La profe visita al alumno más rezagado: Zapatero recibe a Merkel tras haber hecho los deberes que le puso la canciller
La primera vez que José Luis Rodríguez Zapatero se reunió con Angela Merkel en Berlín, en abril de 2006, llegó con un interesado regalo bajo el brazo. Ya habían transcurrido cinco meses del acceso al poder de la nueva canciller y al jefe del Gobierno español aún le ardía la lengua por un frase que nunca debió pronunciar. «Es una política fracasada», señaló al comentar el resultado de las elecciones germanas de septiembre de 2005, en las que la dirigente democristiana venció con muchos más apuros de los previstos. Para remediar y enterrar su poco afortunado comentario, en aquel encuentro calificó las relaciones bilaterales de «prioritarias y determinantes», y subrayó que la palabra de la locomotora de la UE era «fundamental» para España en el concierto europeo. «Siempre ha tenido un magnífico comportamiento con España», sentenció.
Cinco años después, y tras vivir meses tormentosos por la crisis del euro, Merkel y Zapatero volverán a reunirse, esta vez en Madrid, el próximo jueves. Con mano inflexible, la canciller ha marcado a su interlocutor el camino que debía seguir, y que él obedientemente ha asumido -drásticos recortes en el gasto y reformas de calado, aunque tuvieran un alto coste político-, para evitar una intervención de la economía española y el hundimiento del euro ante el acoso de los mercados. Es decir, la ‘profe’ visita al alumno, al que previsiblemente otorgará una alta nota tras el giro de 180 grados imprimido a su política económica y la avalancha de medidas que ha adoptado desde el pasado mayo. Será acompañada por seis ministros, tres empresarios y el presidente de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) para participar en una nueva versión de las cumbres hispano-germanas, que nacieron en 1983 con periodicidad anual.
Esta vez, aparte de pasar revista a las relaciones bilaterales, que atraviesan por un buen momento según la diplomacia de ambos países, los dos líderes tendrán poco tiempo para estudiar un tema crucial: la crisis de la moneda única y las posibles medidas para impedir nuevas zozobras que la pongan en peligro.
Aunque ya hay consenso para crear un fondo de rescate permanente al que puedan acudir los socios de la UE con problemas, todavía no existe unanimidad en la figura legal de esa mecanismo y en sus atribuciones. «Ya hay un acuerdo sobre la definición del fondo, los mecanismos y la necesidad de presentar un certificado de buena conducta en disciplina fiscal, pero Alemania se resiste a aumentar el monto», explica un alto funcionario al referirse a un tema que centrará las conversaciones.
Reformas impopulares
La canciller y su comitiva aterrizarán en Barajas y desde allí se desplazarán en helicóptero a La Zarzuela para una visita de cortesía al Rey en la que también participará Zapatero. Luego, los dos jefes de Gobierno se dirigirán a la Moncloa para una sesión de trabajo. Seguirán conversando en el curso de un almuerzo al que han sido invitados los presidentes de Telefónica, Iberdrola y Acciona, responsables de las cajas de ahorro y los máximos representantes de la patronal CEOE, UGT y CC OO.
Por la tarde, Merkel y Zapatero comparecerán en público ante la prensa. Será la ocasión para pasar revista a una serie de acontecimientos que transformaron la imagen de España en la UE y que la han convertido en un alumno casi modelo de lo que se debe hacer para asegurar el futuro y la estabilidad del euro: poner las finanzas en orden y aplicar reformas, aunque sean duras e impopulares, que dinamicen la economía. Por ejemplo, el cambio en el sistema de pensiones pactado esta semana -que obligará a la mayoría de los españoles a trabajar más años en el futuro para cobrar una prestación más reducida-, la reordenación de las cajas de ahorro, el abaratamiento del despido, la supresión de ayudas sociales o la rebaja salarial a los funcionarios.
Desde que se inició la crisis de la moneda única en Grecia, la canciller puso en marcha una delicada política que causó escozor entre los socios comunitarios: les dijo que tenían que hacer sus deberes y reorganizar las finanzas públicas, además de impulsar reformas para recuperar la credibilidad. Merkel dilató su apoyo al rescate heleno por razones de política interna y evitó respaldar medidas que suponían un aumento de la ayuda germana a países considerados ineficientes o corruptos, como Grecia, un país «vago y despilfarrador», según el periódico ‘Bild’.
Cuando los mercados colocaron a Irlanda con el agua al cuello, dio su OK a un plan de rescate; pero pidió, al mismo tiempo, crear un nuevo programa para reemplazar al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera a partir de 2013, que debe incluir obligaciones para los inversionistas y sanciones e incentivos para obligar a los estados a adherirse a las pautas fiscales.
No esté claro si fue ella o Nicolas Sarkozy -o ambos- quien sugirió a Zapatero, en aquella semana trágica de mayo en la que los mercados pusieron contra las cuerdas a España -y, de rebote, a toda la Eurozona- que debía cambiar de rumbo para evitar una catástrofe. Desde entonces, el Gobierno ha impulsado una serie de ajustes sin precedentes, que han sido aplaudidos por el resto de Europa.
«Admiración total»
En verano, Merkel calificó de «descomunales» los esfuerzos de Zapatero y expresó en público su alegría ante los empeños del presidente español para reducir drásticamente su déficit. Hace apenas unos días, Werner Hoyer, viceministro de Asuntos Exteriores, volvió a elogiar «los tremendos esfuerzos» realizados por el Ejecutivo socialista y expresó en Madrid su «admiración total» por el cambio en el sistema público de pensiones, que ha sido pactado esta semana con los agentes sociales.
Por eso, es posible que la comparecencia pública de los dos mandatarios sea el escenario ideal en el que la ‘canciller de hierro’ -bautizada así por su tenacidad a la hora de exigir a sus socios un certificado de buena conducta económica- vuelva a aplaudir las medidas adoptadas por el Gobierno y que han catapultado a España al club de países serios.
El encuentro tendrá lugar tan solo 24 horas después de la ceremonia de firma de la mayor reforma de las pensiones en la historia del país. ¿Casualidad? La reunión de Madrid está condenada al éxito, pero una cuestión que causó sensación en España el pasado fin de semana no será discutida: la invitación de Berlín a jóvenes españoles para trabajar en Alemania. Fuentes diplomáticas subrayaron que la legislación europea permite el libre movimiento de mano de obra y, por lo tanto, no se necesita un plan o un acuerdo especial al respecto.