El día después
L. Ventoso.- Me temo que España tiene un pésimo futuro si no redescubre rápidamente el patriotismo y lo ejerce. Esta vez la algarada secesionista se frenará. Fracasarán y hasta harán el ridículo (no hay más que ver los rostros demudados del folclórico clan insurrecto). Ayer, tardíamente pero de forma satisfactoria, Rajoy pronunció por fin el discurso que nos debía desde hace un año. Tranquilizó a la ciudadanía, puso en valor que somos una gran nación que sabrá defenderse y desplegó parte de la batería legal a su disposición (que debió utilizar para impedir la propia celebración de los plenos golpistas). Pero vamos a la clave: ¿Qué pasará en diez años? ¿Continuará España siendo capaz de frenar las pasiones centrífugas que la minan desde su seno? O se produce un inmenso viraje cultural y político, o el pronóstico es sombrío:
—La cesión de la educación a las comunidades aleja a las nuevas generaciones del proyecto compartido. En la práctica, las autonomías operan como miniestados, que vacían el español. Si además gobierna el nacionalismo, el problema se exacerba: el poder regional se utiliza para ir plantando los cimientos de la futura república, a la espera de un momento de debilidad (por ejemplo una crisis como la de 2008).
—La izquierda española es alérgica a defender a su país (¡asocian España a Franco!). Corbyn, viejo socialista, es un patriota entregado comparado con Iglesias, Garzón… o hasta con Sánchez (ni siquiera ayer fue capaz de ser plenamente leal y nada más salir de La Moncloa lanzó su puyita felona, un tuit recomendando dialogar con los golpistas). ¿Atajaría un referéndum secesionista un Gobierno de coalición Pedro & Pablo? Lo dudo.
—El empresariado, chitón. ¿No tienen nada que decir los principales banqueros y empresarios catalanes y los líderes del Ibex ante una insurrección contra su país y su democracia, que además dañaría sus negocios? En el mundo de la cultura, solicitar desde un periódico a intelectuales y artistas españoles una declaración de aliento patriótico es misión titánica. Les asusta, o directamente reniegan, a lo Trueba.
—El rodillo de propaganda del separatismo –con los periódicos locales rendidos a la subvención y una televisión local que derrocha sin límite– tiene poco que lo confronte. Al revés, el modelo televisivo que dibujó el PP ha llenado las pantallas de desapego hacia España. Urgiría reforzar TVE y una potente televisión privada de centro-derecha, liberal y patriótica.
A la generación del 98 le dolía España. A la de 2018 le duele Instagram. Y así…