Sergio Shoklender, amigo y apoderado de la vieja subversiva Hebe de Bonafini, etarra declarada y conocida en todo el mundo por haber felicitado a Bin Laden y a Al Qaeda luego del atentado de las torres gemelas de Nueva York, acaba de ser detenido en Buenos Aires junto a su hermano Pablo, por haberse apoderado de 80 millones de dolares otorgados por el gobierno a las madres de plaza de mayo para la construccion de un barrio de viviendas.

Recordemos que Sergio y Pablo Shokleneder, hijos de un matrimonio mixto de cristiana y judio, se hicieron famosos en su momento por haber asesinado a sus propios padres para luego esconder sus cuerpos en el baul del coche. Los dos hermanos asesinos y degenerados mantivieron relaciones sexuales con su propia madre a sabiendas de su padre.

Luego de unos años de prision, Hebe de Bonafini les dio trabajo en su organizacion. Ahora, tras más de veinte años en libertad, los dos degenerados parricidas regresan a su “jaula”, esta vez por ladrones, lugar del que jamás deberían haber salido.

HEBE DE BONAFINI: LA GORDA RICA

Hebe de Bonafini es una mujer detestable. Vive del cuento y del dolor ajeno. Es la más conocida de las «Madres de la Plaza de Mayo». La diferencia entre la Bonafini y el resto de sus compañeras es que a la gorda no le desapareció hijo alguno durante la dictadura militar en Argentina. Los hijos de la foca porteña y batasunera viven en París con su padre, y su desaparición de Argentina nada tuvo que ver con la tortura o la muerte. Se fueron porque no podían soportar a su madre, sencillamente.

La gorda se anudó en la cabeza el pañuelo blanco reivindicativo y ha recorrido el mundo de gorra y en asientos de primera clase recibiendo toda suerte de homenajes y cortesías. En España se reconoció simpatizante de la ETA y de su entorno. Ha escupido palabras insufribles: “Las ‘madres’ nos hemos solidarizado con la lucha valiente del pueblo vasco contra un Estado criminal y asesino, el español”.

No todas «las madres», como ella dice, porque un amplio sector de auténticas madres de hijos desaparecidos se escindieron del grupo radical de la gorda por graves y profundos desacuerdos con el proceder y el buen vivir de la impostora y nauseabunda porcina.

Cuenta la gorda con importantes apoyos dentro de la izquierda española. Incluso el Gobierno socialista de Asturias le otorgó una subvención de 30 millones de las antiguas pesetas. En todas partes hay tontos, o desmemoriados, o demagogos, o resentidos dispuestos a colaborar con gentuza como Hebe de Bonafini. Se sabía que en Batasuna es tratada como una militante distinguida, y que probablemente algún pico del dinero recaudado con los secuestros y chantajes de la ETA ha terminado en los bolsillos de la vociferante puerca. Cuando se derrumbaron las Torres Gemelas de Nueva York, Hebe de Bonafini lo celebró con pública alegría.

Cuando la banda terrorista ETA cometía un atentado, Hebe de Bonafini no ocultaba su satisfacción. A esta cerda le regaló el socialista Álvarez Areces ciento ochenta mil euros, en nombre del «progresismo». Eso no es progresismo. Es una simple, llana, incívica e indignante gilipollez.