La relación de la izquierda sudamericana con la religión: mientras sus militantes queman iglesias, sus líderes se muestran como católicos
A un año del inicio de las feroces protestas contra el sistema capitalista chileno, grupos de extrema izquierda realizaron nuevas protestas en Plaza Italia en apoyo a la aprobación del cambio de Constitución, cuya votación se llevará a cabo este 25 de octubre.
Como es usual, los manifestantes realizaron acciones de destrucción y vandalismo, y saquearon establecimientos, pero lo que más trascendió fue que quemaron dos iglesias católicas. La San Francisco de Borja, que es usada por los Carabineros para ceremonias institucionales, y la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas del país.
Pero no es la primera vez que esto pasa en Chile: el año pasado, durante las manifestaciones del “estallido social”, también saquearon y vandalizaron de distintas formas iglesias tanto católicas como protestantes. Entre ellas: la Iglesia Presbiteriana de Valparaíso, la Iglesia Bendecidos para Bendecir, la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera, la Iglesia Ministerio Internacional para la Familia, la Iglesia Asambleas de Dios.
Las protestas son promovidas casi en su totalidad por violentos grupos de izquierdas que no ven el proceso democrático como suficiente para la “transformación” de Chile que tienen en mente. Su visión es la de un país sin religión, reivindicando a los pueblos indígenas, gobernados por líderes de un partido único y de corte socialista.
En años anteriores y en este también, terroristas mapuches han estado involucrados en manifestaciones y usurpaciones en la región de La Araucanía. Pese a que algunos de estos personajes niegan estar involucrados en la quema masiva de iglesias en la zona, otros se adjudican con “orgullo” estos atentados.
La izquierda mantiene dos caras: por un lado, tiene una postura hostil, quemando iglesias e incitando a la violencia en contra de los religiosos, y por otro lado, intenta manipular ciertos conceptos de la religión para atraer a los cristianos y no perder sus votos en los procesos electorales.
Presidente argentino Alberto Fernández trabajando codo a codo con los curas villeros en las elecciones de 2019, mientras hacía campaña por el aborto y la separación de la Iglesia y el Estado.
En Latinoamérica se da muchas veces una realidad contradictoria: los partidos de izquierda, que pretenden representar a las clases bajas, a menudo adoptan posturas de rechazo y oposición hacia la religión, pese a que sus miembros son, en muchas ocasiones, personas muy religiosas.
Esto suele caracterizar a la izquierda socialista y a otras ideologías con tendencias totalitarias en la región, como por ejemplo lo fue el peronismo a fines de su segundo mandato.
Perón tuvo un fuerte enfrentamiento con la Iglesia católica entre 1954 y 1955, lo cual llevó a la escisión y formación del Partido Demócrata Cristiano. Según denunciaba la Iglesia, Perón había prohibido la realización de procesiones religiosas y concentraciones católicas en lugares públicos, había autorizado a los propagandistas de cultos disidentes, intentando llevar a los católicos a la apostasía de su verdadera fe, había concedido a radiodifusoras hacer propaganda disidente, había negado autorización a las audiciones católicas y había removido de sus puestos a funcionarios públicos por motivos religiosos.
Pero nada de esto evitó que, luego del golpe y remoción del Presidente Perón, sus fieles seguidores se mantengan como personas apegadas a la fe católica. Esto quedó especialmente demostrado durante la etapa de subversión cuando tanto los reconocidos referentes peronistas, como los militantes de la juventud peronista y los guerrilleros de Montoneros, profesaban abiertamente la religión católica.
Al día de hoy, mientras los militantes muchas veces demuestran actos de violencia contra las instituciones religiosas o los curas, en el interior de Argentina los líderes peronistas y sus simpatizantes tienen un gran apego al catolicismo.
Iglesias quemadas por orden de Perón: la imagen después del fuego de la Iglesia de San Ignacio.
Es cierto que a menudo la religión no ocupa hoy en día un lugar importante en los partidos de centro-izquierda y centro-derecha.
Casi todos dicen ser católicos, como la ex presidente Michelle Bachelet, que luego se confesó agnóstica, o el actual presidente Alberto Fernández, que dice que es un “católico renacido pero no practicante”, pero rara vez expresaron su apoyo a la Iglesia. A su vez, no descartan la oportunidad para tratar de congraciarse con el Papa y apelar al voto religioso.
