Paz navideña
Carmen Magallón.- Los mensajes de paz van a multiplicarse en estos días navideños. ¿Cómo dotarlos de un contenido que vaya más allá de la retórica? La paz, la cultura de paz es algo muy serio. Y no habría que tomarla en vano. Más bien, habría que aprovechar la oportunidad para dejar de lado partidismos que, bien mirados, desde una mirada histórica, no dejan de ser mezquinos y trabajar para hacer realidad ese deseo de paz que nos intercambiamos.
Miremos hacia atrás. Conflictos de intereses, de ideologías, de creencias… ha habido siempre. La cultura de paz es realista: no niega que vivimos entre conflictos. Los nuestros crecen y a menudo se nos presentan como irresolubles. No es así. Otras sociedades han vivido conflictos de igual o más calibre y los han gestionado con éxito.
En un proceso de paz, es clave salir de las acusaciones mutuas y pensar en el futuro de las nuevas generaciones. Es clave pensar juntos. No unos contra otros. Pensar juntos cómo sacar de la sociedad y de la política la miopía del ‘gano-pierdes’. No hay soluciones mágicas y la lucha por el poder es un gran obstáculo. Pero los deseos de paz pueden ser convertidos en realidades si sumamos voces apartidistas que abran horizontes hacia un futuro de ‘gano-ganas’. Pensemos juntos hacia el futuro, partiendo del presente, empezando por preguntarnos por qué se eligen líderes con tan poca altura de miras.
Llega la Navidad y necesitamos paz para hoy. Una paz real. En este caso, paz para hoy no es hambre para mañana. Todo lo contrario.
Jesús ha venido a darnos Su paz que NO ES como la del mundo. Es divina, para que la tengamos en nuestro corazón. Bendito sea…