Loca academia de cine
La rocambolesca dimisión de Álex de la Iglesia como presidente de la Academia de Cine, anunciada a través de Internet, es el enésimo escándalo de una institución que, con enfrentamientos añejos con directores como Almodóvar y Garci, no gana para disgustos.
«Cuando la fundamos pusimos dos condiciones: que no fuera reivindicativa y que la gente fuera a los Goya de esmoquin. No nos han hecho caso en ninguna», decía Berlanga. La dimisión de De la Iglesia vuelve a contradecir la máxima.
La Academia de Cine nació, en noviembre de 1985, con el propósito de «impulsar la promoción nacional e internacional del cine español, defender a sus profesionales y analizar la situación de la industria y del propio cine español».
Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Algunos de los cineastas internacionalmente más reconocidos han tenido sus sinsabores con la academia y la politización de las galas de los Goya ha contribuido a la mala imagen del cine español en determinados sectores.
José Luis Garci se dio de baja un día antes de la XIII ceremonia de los Goya, en la que su película ‘El abuelo’ tenía 13 nominaciones, tras ser acusado de compra de votos. Antes de irse, acusó a la Academia de retener un informe que le dejaba «fuera de toda sospecha».
Aitana Sánchez-Gijón, presidenta de la Academia no sin polémica tras la dimisión de José Luis Borau, dijo en la apertura de aquellos Goya que esta institución «será fuerte si respetamos su fragilidad».
Pero el ‘caso Garci’ no acabó allí: cuando su filme ‘You are the One’ fue preseleccionada para el Oscar en 2001, Rosa María Sardá, académica de la institución, mostró su estupefacción por la elección de un filme que había sido estrenado en sólo un cine. Marisa Paredes, entonces presidenta de la Academia, no ayudó al comentar: «No sé qué pasa que cada vez que Garci hace una película hay una polémica».
La actriz, que también dimitiría en 2004, aunque por razones profesionales, había asumido el chaparrón de una de las ediciones más polémicas un año antes: la del famoso ‘No a la guerra’. La politización de aquella gala, presentada por Guillermo Toledo y Alberto San Juan, causó malestar en el Ministerio de Cultura, entonces en manos del Partido Popular.
A Álex de la Iglesia, al menos, hay que reconocerle su trabajo por la cohesión del sector, al conseguir la aparición por sorpresa de Pedro Almodóvar en la última edición de los Goya, certamen con el que mantenía un público desencuentro. El realizador manchego, harto de llevarse disgustos, como salir de vacío de la gala tras obtener quince nominaciones por ‘Átame’, levantó otra polémica en 2001 al declarar públicamente que la Academia se había equivocado al no seleccionar ‘Hable con ella’ como candidata española para la categoría de mejor película en lengua extranjera de los Oscar. A la postre, Hollywood pareció darle la razón al descartar ‘Los lunes al sol’, la elegida en su lugar, como finalista para la citada categoría, y por el contrario premiar con el Oscar al mejor guion a ‘Hable con ella’, e incluir además a Almodóvar como candidato en el apartado de mejor director.
Tres años más tarde, el realizador manchego se dio definitivamente de baja al recibir ‘La mala educación’ sólo cuatro candidaturas. Cuando ‘Volver’ se alzó como gran vencedora en 2006, Pedro Almodóvar no se dignó acudir a la gala a recoger sus cinco estatuillas.
En 2004, presidía la institución Mercedes Sampietro, que al finalizar su mandato se llevó un nuevo disgusto: no se presentó ninguna candidatura para la presidencia de la Academia de Cine y tuvo que aguantar hasta 2006, cuando le sustituyó González-Sinde.