Sin embargo, es curioso también que en muchos países de Latinoamérica hay partidos de extrema izquierda que componen coaliciones con importantísima llegada al poder, que mientras mantienen también un discurso de izquierda estatista, se muestran como referentes católicos: este es el caso de varios de los partidos que conforman Nueva Mayoría en Chile o del Frente Amplio en Uruguay.
Bachelet recibió al Papa Francisco en 2018, le habló de los mapuches, y le agradeció a la Iglesia católica por haberlos “ayudado a recuperar la libertad”.
Alberto Fernández confesó recientemente: “Escribí cosas muy severas contra la Iglesia y fui duro con el Papa cuando era Bergoglio”.
Por otra parte, está el ejemplo del líder del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, que tuvo una trayectoria marcada por severos roces con la religión católica.
En 2009, el entonces Presidente convirtió a Bolivia en un Estado aconfesional mediante la reforma constitucional, y diez años después promulgó una ley de regulación estatal para las religiones en la que prohibía el proselitismo, lo que afectó particularmente a los evangélicos que salían a predicar.
Otro ejemplo de la hostilidad de Morales hacia las organizaciones religiosas fue la aprobación de la Ley de Libertad Religiosa, que a pesar de su nombre restringió la libertad de culto en el país y provocó que las iglesias en el país tuvieran que pagar elevados impuestos al Estado.
Además, los sindicatos de productores de coca de Cochabamba, aliados de Evo, acusaron en numerosas ocasiones a la Iglesia católica de “machista”, “derechista”, “reaccionaria” y “antidemocrática”, ante las declaraciones de arzobispo de ese sector respecto a la venta ilegal de drogas por parte de menores de edad.
“Será sancionado con prisión de siete (7) a doce (12) años y reparación económica la persona que por sí o por terceros, capte, transporte, traslade, prive de libertad, acoja o reciba personas con el fin de reclutamiento de personas para su participación en conflictos armados o en organizaciones religiosas o de culto”, artículo 88.11 del Código Penal boliviano.
“La invasión española llega con la religión Católica. Nos trajo violencia, nos quiso dominar con la fuerza, con la arma, con la espada, pero también usando la Biblia.” declaró Morales luego de promulgar la Ley de Libertad Religiosa en Bolivia
En Venezuela, Hugo Chávez, a pesar de ser un católico confeso, también persiguió la libertad de culto y tuvo sus roces con la Iglesia.
El difunto dictador le quitó algunos privilegios a la iglesia de Roma y tuvo varios encuentros mezquinos con importantes jerarcas católicos, a los que insultó en más de una ocasión.
Atacar a los miembros de la Iglesia Católica era una de sus más importantes estrategias para desviar la atención de momentos bochornosos en la política de su país.
Sin embargo, en otras ocasiones utilizaba a la religión para generar confusión entre los venezolanos, llegando a afirmar que la Revolución Bolivariana “cultivaría el verdadero cristianismo en el país”.
Todos los marxistas y socialistas son unos hipócritas y malos católicos, los que se llaman así. Ellos callan que todas sus ideas han sido condenadas por los papas. Divini Redenptoris de Pio XI, en 1937, y en 1948, Pio XII, condenan al comunismo . En 1986, Juan Pablo II, en la ” Dominus et Vivificantes ” vuelve a condenar el marxismo y lo califica como un pecado contra el Espíritu Santo, la más grave condena a todos esos de izdas. Pero claro esos gobiernos y los liberales y la prensa masonica socialista mundial callan todas esas condenas para seguir engañando… Leer más »
No saben lo que defienden. Los efectos de la plantación democrática. El marxismo cultural. La plutocracia globalista-marxista. Todo es lo mismo. El lavado de cerebro de las élites que controlan el pensamiento de occidente.
En la Iglesia católica hay libertad de pensamiento. En el izquierdismo no.
plan andinia??? que extranno que quemen iglesias protestantes! esas son la peores! y de que iglesia catolica se refieren? a la moderna con su bergoglio a la cabeza? bueno si son la moderna ,un poco de fuego purificador no les viene mal! no no soy piromaniaco ni parsi