El párroco leonés Jesús Calvo ha condenado hoy severamente los disturbios protagonizados en Madrid por decenas de subsaharianos que han quemado contenedores y causado desperfectos en el mobiliario urbano en el madrileño barrio de Lavapiés, tras la muerte este jueves de un mantero de 35 años y origen subsahariano, a causa de una parada cardiorrespiratoria. En total, veinte personas han resultados heridas -16 de ellas policías- y se han producido numerosos destrozos como los sufridos por tres sucursales bancarias, a las que algunas personas han accedido al interior y robado monitores y diverso material.

También, durante las protestas se han plantado barricadas, producido incendios en contenedores y mobiliario urbano. Bomberos del Ayuntamiento de Madrid tuvieron que sofocar las llamas provocadas en dos inmuebles situados en las calles de Mesón de Paredes y Argumosa.

La reacción del Padre Calvo no se ha hecho esperar: “Es una vergüenza que a estas alturas de la llamada civilización democrática y en una ciudad como Madrid, se permita a esta basura que nos está invadiendo un espectáculo bananero y tercermundista como el que está dando”. Atribuyó estos graves incidentes “a la ausencia de autoridad política, que nos trae todas las demás injusticias”.

Alejado de los clichés buenistas, el sacerdote castellano-leonés se mostró igual de taxativo al condenar la entrada de ilegales en España. “La inmigración es parte del mal. Oponerse a la inmigración es conforme a la doctrina católica y a la ley natural”. Sus críticas apuntan también a Caritas: “Es parte del problema. Caritas no distingue entre justos y culpables. De qué se quejan cuando se producen sucesos como los disturbios en Madrid. Pretende que el hombre quede abandonado a sus paupérrimas fuerzas, a su impotencia, a ser un animal un poco más inteligente que los demás animales, pero siempre limitado a sus propias fuerzas y quedando en la incapacidad para hacer una sociedad justa”, señaló.

Respecto a las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, apelando a la dignidad contra la prisión permanente, el Padre Calvo refutó: “Sobre lo que ha dicho un tal Blázquez, ha utilizado un tópico muy grave, en nombre de la dignidad humana. Este jerarca confunde la categoría específica humana con la dignidad humana. La categoría la tiene hasta el mayor asesino por ser humano y estar por encima de las demás especies animales. Pero la dignidad sólo se conquista por méritos propios. O se tiene o no se tiene. El hecho de ser humano no da la dignidad humana”.

Tras mostrarse a favor de la prisión permanente, Jesús Calvo cree imperativo el endurecimiento de las condiciones de vida del recluso. La cárcel no es un sanatorio psiquiátrico, sino un penal de castigo. La reinserción es una trampa concebida para que el reo eluda parte del castigo. Es una falacia que da más razón al delincuente que al inocente”.

Indicó también que este debate es sobre todo fruto de un sistema a su juicio amortizado. “Falla el sistema y un país no puede ser libre sin una autoridad firme”.

“Nosotros los católicos no vamos en lanchas ni en pateras a África. Son ellos los que vienen aquí. ¿Por qué hemos progresado y ellos no? Saben que aquí no hay autoridad y abusan de nosotros y encima siempre están estos demagogos que tiran piedras contra su tejado en vez de imponer un orden y reconocer una justicia”, repuso por último el párroco de Villamuñio (León).