Dolores de Cospedal toca a rebato y pide el apoyo «entusiasta» a Pérez-Espinosa para conjurar el ‘efecto Cascos’ en Asturias
Del «puñadín» de bajas que vaticinaron los responsables del PP de Asturias a finales de diciembre se ha pasado a varios centenares de militantes que han dado el portazo en lo que llevamos de enero. El previsible ‘pataleo’ de Francisco Álvarez-Cascos de unos días se ha transformado en 13 días de presencia constante del ex vicepresidente primero en los medios de comunicación. El esperado cierre de filas general en torno a la candidata Isabel Pérez-Espinosa ha necesitado que María Dolores de Cospedal toque a rebato y reclame al partido un apoyo «entusiasta» a la candidata por Asturias. En el PP empiezan a temer que cometieron un error de cálculo sobre las repercusiones de la rebelión ‘casquista’.
La dirección nacional preparó una respuesta de «perfil bajo» para responder a su antiguo secretario general. La primera sorpresa fue la decisión de Álvarez-Cascos de darse de baja del partido. Un portazo que calificaron en la dirección nacional como «respuesta desproporcionada» a la decisión de no contar con el ex vicepresidente primero del Gobierno para encabezar la lista en Asturias. Mariano Rajoy, que ha tardado 12 días en comentar en público un asunto que era la comidilla del partido, marcó el miércoles el camino a seguir. Álvarez-Cascos pasa a ser, sencillamente, «historia» y lo que toca ahora es olvidarse del retrovisor y mirar al futuro junto a Isabel Pérez-Espinosa.
Los componentes de la dirección nacional del PP, reunidos el pasado lunes, otorgaron con su silencio el beneplácito a la decisión de excluir a Álvarez-Cascos, salvo Luisa Fernanda Rudi, la única que puso algún reparo. Unas críticas a las que se unió, pero ya fuera del cónclave, Esperanza Aguirre.
Dudas en privado
Lo que tampoco han hecho, por el momento, los principales dirigentes populares es proclamar las virtudes de Isabel Pérez-Espinosa. Es más, varios dirigentes nacionales expresan en privado sus dudas sobre si se había calculado en su justa medida la marea que iba a provocar un hombre como Álvarez-Cascos, acostumbrado a las más duras batallas políticas.
Tal vez por ello, Dolores de Cospedal hizo ayer un llamamiento, a manera de recordatorio, para que los esfuerzos del partido se centran en apoyar «de manera entusiasta» a su candidata «porque Asturias se lo merece y porque lo necesita».
Cascos, en paralelo, asaetea al PP con dudas sobre la honestidad y valía de la dirección asturiana. La cúpula nacional, de momento, evita el cuerpo a cuerpo. Cospedal, fiel al guión trazado por su líder, insistió en que «hay cosas que pasan, y las cosas cuando pasan ya han pasado, y ahora hay que mirar al futuro».
El mensaje es que nadie en el PP se suba al carro de Cascos porque eso es ya «historia». Y por si alguien tenía dudas, la secretaria general apostilló que «Asturias necesita de un partido fuerte que presente alternativas y le de una opción de futuro», objetivo por el que «va a luchar el PP».
«Podría ser mayor»
Esteban González Pons niega que erraran al aquilatar los efectos el ‘efecto Cascos’. «Más bien al contrario, pensamos que podría ser mayor». El vicesecretario de Comunicación del PP considera que la repetida asistencia del ex secretario general a programas de todas las cadenas de televisión «se está trivializando y comienza a ser irrelevante». En cuanto a la marcha de correligionarios, González Pons entiende que pasado el tirón inicial, ha quedado demostrado que todos los alcaldes del PP en Asturias han permanecido fieles a la dirección regional.
El lapsus que cometió el miércoles Mariano Rajoy llamando Isabel Fernández-Espinosa a su candidata, cuando en realidad se apellida Pérez-Espinosa, ha despertado algún maldiciente comentario en relación al grado de conocimiento que tiene el líder del Partido Popular sobre la poco conocida fuera de Oviedo concejala del Ayuntamiento.
El hecho de que Isabel Pérez-Espinosa no sea ni presidenta ni secretaria general del partido en Asturias la excluye de las relaciones con la dirección nacional del partido. Si a esto se une que Rajoy lleva casi dos años sin pisar el Principado, las posibilidades de entrevistas personales entre Rajoy y Pérez-Espinosa han sido escasas, por no decir nulas.