AD.- Con la perspectiva de la que hoy carecemos, cuando se tomen estas apasionantes jornadas como referencia objetiva, es muy probable que las conclusiones sean de signo bien distinto a las predicciones exultantes y optimistas de las que hoy han hecho gala los representantes políticos del tripartito (PP, PSOE y C´s). De nuevo, más de un millón de personas han salido a las calles de Barcelona para decir ‘basta’ al separatismo y para exigir el más severo correctivo político y penal contra los responsables del estado general de insurrección y rebelión contra España que se ha vivido y se sigue viviendo en Cataluña.

Que el aguacero patriota se convierta en riada era el peor supuesto climatológico para los políticos autollamados constitucionalistas. No hay muros ni diques parta detener esa torrentera. Al menos sólo por esto debemos agradecer a Puigdemont que haya despertado de su letargo a tantos millones de españoles. Las voces patriotas que han clamado estérilmente durante estos 40 años de democracia han sido voces bajo control o voces vinculadas a inofensivos acontecimientos deportivos. Las voces que por centenares de miles han sublimado hoy el orgullo de España desde el corazón de Cataluña, y que han pedido clamorosamente el encarcelamiento de Puigdemont, el control de la enseñanza catalana o el de TV3, son en cambio voces que soplan con la fuerza bruta de ninguna otra. Controlar esas voces, canalizarlas ordenadamente, sin sobresaltos para el Sistema, ha sido una de las obsesiones de los dirigentes políticos españoles desde 1978. Nunca desde entonces, la voz de la población española había sido tan estruendosa como en estas fechas. Sociedad Civil Catalana (SCC), un conglomerado de opusdeístas, clasistas y liberales, ha salido al encuentro de los que han creado el problema catalán para servirles de esclusa, para drenar las aguas y que vuelvan a bajar al nivel de las cloacas, donde suelen chapotear los independentistas y sus cómplices de derecha e izquierda.

Toda estafa a los españoles les parece autorizada, todo abuso rentable y toda tomadura de pelo a los ciudadanos la dan por bien empleada si es en beneficio de los de siempre. El procès soberanista y sus gravísimas consecuencias económicas han sido una colosal estafa y tomadura de pelo a los separatistas catalanes. Deben ser estos, si es que les queda un átomo de autoestima, los que ajusten cuentas con sus estafadores.

La respuesta política del Gobierno de España a ese procès, culminado con la declaración de independencia del pasado viernes, ha sido otra estafa y otra gigantesca tomadura de pelo, pero esta vez dirigida a nosotros. Colocar a Soraya Sáenz de Santamaría, a la que ningún separatista catalán tomó nunca en serio, a pilotar el regreso del separatismo el redil patrio, es tan cómico como presentar a Oriol Junqueras al certamen Mister España. No hará falta esperar a los próximos días para confirmar nuestras peores predicciones. Hoy ya sabemos que el Estado español permitirá a los rebeldes conservar sus más preciadas y preciosas posesiones, desde TV3 a los colegios-madrasas, para que el nutriente del odio contra España no pierda vigor alguno. Igual de absurdo que si Eisenhower hubiese ordenado el retorno de las tropas aliadas a suelo inglés una vez tomada Normandía y vencida la resistencia alemana.

Frente al desaforado optimismo de Rivera, el chico de los recados de Bilderberg, no hay un sólo dato objetivo que alumbre en nosotros la esperanza de que las elecciones del 20 de diciembre vayan a cambiar algo el panorama vivido. Para lo único que servirá esta untada con mermelada del 155 es para que los separatistas, hoy exhaustos y sin capacidad de respuesta alguna, logren replegarse a tiempo para recomponer sus fuerzas y volver a las andadas más pronto que tarde.

El tripartito sigue dejando la soga en nuestro gaznate al convocar unas elecciones en un brevísimo plazo de tiempo. No hay un sólo indicador que contemple para el 20 de diciembre un escenario distinto al de hoy. Los separatistas volverán a presentarse y aliñarán sus toneladas de mentiras durante estos meses con el perejil del victimismo, que es lo que llevan haciendo desde siempre. Lo que escupió Churchill a Chamberlain, en 1938, tras el Pacto de Munich, se podría hacer hoy extensivo a Mariano Rajoy: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.

