Ángel Ros, alcalde socialista de Lérida.

Josep Anton Ortiz/Remitido.- Parece que al final el solar destinado por el Ayuntamiento en el Polígono Industrial El Segre para la construcción de un templo, tendrá inquilinos: inquilinos musulmanes como quería el Ayuntamiento, y además con capital extranjero. Parece que la unión de varias asociaciones islámicas de la ciudad ha permitido que se cree una nueva asociación denominada Al Umma, que según dicen sus dirigentes, no es de carácter salafista o radical; dudosa afirmación dado que el capital para la construcción de dicho templo viene de un empresario kuwaiti, y  no es precisamente Kuwait uno de los países más “light” en la interpretación del islam, antes al contrario.

Quiero recordar que después de Irán, Afganistán o Paquistan, los países de la península arábiga son los que proclaman los preceptos más radicales del islam. Prueba de ello la podemos ver por televisión, en imágenes recientes de las revueltas que han tenido y tienen como escenario a países como Baharein, Yemen o Siria. Kuwait no es una excepción. Las libertades conseguidas en nuestra Europa distan mucho de alcanzar a dichos países, como la igualdad de sexos y la dignidad de las personas.

Por televisión podemos ver que las mujeres van tapadas hasta las cejas o manifestaciones multitudinarias que solo ven barones y ninguna mujer, por no nombrar la accesibilidad de estas a cargos públicos de relieve en sus administraciones. Gente que admite estas discriminaciones y dice con toda impunidad que no son radicales, seguro estarán a favor del burka o el niqab. Otra prueba evidente de la discriminación de la mujer en sus sociedades y del riesgo de cederles terrenos, como va a hacer nuestro Ayuntamiento, para que puedan desde allí consolidar e imponernos su modelo de vida.

No ha valido la protesta de los empresarios de dicho polígono, ni que la misma Ley de Culto catalana desaconseje que se construyan templos religiosos en los polígonos industriales, ya que nuestro querido Ayuntamiento lo tenía entre ceja y ceja y no ha parado hasta alcanzar un acuerdo con una asociación para la construcción de un templo islámico. No ha sido suficiente que la vicepresidenta del Govern de la Generalitat, la señora Joana Ortega, quiera cambiar la Ley y deje que cada Ayuntamiento sea el que decida si quiere o no dedicar suelo público a la construcción de centros de culto. La decisión ya estaba tomada y allí tiene que ir sí o sí un centro de culto religioso. Es la manera de gobernar la ciudad del partido socialista, con el señor Ros al frente, y la tendremos que soportar democráticamente cuatro años más, que es lo que ha votado la ciudadanía de Lleida. Veremos también por otra parte lo que hace la oposición al respecto, y en especial el Partido Popular. Veremos a ver si sacan el libro de Badalona o el de Valencia, o no dice nada como hizo en la pasada legislatura, cuando no se vieron por ninguna parte. No vale con que digan que hay mayoría. Aún así, la oposición representa a una parte importante de la población y por consiguiente tiene que ejercer como tal y no pasar los meses sentados en sus poltronas sin decir nada, pero eso sí, cobrando religiosamente cada 30 días.

Nuestra oferta sobre el tema de los centros de culto, que ya la comenté en mi intervención en La Manyana tv, pasa porque sea la ciudadanía la que decida si tenemos que ofrecer terreno público para la construcción de templos de culto o no. Ya que nos hemos convertido en un país muy dado a celebrar referéndums, hagamos uno en el que Lleida decida si quiere o no ceder terreno público para que se construyan dichos equipamientos. Os aseguro que dependiendo cómo sea el resultado, el problema se solucionaría rápidamente. Y si el resultado es afirmativo en dicha hipotética consulta, “disfrutemos” entonces de lo que vota la mayoría. ¿O no radica en eso la democracia’

*Delegado Comarcal de Plataforma per Catalunya (PxC) en El Segria