El recepcionista que desarmó al moro asesino de Fuengirola: «Cuando me encontré con él, lo cogí del brazo y se le cayó el cuchillo»
El turno de noche había transcurrido con normalidad hasta que, sobre las tres y media de la madrugada, escuchó los gritos aterrados de una chica. Unos gritos que, confiesa, tiene clavados en la cabeza. «Pensé que ojalá vinieran de la calle, pero se escuchaban cada vez más cerca. Me levanté y cuando empecé a subir las escaleras, me encontré con ella», recuerda Antonio Serrano, el recepcionista del hostal El Cid en Fuengirola (Málaga) que, asegura, desarmó al presunto homicida de Sandra Eleonora C., la estudiante sueca de 18 años que apareció degollada en la habitación 505 del establecimiento.
La joven que chillaba era la amiga y compañera de cuarto de la fallecida. Ella también había sido apuñalada durante el asalto. Antonio se fijó que tenía varios cortes en los brazos y uno en el hombro, cerca del cuello. Estaba ensangrentada. «Hablaba en inglés. Repetía las palabras ‘knife’ (cuchillo) y ‘crazy’ (loco). La traducción era que un loco había entrado con un cuchillo. Yo sabía que estaba alojada con otra chica, así que al ver que la segunda no estaba, me imaginé lo peor», cuenta el empleado del hostal.
Llamó a la policía, dejó a la chica en la recepción y subió por las escaleras. Llegó hasta la quinta planta, donde sabía que se alojaban las dos jóvenes suecas. Entonces, se encontró con el presunto agresor, Abselam B., un joven marroquí de 30 años que se hospedaba en la habitación 404. Apenas llevaba unas horas en el hostal, ya que entró el viernes por la mañana. Solo reservó para un día.
Se cruzaron en el rellano de las escaleras. Antonio vio que llevaba un cuchillo y que estaba manchado de sangre. «Me pareció que estaba fuera de sí», opina el recepcionista, que reaccionó tratando de «bloquearlo». «Lo cogí del brazo y se le cayó el cuchillo», afirma. No pudo pararlo, pero al menos logró desarmarlo. «Ahora sé que me jugué la vida», comenta.
Un policía lo retuvo
Según el relato de este testigo, Abselam corrió escaleras abajo, hacia la recepción, donde se topó con la persona que lo retuvo. Un policía en prácticas en Marbella que se hospedaba en la tercera planta del hostal y que, al escuchar los gritos de la joven, se colocó unos pantalones y salió a ver qué estaba pasando. El agente interceptó al marroquí sin saber todavía de que, presuntamente, acababa de matar a Sandra Eleonora. Fuentes cercanas al caso indicaron que el detenido no intentó escaparse del agente, que vestía de paisano aunque se identificó como policía, y tampoco ofreció resistencia.
En esos momentos, la amiga de la fallecida estaba fuera del hostal. Se encontraba en la calle, dando gritos, intentando pedir ayuda en un inglés. «Iba descalza y llevaba un vestido. Estaba llorando. Al principio creímos que era una broma, pero entonces alguien se dio cuenta de que tenía sangre en las manos», apunta un testigo presencial. Dos minutos después, llegó un coche de policía. Abselam, un obrero en paro que no tenía antecedentes, salió poco después esposado, rumbo a comisaría, como presunto autor de un crimen.