Multitudinario clamor en Barcelona en favor de España y del encarcelamiento de Puigdemont

Gerard Bellalta, en la manifestación, con la credencia de AD.

Cientos de miles de personas se manifestaron hoy en el centro de Barcelona en contra de la declaración de independencia realizada por el Parlament y a favor de la unidad de España bajo el lema “Todos somos Cataluña”, una protesta a la que han acudido los máximos responsables políticos del PPC, Ciudadanos y el PSC.

Según los organizadores, más de un millón de personas participan en esta protesta, mientras que la Guardia Urbana ha cifrado en 300.000 los asistentes.

En la cabecera de la manifestación y tras la pancarta con el lema “¡Todos somos Cataluña! Por la convivencia, seny” se encontraban la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, el líder del PPC, Xavier García Albiol, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la líder en Cataluña, Inés Arrimadas, así como el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, junto a otros dirigentes socialistas. También ha acudido a la cita el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz.

En el paseo de Gràcia con Diputación y en el recorrido hacia la Gran Via -todo lleno de ciudadanos- se pueden ver numerosas banderas españolas, pero también catalanas y europeas, y hay cánticos de “viva España”, “viva Cataluña”, “ni amnistía ni perdón”, “golpistas a prisión”, “TV3, manipuladora” o “todos somos Cataluña”.

Sobre la convocatoria electoral que ha hecho el Gobierno del estado para el 21 de diciembre tras el cese del Govern por saltarse la ley, los manifestantes han coreado “Ahora sí vamos a votar” o “Votaremos”, y muchos manifestantes han cantado el “que viva España” de Manolo Escobar o el “Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat.

Al final de la manifestación han tomado la palabra el exministro del PP Josep Piqué, el exministro socialista Josep Borrell y exlíder del PCE Paco Frutos.

Ha sido la primera vez que ha acudido a una manifestación de este tipo el líder del PSC, Miquel Iceta, que se ubicó al lado de la ministra Dolors Montserrat, junto a los que también se pudo ver a la alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, entremezclados con dirigentes del PP como Andrea Levy o Alberto Fernández Díaz, o de Ciudadanos, como Carina Mejías, José Villegas o José María Espejo-Saavedra.

Muchos de los manifestantes han coreado lemas contra TV3, una de cuyas periodistas ha informado en directo que “nos están diciendo de todo menos guapos”.

En la lectura del manifiesto, se ha apelado a la oportunidad que suponen las elecciones del próximo 21 de diciembre para unir Cataluña.

Poco antes del comienzo, el vicepresidente de Societat Civil Catalana (SCC), Àlex Ramos, ha apelado a la “convivencia y el ‘seny’ (sensatez)” para reconducir “este trance”, en relación a la declaración de independencia del Parlament y la intervención de la autonomía catalana, y pasar “a la convivencia y la reconciliación”.

En declaraciones en la manifestación convocada por SCC en Barcelona, Ramos ha subrayado que “todos somos Cataluña” y, por tanto, todos deben “expresarse en las calles”, y ha agregado que a partir de hoy comienza una “etapa para construir una relación de manera constructiva”.

“Hemos superado la fase del ‘procés'”, ha señalado Ramos, quien cree que este proceso soberanista ha llevado a Cataluña “al precipicio” y al “choque”.

Y ahora toca que “a nivel institucional que se tomen decisiones”, que ya se refrendarán -como ocurrió con la Constitución de 1978, ha apuntado-, pero que no “dividan” ni “confronten” a los catalanes como sí, en su opinión, hizo el referéndum ilegal del 1 de octubre.

Ramos ha señalado en relación a la aplicación del artículo 155 en Cataluña por parte del Ejecutivo central que “cualquier Gobierno de cualquier Estado democrático lo que hace es preservar su integridad territorial”.

La también vicepresidenta de SCC, Miriam Tey, ha afirmado por su lado que “estar juntos hoy es muy bonito y emocionante” y, así, “es bueno salir a la calle para celebrar que estamos juntos”. “Todos somos catalanes, Cataluña somos todos”, ha aseverado.