Antonio Tejero Molina, Teniente Coronel de la Guardia Civil exigió en carta el 17 de septiembre de 2017, un juicio comparativo entre el intento de golpe de estado del 23 F, y el actual golpe de estado de los separatistas catalanes.

Este golpe de estado catalán se ha venido larvando desde hace cuatro décadas, y encubado merced a las continuas cesiones y cobardías de las legítimas autoridades, constitucionales y legales, cediendo continuamente frente a las demandas sin freno de los independentistas, para quienes su voluntad es la única ley. Como decía Cicerón, “cuando no somos esclavos de la ley, somos esclavos de otros”.

El golpe de estado catalán comenzó el 1 de octubre de 2017, y ha culminado hoy, día 10. Y Puigdemont sigue en libertad, sin que nadie le tosa, y tratado por todos como “Muy Honorable Presidente de la Generalidad”.

1º. – El 23-F del 81, hubo UN PRONUNCIAMIENTO MILITAR por parte de unos militares y guardias civiles, en urgente necesidad de atajar el estado de terrorismo diario y autodestructivo de un régimen estrenado, en el que los cuerpos policiales y militares llevan la peor parte, especialmente la siempre sacrificada Guardia Civil, así como la necesidad de mantener la unidad nacional, que se rompía por momentos, más o menos como ha sucedido hoy mismo.

La legítima rebelión militar (“Dilectísima Nostra” de Pío XI, dedicada España), es de derecho natural contra toda ley civil convencional.

Los rebeldes incumplieron la letra de la ley, pero no la moral, por razón de su objeto formal (la salvaguardia del orden público y la justicia). La intencionalidad era patriótica, de bien común y desinteresada para sus componentes, que no admitieron el soborno del maletín con 300 millones de pesetas (casi dos millones de euros actuales, ¡pero en 1981!, y un avión a su disposición para poder huir a cualquier país donde no hubiera extradición con España, que entonces eran muchos.

Don Antonio Tejero solo fue la cabeza visible de aquel pronunciamiento, que declaró ir en nombre del Rey Jun Carlos I como patrocinador (el monaguillo tocó las campanas, pero el cura estaba detrás…).
Los generales Armada y Milans del Bosch, dos monárquicos a machamartillo, amigos personales del Rey y en el caso de Armada ex 2º. Jefe de la Casa Militar de Su Majestad, a quien doña Sofía le había dicho: “Alfonso, solo tú puedes salvarnos” (¿Por qué Juan Carlos? De Eduardo Torres, ed. FN).

La monarquía estaba desprestigiada desde que en Guernica casi escupieron al Rey, sin que pasara absolutamente nada.

El indignado pronunciamiento militar fue aprovechado por el Rey para “ponerse las medallas” de salvar la democracia, cuando esos falsos golpistas no iban contra el régimen, sino para instaurar, o más bien restaurar, el orden y la unidad nacional, que se estaba desquebrajando por momentos, en aquel casos vivido tras la muerte de Franco.

2º. – ¿Cómo puede haber un golpe de Estado cuando la máxima autoridad de los Ejércitos, su Jefe Supremo, el Rey, estaba en complot con los “golpistas”?

En este caso, fue un autogolpe, que Tejero abortó con un contragolpe porque no iban a componer el nuevo Gobierno los militares “en el planteado” Gobierno de salvación nacional, sustituyéndole por un Gobierno de “concentración nacional” (con Fraga, socialistas y comunistas, a gusto del Rey).

Ante esa traición interna del plan propuesto, Tejero, impertérrito e insobornable, impidió la toma de posesión del General Armada (de parte del Rey), como nuevo Presidente del Gobierno de España, y rompió el plan borbónico en el que todo iba a quedar en el mismo problema.

3º. – Como pago al gesto de fuerza militar de los amigos del Rey (sin tirar ni un solo tiro a nadie ni algaradas callejeras), el Rey les mete en la cárcel como ignorando saber algo de lo proyectado, para quedar como el héroe redentor “de la democracia”, y “ponerse las medallas”, asegurándose así su puesto, que no el bien de la Patria, dolorida y anárquica.

La hipocresía imperdonable estaba patentizada tras el perjurio que traicionó a Franco, a los españoles y a los principios católicos del Movimiento Nacional del 18 de Julio de 1936.

Como incondicional migo que soy de Tejero, me dijo un día: “Los Borbones nunca terminan lo que empiezan”.

Eso es lo que nos ha traído a España desde hace tres siglos la casta borbónica. Y esto que sabemos casi todos, otros no quieren enterarse.

El “estado de necesidad” existe en Derecho Canónico como medio de desobedecer lo mal mandado, como lo hizo Monseñor Lefevre contra el Concilio Vaticano II. Y en la ley civil existe la excepción de desobediencia por razones de obligada necesidad.

Todo lo contrario al actual Golpe de Estado Catalanista, que ni observa la justa ley constitucional ni la moral más elemental. La chulería y la soberbia estalinista e irracional, parecen tener preferencia sobre Dios, Patria y Justicia.

A los tres amigos que aquella tarde estuvimos en casa de Tejero, nos dijo: “Yo, como soy republicano de derechas, cuando juego al mus, hasta cuando me entran reyes…, me jode”.

Por simples razones de Justicia, material y Divina, pido para los golpistas catalanes el mismo trato que el Estado español doy al teniente coronel de la guardia civil don Antonio Tejero Molina, mi amigo.