Fiesta de ochenta cumpleaños de Lucía Bosé. Cantantes, aristócratas, toreros, falsos famosos y muy buen ambiente. La Duquesa de Alba y Alfonso Díez coinciden en la entrada con la simpar Carmen Lomana. Nerviosa, quizás porque no siempre se encuentra uno con la pareja del momento, se acercó a saludarles: “qué alegría volverles a ver, me encanta que estén aquí”. Cayetana respondió amablemente. Alfonso miró y remiró. Calló. Lomana se marchó, se esfumó, provocando un ataque de celos que pasará a la historia. Se volteó a Alfonso y, mirándole fijamente, preguntó: “¿y ésta por qué viene a saludarnos si yo no sé ni quién es?”. El funcionario se sonrojó y rio. Lo que pocos saben es que, tras la fiesta, la Lomana se volvió a acercar a la pareja: “Me encanta su modelito de hoy tan hipichick, va usted muy interesante vestida”. El gesto de la Duquesa fue para estudiarlo.

No es la primera vez que la Duquesa se enfrenta a situaciones similares. Es habitual que famosos del mismo rasero se les acercan con el único interés en figurar ante las cámaras o, quién sabe, conseguir algo más que un simple saludo. No es el caso, pues Carmen parece muy enamorada de un apuestísimo empresario, algo mayor, con el que vive como una princesa.