Hace dos años, aproximadamente, escuché a María Antonia Iglesias (debe de llevar como una carga el apellido) en la tertulia de Concha García Campoy (la Cuatro) comentar como en el País Vasco no se vive con miedo y que los que lo cuentan lo exageran, además, que las asociaciones proetarras debían tener cabida en la sociedad vasca por una sola razón, decía la señora Iglesias, si la sociedad las apoya, las demandas hay que permitirlas. A continuación, en otro momento de la misma tertulia y tratando otro tema, esta señora contaba toda acalorada y encendida de rabia como un día, paseando por Madrid, vio venir a unas personas que enarbolaban unas banderas españolas y presa del pánico por si se metían con ella no tuvo más remedio que guarecerse en el bar que más próximo le pilló.

María Antonia dejó claro que no conocía a esas personas para nada pero que, por el simple hecho de portar la bandera española, deberían ser unos desalmados violentos que le pegarían o similar, por ser ella quien es.

Yo alucinaba de escuchar como en el País Vasco la gente exagera lo del miedo a las bombas, al tiro en la nuca, a la extorsión,… y como la misma persona se encendía por el miedo pasado ante unas banderas españolas.
Después vino el mundial y las banderitas tomaron las calles, el pueblo no tiene esos miedos profundos y oscuros. Afortunadamente, cada vez mas, los movimientos cívicos como Masby enarbolan la bandera española sin vergüenzas y sin complejos.

Hace muy pocos días vi la triste entrevista que en “Salvados” le hacían a Iñaqui Gabilondo sobre sus lunes al sol. Iñaqui decía, comentando la victoria del mundial, algo muy curioso y con mucho trasfondo: “nunca vi tantas banderas españolas juntas y que no me dieran miedo”.

¿Qué tienen en común dos personas tan relevantes en sus mundos para coincidir en algo tan incoherente?
Os dejo las reflexiones a vosotros porque las mías son perjudiciales para mi salud.