Manifestación del sábado en Barcelona.

AR.- No deja de ser un ejercicio de cinismo superlativo que la región donde los medios infomativos han sido y son una prolongación del totalitarismo separatista, donde el odio a España impregna casi todos los ámbitos del periodismo y la enseñanza, donde la visión unilateral de la sociedad catalana en los medios informativos ha sido regada con fondos  procedentes de las corrompidas instituciones autonómicas, hayan organismos públicos que se dediquen a afearnos la conducta. Es muy propio de los catalanes exigirles a los demás sus carencias. La prensa más manipuladora, parcial y subvencionada de Europa se dedica a imponer códigos de moralidad a medios que, como es nuestro caso, no reciben un sólo euro en subvenciones ni en publicidad institucional.

El Observatorio del Discurso del Odio en los Medios acusó hace meses a ocho medios digitales, entre ellos Alerta Digital, de fomentar el discurso de la catalanofobia.

Este Observatorio nació con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y el Grupo de Periodistas Ramon Barnails. Tiene como objetivo, según indican en su web, detectar si los medios de comunicación escogidos pueden fomentar el discurso de odio y averiguar qué estrategia de comunicación emplean cuando incitan al “racismo, la xenofobia, la islamofobia, antigitanismo y catalanofobia”,.

Se trata de una institución totalitaria que pretende amenazar a los medios libres que se atreven a describir la situación real que se vive en Cataluña, lejos de los trazos virtuales establecidos. Tiene la misma credibilidad que si alguien de la CUP le dictada el código ético a una congregación de monjas de clausura. El Observatorio del Discurso del Odio en los Medios no denuncia la utilización de TV3 para aleccionar a los niños en la doctrina del odio. Ni pone peros al feliz consorcio que ha existido siempre entre la mafia periodística y los políticos corruptos catalanes. Tampoco ha objetado que en Cataluña no se respeten libertades tan elementales como elegir la lengua de estudio. O que en muchas aulas catalanas se haya inducido a los menores a rechazar a los hijos de guardias civiles. Si esta gentuza tuviese poder nos cerraría el medio.

El secesionismo catalán ha entrado en una fase delirante. “Desgraciados los tiempos en que los locos llevan de la mano a los ciegos”. La sentencia la pronuncia el conde Gloucester en el Rey Lear, pero tanto vale para resumir la tragicomedia que han engendrado los líderes del separatismo catalán en una coreografía delirante. Han creado una población de zombis, de espectros teledirigidos. Le han engañado y ellos siguen erre que erre haciendo bandera del engaño. Hoy mismo, la ex consejera Ponsatí ha reconocido que “no estábamos preparados para dar continuidad política” al 1-O. Forcadell le dijo al juez algo todavía peor: lo de declarar la república catalana fue una broma de mal gusto, una ’boutade’ para consumo y solaz de la borregada separatista.

Ni ha existido independencia, ni eran ciertas las promesas sobre grandes beneficios económicos. A decir verdad, las consecuencias reales de esta monumental estafa han sido las que sabemos: las empresas huyen despavoridas, las marcas catalanas sufren un severo boicot, el turismo se desploma, la Agencia Europea del Medicamento y sus nueve mil puestos de trabajo son ya parte de un bonito sueño, media Cataluña ha dejado de hablarse con la otra media y hasta peñistas del Fútbol Club Barcelona en toda España exorcizan su sentimiento de culpa quemando sus camisetas azulgranas.

Y nadie dimite y nadie pide perdón. En cualquier sociedad con valor vital, los responsables de ese desastre serían perseguidos como se perseguía a los forajidos en el viejo Oeste. En Cataluña, antes al contrario, son victimizados en los medios y sublimados como héroes en las calles. Añádase que la confianza en Cataluña del resto de España se ha resquebrajado, con riesgo evidente de que la fractura crezca si no se despeja el horizonte político. No somos optimistas. Los que votan a los partidos independentistas piensan seguir haciéndolo, a condición de que no cejen en su locura y sigan ahondando el desastre social y económico en una región que ya es al seny lo que Willy Toledo a Clint Eastwood. .

Curioso analisis o casi psicoanalisis. Sin duda un fenomeno a estudiar, como si esta gente no tuviera ninguna capacidad crítica o no pensara por si misma. Preocupante, muy preocupante, que en la era de la informacion y la comunicacion no se saquen conclusiones y no se evalúen conductas de unos delincuentes a los que la historia juzgará sin tanto miramiento. Preocupante que cientos de miles de catalanes tomen las calles para reclamar que vuelvan los ‘jordis’, y no las empresas. No hay mejor manera de describir la esquizofrenia que sufre esta Cataluña desquiciada, enferma y suicida.