La futura Ley de Igualdad de Trato permitirá a los trabajadores que se consideren discriminados ejercer una labor de vigilancia sobre el empresario. Así, los empresarios tendrán que tener mucho cuidado cuando entre en vigor la ley, porque cualquier decisión que tomen con un trabajador puede suponer una sanción si el afectado considera que le han discriminado. Esto vale para los que son seleccionados o rechazados para un puesto de trabajo, para los que son despedidos, los que reciben formación para el empleo, e incluso para los que se comparan en el sueldo o el horario.

También las pequeñas y medianas empresas tendrán que justificar cada decisión, si afecta a una mujer, un homosexual, o un inmigrante, por ejemplo. Igualmente, los autónomos tendrán que tratar igual a todos sus clientes, sin posibilidad de rechazarlos.

Además, los sindicatos y el comité de empresa, según esta ley, tienen obligación de ejercer una labor de vigilancia.