Enrique de Diego.- Es preciso, es urgente defender a las clases medias españolas de su extinción. Ese es el sentido de mi paso a la política para presentarme a las elecciones europeas, encabezando la candidatura de nuestro partido. Esa era la opción que nunca me hubiera pasado por la cabeza si las circunstancias de España no fueran tan graves, tan extremas, y si no fuera tan perentorio plantar cara a una casta parasitaria que lleva al paro y a la indigencia a un número creciente de compatriotas y que nos conduce –dedicada en exclusiva a defender sus privilegios- a una sociedad en conflicto de amos y esclavos.

Voy a defender, sin escatimar esfuerzo, a las clases medias españolas. Pienso en los cientos de miles de autónomos “desaparecidos”, en los fontaneros, electricistas, comerciantes que han visto arruinarse sus pequeñas empresas por la abusiva presión fiscal. En ese millón de españoles que ha sido estafado con las preferentes por unos políticos-banqueros depredadores. En todas esas familias desahuciadas se mantienen los coches oficiales. En esos seis millones de parados que son las víctimas de una casta parasitaria.

Es preciso plantar cara y erradicar a esa casta inútil y cruel. Todos los partidos actuales pertenecen a esa casta. Es preciso regenerar, cambiar, de verdad. Imponer un nuevo estilo: los compromisos de cumplen, no se miente, la honradez es la proyección de la dignidad.

Planteo un proyecto amplio para las clases medias, sin etiquetas, sin divisiones falaces, en el que caben todos porque estos son tiempos de unidad y de dignidad. Ese proyecto está abierto a la confluencia de otras fuerzas y a la incorporación de movimientos asociativos, siempre en torno a ideas y a la claridad de un programa que ya es el nuevo consenso nacional a la espera de catalizar y eclosionar.

Las elecciones europeas son ese momento oportuno, porque se celebran en circunscripción nacional y eso permite plantear los grandes debates nacionales. Voy a hablar de Europa, de la Europa de las patrias, pero sobre todo de España. Y de la unidad de España sobre la que se han hecho demasiadas bromas.

Doy el paso con la tranquilidad de quien considera la política cuestión temporal y tarea de servicio, que nunca puede ser profesión. También con la voluntad firme de cambiar la deriva suicida de la sociedad española. Hay en mi decisión un alto contenido patriótico y esa virtud cívica la propongo y la reclamos para estos momentos graves de nuestra historia. En décadas, casi nada se ha hecho bien. A donde se mire la corrupción campea por sus fueros en escandalosa impunidad, la cordura y el sentido común parecen por completo perdidos, la honradez es perseguida, campa a sus anchas subvencionado el multiculturalismo, el lujo de unos pocos cara a la miseria de la mayoría. Las clases medias españolas, acosadas , están en peligro de extinción. Acudo a defenderlas. España, como sociedad abierta, como nación está en peligro, levanto con orgullo sus bandera y su ideal. España y libertad, sinónimos, una sola
cosa.