La trampa del “Preguntes Freqüents”
Xavier Rius*.- El otro día entendí porque han fichado a Laura Rosel para presentar el programa Preguntes Freqüents de TV3. Con una plantilla de 2.291 trabajadores -entre TV3 y Catalunya Radio-, han tenido que hacer un fichaje externo. Y eso que en la Corpo debe haber codazos para demostrar quién es más indepe.
Porque sólo empezar la entrevista al presidente del Parlament le preguntó: “¿senyor Torrent, usted ha sacrificado a Carles Puigdemont?”. Antes de llegar a los 45 segundo le espetó también: “No hay manera que vayan a la una” en alusión a JxCat y Esquerra. Y más adelante: “¿Cree que es justo que estén en la cárcel los Jordis?”. Alfombra roja. A ver quién es el valiente que dice que sí ante una audiencia en la que prodigaban los lazos amarillos.
Me perdí las preguntas a Ana Rosa Quintana, pero Ferran Monegal las recordaba en su crítica del día siguiente: “¿Eres la mujer que ha acabado con el procés?”. “¿Te han llamado de la Moncloa para felicitarte?”. Y para despedirse: “Me voy. Espero que tus cámaras no hayan cogido nada de mi móvil”.
También me perdí la sección dedicada al Rey. Pero los colaboradores eran Pilar Urbano, que acaba de sacar un libro sobre el caso Nóos; el exdirigente de Podemos Juan Carlos Monedero; y el rapero Pablo Hasél, que acaba de ser juzgado precisamente por un presunto delito de injurias al monarca. Todo muy plural. Haber invitado al menos a alguien del ABC para compensar.
La proporción de los periodistas era tres a uno sin contar la presentadora: Antón Losada; la directora del diario Público, Ana Pardo de Vera; el columnista de Vilaweb Andreu Barnils; y Anna Grau, que ha hecho el camino inverso. Yo todavía recuerdo cuando era articulista del Avui. Pero parece que, cuanto más anti-PP o más pro-proceso eres más posibilidades tienes de que te inviten. Ahí tienen a otra colaboradora, Beatriz Talegón, que llegó a participar en un míting de ERC tras pasar por la cadena pública catalana.
En fin, me ahorraré detalles sobre la entrevista a Inés Arrimadas porque ya ha circulado con creces. No sólo la polémica de las lenguas -aunque aquí la presentadora salió trasquilada- sino la insistencia de uno de los invitados por sacar a colación el padre de la diputada con la excusa del referéndum. Haber preguntado directamente.
Lo que me llegó al alma es cuando Laura Rosel insistió en que la cabeza de lista de Ciudadanos se la veía poco en TV3. Como si la jefa de la oposición -y cabeza de lista del partido que ganó las elecciones, por cierto- fuera muy bienvenida en la cadena púlbica. Yo le hubiera soltado: “señora Rosel, no disimule”.
Aunque le mejor estaba por llegar porque en cuanto se fue del plató entró hecha una furia Pilar Rahola. Eso sí, primero le dió dos besos antes de dejarla verde. Pilar, que tiene plaza fija en el programa, nos soltó un míting de aquí te espero.
Yo no tengo inconviente de que Rahola haga mítines, a fin de cuentas ya los hacía cuando era dirigente de Esquerra, pero no en una televisión pública. Y menos cuando acusa a la jefe de un partido -que nos guste o no ha sacado 1,1 millones de votos- de mentir sin que la presentadora del canal público pesteñee lo más mínimo.
Es curioso como los colaboradores fijos del programa están alineados, sin fisuras, con el proceso. TV3 debería advertir que Maiol Roger, responsable de una sección aparentemente de humor, es también jefe de la sección de política del diario Ara. Mientras que Quico Sallés trabaja en El Món, un digital considerado tradicionalmente próximo a la antigua Convergencia. Aunque ahora creo que compite con El Nacional de José Antich. Todo ello sin menoscabo de la experiencia profesional de ambos.
El problema es el marco mental: ni a la presentadora ni a los invititados ni a los colaboradores se les ocurrió salirse lo más mínimo de la línea oficial. A nadie se le ocurrió decir que no es normal plantearse una investidura telemática, o un presidente simbólico ni un gobierno aquí y el otro en el exilio. Ni mucho menos un Consejo de la República. Ese es el problema.
Pero lo que más me llamó la atención es, como dijo la propia presentadora, llevan ya 19 programas y todavía no me han invitado. No lo digo sólo por mí, que también, sino por periodistas con el culo más pelado que yo de hacer información como Manuel Trallero o Arturo San Agustín.
Hasta podrían invitar a unionistas de pro como Ramon de España e Ignacio Vidal-Folch. Y ya puestos, al director de La Razón, Francisco Marhuenda. Seguro que lo peta. Al fin y al cabo también es catalán. O al mismísimo Salvador Sostres, siempre que no insultase en antena o por escrito. Subiría la audiencia. O al menos la pluralidad. Aunque, en mi caso, yo lo que quiero es un tete a tete con Pilar Rahola. Nada de un par de preguntas y para casa.
Quizá el único momento de lucidez fue cuando Pilar Rahola se metió con el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, por un exabrupto. Pero tampoco sé dse que nos quejamos. Aquí toda una expresidenta del Parlament, Núria de Gispert, le recomendó a Inés Arrimadas que se volviera para Jerez. Todo depende del color con que se mira.
Uno de los errores del procesismo -con Brauli Duart & cia por lo que respecta a la CCMA- es que no sólo se han cargado el país sino también TV3. Lo el país porque a los resultados me remito: tenían que dejarnos a las puertas de la independencia y hemos vuelto a la Catalunya preautonómica. Yo había ido a manifestaciones de jovencito en la que que pedíamos lo mismo que ahora: la recuperación de las instituciones o el retorno del presidente en el exilio. El auténtico, no el de ahora.
Pero se han cargado también la televisión de Catalunya. Si ellos han puesto a Vicent Sanchis de director nada impide que, si un día gana el unionismo, nombren a Jordi Cañas para el mismo cargo por poner un ejemplo bestia. Sobre todo ahora que ha sido absuelto y nada lo impide. De hecho, CiU ya puso en su día a un exdiputado, Vicenç Villatoro. Y si llega a pasar no podrán ni quejarse. Ellos han hecho lo mismo. Tiempo al tiempo.
*Director de e-noticies
No sé qué es eso de “preguntes frecuents” ni la tal Doña Rosel. No pierdo el tiempo.