“¿Necesitamos un Ejército catalán?”. “¿Qué amenazas y riesgos tendría que afrontar una Cataluña independiente?”. Éstas son algunas de las interrogantes que tratarán de resolver los políticos, intelectuales y exmilitares convocados hoy en Barcelona por Justícia i Pau, una asociación financiada con fondos de la Generalitat, el Ayuntamiento -ambos gobernados por CiU- y el Arzobispado de la capital, que encabeza el cardenal Lluís Martínez Sistach, considerado próximo a las tesis nacionalistas.

El PSC y el PP han rechazado la invitación para participar en las jornadas organizadas por el Centre d’Estudis per a la Pau Josep Manuel Delàs, uno de los grupos que forman Justícia i Pau, en recuerdo del excomandante del Ejército y miembro de la proscrita por el franquismo Unión Militar Democrática (UMD).

Sí acudieron a la conferencia los portavoces de CiU, Feliu Joan Guillaumes, y ERC, Joan Tardá, en la Comisión de Defensa del Congreso, además de la portavoz de IC-V en el Parlamento catalán, Dolors Camat.

El pasado 14 de septiembre, tres días después de la multitudinaria manifestación de la Diada que congregó en las calles de Barcelona a cientos de miles de personas en favor de la independencia, Artur Mas apostó por un futuro Estado catalán sin Fuerzas Armadas propias. “Estamos dentro de un marco conjunto, que es la OTAN y la UE, por lo que no tiene sentido destinar recursos a la defensa cuando la tendencia es compartir recursos en seguridad y a escala militar”, afirmó entonces el presidente de la Generalitat.

Sin embargo, la realidad desmonta ese punto de vista. El único miembro de la OTAN que no cuenta prácticamente con Fuerzas Armadas es Islandia, cuya defensa corrió a cargo de Estados Unidos -hasta 2006- y más tarde de Noruega, socio también de la Alianza Atlántica. Al otro extremo del océano, Costa Rica tampoco dispone de Ejército, pero ha firmado acuerdos con EEUU, que tiene desplegados en el país centroamericano un puñado de asesores y efectivos militares para la lucha contra el narcotráfico en las fronteras costarricenses.

Ventajas e inconvenientes

Incluso el Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya, muy cercano a ERC, disiente de Mas. “Si queremos seguir en un mercado común, una moneda común y unas fronteras comunes, también hemos de aceptar participar en la seguridad común. Lo que no vale es querer todas las ventajas y ningún inconveniente”, sostiene Miquel Sellarés, presidente del think tank, que hoy también participa en las jornadas. “Hay quien dice que podríamos pedir a la OTAN que nos dé seguridad aportando dinero a cambio. Pero tiene poca lógica formar parte de una organización militar sin aportar recursos militares”, afirma Sellarés.

La primera sesión de las jornadas, en las que participa el director general de los Mossos d’Esquadra, Manel Prat, girará en torno a esta tesis: “Tradicionalmente, el objetivo de la seguridad ha sido defender militarmente la soberanía, la independencia y el territorio de una posible agresión externa. Pero la globalización ha hecho que aparezcan nuevos riesgos transfronterizos, como la crisis económica y financiera, desastres medioambientales, el crimen organizado o el tráfico de personas. En este nuevo escenario, ¿cuáles son los riesgos y amenazas a la seguridad de Cataluña?”.

En el programa de la conferencia no hay ninguna alusión a la supuesta corriente de opinión en un sector de las Fuerzas Armadas en favor de una intervención en Cataluña, como asegura el teniente general, ya retirado, Pedro Pitarch, que fue director general de Política de Defensa en la etapa de José Bono al frente de ese ministerio. Pitarch afirmó la semana pasada que “algunos militares” están tratando de “instar públicamente a quebrar la disciplina y el ordenamiento legal” a través de Internet, las redes sociales y foros de opinión. Él mismo colgó en su propio blog un artículo titulado ¿Latente 23-F? en el que advierte de que “el perverso espíritu que animó el intento de golpe de Estado del 23-F parece seguir latiendo y aflora a la menor ocasión”.

Fuente: El Confidencial