Un pequeño artefacto explosivo ha detonado este mediodía en la basílica del Pilar causando un herido leve, que ha tenido que ser atendido al sufrir daños en el oído por el estallido de la explosión.

La explosión, que ha tenido a las 13.50 horas en la Vía Sacra (entre el órgano y el altar), ha obligado al al desalojo de la plaza del Pilar, que permanece acordonada por un fuerte despliegue policial. El paseo Echegaray y Caballero también está cortado al tráfico por motivos de seguridad.

Según los presentes, la explosión ha provocado daños en el interior de la basílica, ya que señalan que se han desprendido escombros del techo. Los funcionarios del Ayuntamiento de Zaragoza y del juzgado también han sido desalojados por precaución.

El subdelegado del Gobierno, Ángel Val, ha asegurado que no existe otro artefacto explosivo en el interior de la basílica desmintiendo una de las hipótesis de la investigación. Expertos de la Policía Nacional en la desactivación de explosivos todavía siguen en el lugar del suceso para esclarecer los hechos. Todo parece apuntar a algún grupo de la izquierda radical como autor de este nuevo atentado contra un templo cristiano.

La Almudena, en peligro

Recientemente, en febrero de este año se produjo otra explosión de un artefacto en la catedral de la Almudena en Madrid, que fue reivindicado por un grupo anarquista, que al reivindicar el atentado dijeron que querían “dar caña a la monarquía borbónica en sus lugares sagrados”.

LA IZQUIERDA Y LA IGLESIA ESPAÑOLA

En la República y en la Guerra Civil el único punto que tenían todas las izquierdas era acabar con la Iglesia. Aplastar a la Iglesia. En el resto se peleaban entre ellos y se llevaban a matar, pero en esto estaban todos de acuerdo. Y en lo único que hicieron todos durante la guerra fue intentar exterminar a la Iglesia.

Lo que fue un verdadero genocidio no ha suscitado nunca el menor pesar y la menor sensación de culpa por parte de la izquierda. Hacían chistes y bromas sobre estos hechos, y lo siguen haciendo hoy. Hemos visto hace poco a Almudena Grandes burlándose de las excavaciones de unas monjas.

Ese poso anticatólico y anticristiano permanece porque la moral católica se opone a la moral que ellos quieren implantar: hablamos del aborto, la familia… y ven en la Iglesia el enemigo a batir. Esa es la razón», dijo con firmeza el historiador gallego.

La Iglesia  jugó un papel muy especial en España a partir del Concilio Vaticano II; un papel que vino marcado por el diálogo con el marxismo. En la Iglesia hubo un movimiento de entendimiento con el marxismo que benefició mucho al marxismo y no benefició nada a la Iglesia.

En España surgieron publicaciones como Cuadernos para el Diálogo y otros más, en las cuáles se mostraba una actitud comprensiva hacía el marxismo, hacia los regímenes totalitarios del este de Europa, y más bien denigratoria hacía la propia historia de la Iglesia, y hacía el franquismo, cuando el hecho real es que durante la Guerra Civil, el Frente Popular trató de exterminar a la Iglesia, y quién le había salvado de ese exterminio, para bien o para mal, era el franquismo.

Llegó a producirse alguna reunión de obispos y sacerdotes en la que se llegó a proponer que la Iglesia pidiera perdón por su actitud en la guerra. ¿A quién iban a pedir perdón, a sus asesinos? Una cosa realmente extraña.

En aquella época estaba en plena expansión el comunismo, que se había implantado en un tercio de la humanidad: China, Unión Soviética, una gran parte de Europa, Cuba y otros muchos países. El comunismo estaba en plena expansión y en occidente, había fuertes partidos comunistas, como en Francia, Italia…, y en los años sesenta asistíamos a una rebelión juvenil, que junto con la intelectualidad se decantaba por el marxismo, con matices y diversas variantes.

Eso le llevó a decir a Santiago Carrillo que la Revolución llegaría a España con la hoz y el martillo en una mano, y con la cruz, en la otra.