El desconcierto del islamismo radical
Dados los antecedentes, es sensato cuestionar si las revueltas en el Magreb y Oriente Próximo responden a intereses ajenos. Y aunque la injerencia extranjera parece inevitable, es difícil determinar la relevancia de los factores que afectan al «despertar árabe».
Hay al menos dos aspectos indiscutibles. En primer lugar, a pesar de la proximidad temporal y espacial, y, aún compartiendo muchas características, cada país afronta este cambio revolucionario de manera diferente, de acuerdo con su idiosincrasia particular. En segundo lugar, este proceso se prolongará en el tiempo y superará etapas que, esperemos, conduzcan a la democratización, aunque no sea al estilo europeo.
Además, no podemos obviar otro factor importante: el desconcierto del islamismo radical. Los extremistas se mantienen expectantes al verse superados por un levantamiento popular que carece de identificación religiosa. Y si bien los atentados terroristas se suceden en Irak y Pakistán, es evidente que, salvo la reciente explosión en Marrakech, Al Qaida y sus secuaces han minimizado su actividad. Incluso Hamás ha pactado con Al Fatah. Confiemos en que el bajo perfil actual del terrorismo islámico no responda a una reagrupación para redoblar sus ataques.