Lucía Cuín, a la derecha

La dirección nacional de Vox zanja la polémica por la participación de la concejala Lucía Cuín en los actos del Orgullo Gay en Torremolinos. José Enrique Lara, el fracasado coordinador provincial de Vox en Málaga, señaló el pasado sábado en una reunión de la ejecutiva que “Madrid” le había reiterado su apoyo y que el partido no tomaría ninguna medida disciplinaria contra Cuín.

Así las cosas, la “derechita blandita” pasa a formar parte de la estrategia globalista para el fomento del homosexismo. Qué dirá Pío Moa, el furibundo defensor de Vox que incardina sus supuestos principios al objetivo de vender libros y que ha sido uno de los más furiosos detractores del lobby gay.

Lucía Cuín ya tiene el apopo explícito de su partido. Hay que recordar que Lucía Cuín se ha significado en las últimas fechas por su apoyo a las celebraciones del Orgullo Gay. Considera que «defender el orgullo gay es defender la cultura y tradiciones españolas» y parece dispuesta a oficial bodas civiles entre parejas del mismo sexo en el Ayuntamiento de Torremolinos.

Las palabras de la edil del partido verde y rosa han sido contestadas por miembros del sector crítico en la provincia. “Vox es ingeniería social. Quien cree a estas alturas que Vox va a servir a la regeneración moral de España es que tiene un serio problema que requeriría ayuda profesional”, manifestó una de las principales voces disidentes de Vox en Málaga.

Y no solo eso. Se anuncia que Vox pretende normalizar su relación con asociaciones homosexistas y que incluso no se descarta que miembros del partido de Abascal estén presentes en los actos del Orgullo Gay en la capital de España.

Pero no sólo Vox Torremolinos abre sus brazos a la ideología LGTBI. Vox Baleares también defiende la homosexualidad como un principio. Así lo escribieron los representantes de Vox Baleares en la presentación de un video bajo el título: «La España viva está en tu ciudad». En el video aparecen dos negros con estética rapera y haciendo el gesto de la V, la de la Victoria. Uno de ellos dice: «Yo voto a Vox, y él también si pudiera», en referencia a su compañero. A continuación se dan un sonoro beso en la boca.

Enre tanto, el “zángano oportunista”, como es conocido Abascal entre los críticos del partido, calla y cobra.