso sí, adoctrinados impunemente por la educación, los medios y a veces sus padres. Y el partido demócrata, preparando otra ronda de impeachments contra Donald Trump. Por ganar las elecciones. Y ahí, es cuando la policía, la inteligencia tendría… Leer más »
En las anteriores elecciones ganó Donald Trump pero sacó más votos la clinton…es lo que tiene un sistema electoral injusto…
Es la primera constitución del mundo. Y la que mejor funciona del mundo. Se hizo así a propósito. Por cierto, en España es igual. Los votos no valen lo mismo según donde se viva. Gracias a ese reparto electoral es que existe EEUU, si no, serían estados independientes unos de otros. Con esa descentralización federal está a gusto todo el mundo. En internet explica más detalles de por qué es así. Esta constitución consagra un principio constitucional fundamental, la segunda enmienda, como el de que el estado no puede desarmar a los ciudadanos. Aunque no se respeta en todos los… Leer más »
Que tiene que ver el derecho de portar armas a que sea una injusticia que el voto de un newyorquino valga más que el de un texano…es un sufragio injusto.le informo además que la primera Constitución fue la Carta Magna y no la de EEUU…
Depende de lo que se entienda. Se considera a la carta magna un precursor de la constitución.
“We, the people (“nosotros, el pueblo”) son las palabras con las que comienza la Constitución de los Estados Unidos, 1787″
En mi opinión, esta es la diferencia fundamental, en una constitución, se declara al pueblo soberano. No a una aristocracia ni a un rey o algo parecido.
Si nos ponemos a mirar a todas las posibles injusticias del sistema electorado, no acabamos nunca. Tampoco es justo que el voto de un ignorante o un criminal sea igual a la de un cientifico, un empresario o una persona honrada. Tampoco es justo que los descendientes de inmigrantes ilegales (inmigrantes que los gobiernos meten al pais a la fuerza, sin consultar al pueblo), puedan abultar los votos del partido Democrata como lo hacen (la verdad sea dicha, Mexico es el pais extranjero que mas influye en las elecciones estadounidenses ya que a metido millones de mexicanos ilegales y sus… Leer más »
Los descendientes de mexicanos inmigrantes tienen más derecho que los descendientes de alemanes,ingleses o franceses que llegaron a EEUU…parte de EEUU fue México hasta hace unos años
Por esa regla de tres, tendriamos que volver a dibujar el mapa del mundo, pero a saber como. Ademas, si esa parte que tu dices siguiera siendo mexicano, estaria igual que Mexico y los mexicanos tendrian que emigrar a EEUU igualmente. California, Texas, etc. no es prospero gracias a los mexicanos, sino a los descendientes de los europeos. Los mexicanos (y mira que me caen bien y todo, pero la verdad es la verdad) no superion cuidar bien de esos territorios, que objetivamente estaban mucho mejor gobernados por Espana que por ellos. Y no, el que llega ilegalmente no tiene… Leer más »
Y otra cosa, no te vayas a creer que los mexicanos que estan en EEUU son descendientes de los californios u otras gentes que poblaron el actual Sud-oeste de EEUU, que muchos se confunden. Vienen todos del actual Mexico. Eso que ellos dicen de que “no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzo” no es aplicable. California, Texas, Nuevo Mexico, etc. eran territorios que en la epoca mejicana estaban despoblados salvo por unas pocas familias que estaban a la merced de tribus indios que les saqueaban y robaban, pues elgobierno mexicano ejercia nulo control en la zona. Echaron a perder… Leer más »