El secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal, Monseñor Juan Antonio Martínez Camino ha afirmado que la Conferencia Episcopal no está de acuerdo con la Ley Reguladora de los Derechos de la Persona ante el Proceso Final de la Vida porque, sencillamente, “no consigue lo que pretende”. Según ha explicado, “realmente pretende una cosa buena, que es tutelar la dignidad de la persona justo en el momento en el que termina su vida temporal y sería muy bueno que se consiguiera hacer bien”.

“La ley no lo consigue porque a pesar de la buena intención del legislador parte de unos presupuestos que son poco aptos para obtener buenos resultados”, ha continuado, porque se trata a la persona como propietaria de su vida, se parte de la conducta filosófica de “mi vida es mía”, y esto no es así, “la vida es un bien indisponible”.

En declaraciones a Cope, monseñor Martínez Camino ha asegurado que “la ley abre la puerta a conductas eutanásicas” al no quedar claro algunos aspectos, pero no se contempla como tal. Ante situaciones extremas, lo que es lícito “es evitar en lo posible el sufrimiento”. Para Martínez Camino, “el sufrimiento por el sufrimiento no es un bien, como tampoco es un bien intentar evitar el sufrimiento a toda costa, porque es a costa de otros valores más importantes”. “No hay que tener miedo al sufrimiento pero tampoco hay que buscarlo por sí mismo”, ha señalado.

El también obispo auxiliar de Madrid ha resaltado la posibilidad de realizar un “testamento vital” que se puede suscribir cuando todavía estamos bien y en el que se destaca que el enfermo, llegado el momento, puede pedir “que no se le mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados ni de forma invasiba sobre la vida en su discurso natural”, pero ha resaltado que tampoco se puede aplicar “la eutanasia”, ni prácticas que acaben con la vida. y que se deben administrar “los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos aunque ello significase acortar mi vida”. “Muy diferente a dar medicamentos para matar”, ha destacado.”Los católicos no estamos a favor del sufrimiento por el sufrimiento pero tampoco a favor de que se decida indebidamente sobre la vida de las personas”, ha reiterado.

De esta forma, Martínez Camino ha explicado que la vida “no se puede dejar en manos de poderes anónimos” y las leyes, si son buenas, “están para proteger a las personas en su dignidad personal e intransferible frente a poderes anónimos” y eso es lo que no consigue esta ley. “Es mejor la ley de autonomía del paciente de 2002”, ha afirmado.Además, ha recordado que la ley Reguladora de los Derechos de la Persona ante el Proceso Final de la Vida le da tal autonomía al paciente que suprime un límite muy importante como es “la Lex Artis, es decir, el buen hacer médico” y si los pacientes tienen unos derechos, los médicos también.