El PSOE de Griñán sigue devorando al comunismo andaluz
Al comunismo andaluz, amparado bajo las siglas de IU, gran proyecto que ideó Julio Anguita para una izquierda más abierta, le siguen devorando el hígado como a Prometeo, el titán griego preferido del marxismo por su sublevación contra los dioses y su amor a la humanidad. Su buitre particular es el PSOE que sigue alimentando su ala izquierda con los prófugos del comunismo. Sin embargo, a IU no le queda otra opción que servir de muleta forzosa a un PSOE que la tiene acogotadadesde las elecciones generales de 1982 y las municipales de 1983. Sólo la rebelión de Julio Anguita frenó el proceso en su momento. Pero ahora, el nuevo caso del alcalde de La Luisiana, Sevilla, pone de manifiesto que el buitre socialista sigue atareado con hígado del comunismo andaluz.
Emilio Gordillo, que así se llama el alcalde de la localidad sevillana, fue expulsado ayer de IU por la asamblea tras haber anunciado que estudia ser el candidato del PSOE. Del mismo modo dejará de ser alcalde de La Luisiana y lo sustituirá Montserrat Delgado, actual primera teniente de alcalde. IU ganó las últimas elecciones municipales por mayoría absoluta con siete de los 11 ediles posibles
Pero por diferentes circunstancias, sólo cuatro de los seis ediles de IU -excluido el alcalde- respaldan la moción de censura contra el regidor. Se les unen a estos cuatro los tres ex ediles del PSOE, que son no adscritos desde que, en junio de 2009, abandonaron la disciplina socialista por discrepancias con la dirección local y provincial. Éstos están dispuestos a apoyar la presentación de una moción de censura en el caso de que regidor se negase a abandonar voluntariamente la alcaldía, algo que ya confirmó el primer edil, quien sostiene que no dimitirá ni entregará su acta de concejal porque tiene que sacar adelante los proyectos del pueblo.
“Desde un punto de vista práctico sería una irresponsabilidad permitir que se mantuviera en la alcaldía después de haber perdido la confianza del grupo municipal que le apoya”, argumentan los no adscritos, “una situación que le impediría sacar adelante sus propuestas y provocaría un colapso” en el funcionamiento del Ayuntamiento de La Luisiana que perjudicaría seriamente a los vecinos.
El todavía alcalde de La Luisiana desafió a sus antiguos compañeros a presentar la moción de censura y criticó el apoyo de los ex socialistas, opuestos desde hace más de año y medio a la política del equipo de gobierno de IU. “Veremos cómo explican esta colaboración después de haber estado más de un año tirándose los trastos”, se preguntó.
La comilona del hígado comunista andaluz y nacional
Desde la época en que el PSOE andaluz ganó las elecciones de 1982 y, sobre todo, las municipales de 1983, hay un continuo mordisqueo de “higadillos” o, en su caso, festín de grandes trozos hepáticos progonizado por el PSOE andaluz. Los hermanos Pablo y Pepe Recio Arias, hoy saludables hombres de negocios, sobre todo el segundo, pieza clave de Solchaga, fueron de los primeros en dar el salto junto con Fernando Soto, ex secretaraio general del PCE andaluz y procesado en el famoso caso 1001. Luego vinieron Amparo Rubiales, Javier Pérez Royo, Alonso Balosa, Herminio Trigo y otros muchos. La última comilona de hígado con escandalera fue la que se llevó el bocado de la actual Ministra Rosa Aguilar, ex alcaldesa comunista de Córdoba.
En el conjunto de España el trasvase de dirigentes comunistas hacia el Partido Socialista comienza en los primeros años de la democracia. Ya en 1982, los diputados y dirigentes del Partido Comunista de España Pilar Bravo, Manuel Azcárate y el secretario general de los comunistas vascos, Roberto Lertxundi, dieron el paso. Otros ilustres que ya habían dejado el PCE o lo hicieron después fueron el economista Ramón Tamames, Jordi Solé Tura (uno de los siete padres de la Constitución), Enrique Curiel, José Antonio Mohedano, Vicente Álvarez Areces -que presidiría más tarde el Gobierno autonómico de Asturias-, e incluso mucho antes, como fueron los casos de Jorge Semprún (después, ministro de Cultura con el PSOE) y Enrique Múgica (también ministro socialista y actual Defensor del Pueblo). •
La segunda sangría se produce en 1986. Santiago Carrillo había sido expulsado del partido. Surgía una nueva formación, el Partido de los Trabajadores-Unidad Comunista, con un buen puñado de dirigentes del PCE de todo el país. Tras su fracaso electoral, la inmensa mayoría de sus militantes -no así Carrillo- se integraban en el Partido Socialista. Carrillo lo hizo después.
En 1996, apareció la corriente Nueva Izquierda, liderada por Cristina Almeida, Nicolás Sartorius y Diego López Garrido. En 1997, tres diputados de IU pertenecientes a Nueva Izquierda rompieron la disciplina de voto y se negaron a rechazar la reforma laboral en el Congreso. La Presidencia Federal de Izquierda Unida los sancionó y también apartó de la dirección federal a Diego López Garrido, Juan Berga, Jerónimo Andreu e Isabel Vilallonga. En 1999, el PDNI alcanzaba un acuerdo electoral con el PSOE y en octubre de 2000, decidía su integración en el Partido Socialista. Diego López Garrido, Enrique Curiel, Cristina Almeida o Carlos Carnero entre ellos.
Luego vino la espantá de José Luis Nieto, el concejal de la capital de España Manuel Lindo, el alcalde se San Sebastián de los Reyes, Ángel Requena, y Felipe García Labrado (concejal en Getafe). Lo de Rosa Aguilar ha sido la guinda.