La ideologización izquierdista, penoso legado de 1968, impide a los europeos tomar en serio los problemas serios
Hermann Tertsch* (R).- La Conferencia de Seguridad de Munich, fascinante todos los años como caja de resonancia de las inquietudes en defensa y seguridad de europeos, rusos y norteamericanos, ha tenido este año un carácter muy especial. Como para celebrar este medio siglo que se cumple de la revolución cultural juvenil utópica, antiautoritaria y pacifista de 1968, los líderes políticos han apostado por un solemne entierro de ilusiones peligrosas e inercias temerarias. El lema pudo ser ¡El sesentayochismo ha muerto, que vida el sentido común! El año pasado Munich estuvo aún marcado por los efectos traumáticos de la elección de Donald Trump. Todos tenían que buscar formas de reconciliar su apuesta perdedora con un futuro de colaboración con el demonizado nuevo presidente. Eso ya ha pasado. Los líderes saben que, más allá del griterío, tienen un interlocutor en Washington con el que han de llevarse bien. Y además pueden. Nadie presume de buenas relaciones con Trump. Eso tiene un precio. Pero muchos saludan los efectos benéficos que ha tenido ya su lenguaje directo. De momento sobre defensa. Por primera vez están dispuestos los europeos a dejar de ser parásitos absolutos del presupuesto militar norteamericano.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, será recibido en Washington en abril con una gran visita de Estado. Allí se renovarán los lazos de EE.UU. y Francia, de las dos grandes revoluciones. Se escenifica el retorno de Francia a lo más alto tras años relegada por una Alemania de poder incontestable. Cambia la correlación de fuerzas entre París y Berlín. La Francia de Macron ha enterrado a los partidos tradicionales y avanza en reformas para acabar con una parálisis de décadas. Mientras, Alemania es una desoladora escombrera política en la que Merkel y su socio, el SPD, se hunden. Con el partido derechista AfD como única alternativa.
En Munich se vio el cambio de actitud. Alemania pierde peso. Lo ganan el sentido común y el pragmatismo. Se demanda decir la verdad a las naciones europeas, antes de que estas den la espalda al proyecto común. Ahí están los países de Visegrado, eficaces en su interior por discrepantes que sean del discurso socialdemócrata mayoritario en la UE. El primer ministro polaco dijo que «Europa no necesita más think tanks, sino más tanks». Más carros de combate y menos gabinetes de estudio. El canciller austriaco, Sebastian Kurz, exige con Visegrado control de las fronteras exteriores. Se advierte sobre la amenaza china. Hay urgencias. La ideologización izquierdista, penoso legado de 1968, impide a los europeos tomar en serio los problemas serios. Los distrae con añagazas y trampantojos. España, cautiva como pocos por la estulticia del «progresismo», se entretiene con el separatismo decimonónico, la mentira antifranquista y la demagogia sobre brecha salarial o derechos Lgtbizbxy. Mientras, la revolución tecnológica avanza a velocidad de vértigo y la amenaza migratoria se dispara. Como dijo Kurz, «el grande no se come al pequeño, el rápido se come al lento».
*Articulista de ABC
Los «errores» del colectivo que reclama los bienes de la Iglesia
Esta plataforma, impulsada por Podemos e IU, asegura que Asenjo era responsable de Patrimonio cuando se aprobó la ley. Este es sólo uno ejemplo de sus muchas equivocaciones
http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-errores-colectivo-reclama-bienes-iglesia-201802282324_noticia.html
No se están equivocando, están haciendo lo que tenían planificado, actúan con premeditación y alevosía, tenemos que salirnos de su guión y pensar por nosotros mismos.
El marxismo cultural tiene mucho que ver con Gramsci y no tanto con el comunismo clasico. En España tenemos a Podemos como artificial creación del poder para agilizar la imposición del marxismo cultural, después de la caducidad e inoperancia de IU y el desfondamiento de la socialdemocracia clásica (PSOE). No obstante el grado de perversión de las sociedades actuales (herederas directas de la revolución cultural de los 60) es infinitamente mayor que el de la España de los años 30 o la Rusia soviética. Por lo menos los comunistas y anarquistas de aquella época eran -en su mayoría- gentes con… Leer más »
Toda la razón, España es una verguenza ahora es como en los años 30. Como se puede degenerar tanto en 40 años.
Esto es horrible, dan ganas de irse fuera de este país, si me mantengo es por mi amor por la tierra y porque no tengo dinero ni trabajo fuera.
Si no hubiera nacido aquí ni me acercaria.
No existe una izquierda política, por haber unido su camino al capitalismo liberal. A partir de 1968 existe un marxismo cultural, cada vez más impuesto y extendido, con el consentimiento y apoyo de la derecha política.
Existe una izquierda que nada tiene que ver con el marxismo cultural, pero que está silenciada y arriconada porque no interesa. Es más, resulta muy peligrosa porque pone en cuestión y en evidencia la falsa defensa de los trabajadores que hace la mafia del marxismo cultural, que ni siquiera es izquierda, sino una creación del capitalimso globalista.
Que bueno es este y bien medido este Hermman