¡Es invierno y nieva en el Norte de España!
L. Ventoso (R).- Si me permiten la hipérbole, creo que no había visto un despliegue televisivo de tal calibre desde el día en que los SEAL irrumpieron en la dacha-búnker de Bin Laden en Abbottabad y le amargaron su velada en pantuflas. Ayer los telediarios españoles entraron en trance y dedicaron más de la mitad de su tiempo a un fenómeno inaudito: ¡es invierno y nieva en el Norte de España! Veinte minutos repitiendo la misma crónica clónica desde diversas localidades. Máxima emoción. Europa atrapada en medio del choque cósmico entre la borrasca Enma y la «Bestia del Este», una ola de frío siberiano. Cierto que algunas imágenes resultaban poco comunes, como ver la hermosa playa de La Concha alfombrada de blanco. Pero tras la tercera crónica idéntica, la modorra de la siesta iba adueñándose del respetable. Una reportera con gorrito de lana contando que nieva en Valladolid. Otra vestida de igual guisa alpina revelando que en Burgos ocurría igual. Y en Pamplona, Soria, Lérida… Un enviado especial dándolo todo en las montañas de Pedrafita, donde la nieve es algo usual en invierno. El tío de Santander recordando que ellos no son menos que los de Donosti, que allí en El Sardinero también cayeron sus copos. Hasta hubo lances de humor involuntario, como cuando en plena acometida de la «Bestia del Este» asomó a la pantalla a dar su crónica una corresponsal en París, iluminada por un sol radiante y con un límpido cielo azul a sus espaldas: «Bueno, pero hace bastante frío», alegó la reportera, como pidiendo disculpas por el buen tiempo cuando se suponía que Europa estaba sumida en la nueva glaciación.
Vivimos en una era donde todo tiende a convertirse en espectáculo, empezando por los shows de las reinas de las mañanas con los sucesos truculentos y siguiendo por las fruslerías del tele-comunismo. Abunda el «periodismo rayado», pecado en el que todos incurrimos alguna vez, empecinándonos en exprimir un tema hasta dejar al público exhausto. Cuando se estudie la prensa española actual, los académicos se quedarán perplejos al observar que entre septiembre de 2017 y enero de 2018 más del 80% de las columnas de opinión de los periódicos de cualquier lugar de España hablaban sobre Cataluña, asunto que indefectiblemente abría las primeras y las webs informativas.
Problemas muy reales (el estancamiento de los salarios, el debate sobre las pensiones, el hecho de que el país sigue sin presupuestos, la herramienta elemental de un Gobierno), quedaron aparcados para seguir con delectación cada elucubración, parida o provocación de los sediciosos catalanes. Probablemente era necesario, porque el país se enfrentaba a un envite mayúsculo, pero aun así… En cierto modo, las interminables crónicas de las nevadas resultan balsámicas tras la plomada del lacito amarillo, el victimismo cansino y mendaz, la chulería antiespañola, el astracán belga, la fuga a Suiza con flequillo nuevo, las epístolas penitenciarias del abad de Estremera, los desplantes de Ada a su Rey… Un desbarre retrógrado y paleto, que hace mucho daño a los catalanes y ha saturado al país. Pero tranquilos: hoy vuelve el circo al Parlament. Tenaces. Como la nieve en invierno.
Y en verano igual ,que si que calor,Que si a la playa con las cámaras que si mierdas en vinagre,como si España estuviese en Siberia.Esto se debe a mucho tiempo que cubrir en la parrilla televisiva y unos periodistas tan sólo un peldaño por encima del zurullo.
El infantilismo de la sociedad ya es de psiquiatra, es invierno y nieva, que cosa más rara! Pero además con poco sentido común la gente se va con el coche tan campante como si el estado tuviera que estar con un pala limpiándole el terreno, darle bocadillos y agua… vamos a ver.. si avisan de temporal fuerte pues no salga usted de casa salvo urgente necesidad. En verano también los calores son noticía y hasta nos dicen que debemos hacer, beba agua, no se exponga al sol.. etc. La gente de antes sabía lo que tenía que hacer ante las… Leer más »
Es de risa lo de estos periodistas tan ridículos. Para muestra, el otro día estaba viendo a la típica chiquita con bufanda, gorro y orejeras como si estaba en Siberia retransmitiendo desde algún pueblito de Castilla, y llegó la furgoneta del panadero a repartir. El hombre salió de ella con una simple sudadera, y así estuvo hasta que vendió el pan a los vecinos. Tan campante. Por cierto, estas nevadas eran normales cuando yo iba al colegio (soy de Burgos) y puedo decir que no falté nunca a clase por la nieve. Ni yo ni ninguna de mis compañeras (Era… Leer más »