Acuso recibo de un amable lector de Alerta Digital, trabajador en el INEM. Me cuenta uno de esos disparates que ha llevado a España a estar como está.

Relata lo siguiente en su misiva: «Atiendo a un señor cuyos rasgos denotan procedencia marroquí. No habla prácticamente nada de español. Le pido la documentación y, le juro que es real, no dispone de NIE. ¡Posee un DNI! Es decir, que el individuo está nacionalizado y técnicamente es tan español como usted y como yo. Me pregunto cómo una persona nacionalizada española no sabe hablar castellano. Y no sólo porque sea marroquí de nacimiento, sino por cómo se puede vivir diez años en un país y no aprender su idioma, al menos para poder mantener una conversación. ¿Cómo se puede obtener la nacionalidad española en esas condiciones?

Observo su vida laboral y comienza el alucine. El hombre trabajó en su día justo un añito, de forma mas o menos continuada. Estuvo en bastantes empresas y en muchas concluyó su etapa laboral por baja voluntaria. De una de ellas fue despedido y con el año raspado solicitó el paro. Bien, cuatro meses de contributiva. Al agotamiento, subsidio con cargas familiares (residentes en Marruecos) y ser mayor de 45 años le correspondieron 24 meses de subsidio. Tras cobrar el subsidio y estar 28 meses como demandante de empleo, ¡oh milagro!, se coloca justo al mes de terminar de cobrar. Vuelve a trabajar de forma más o menos seguidas en distintas empresas, incluso en algunas de ellas concluye con baja voluntaria. La misma dinámica laboral: dos meses por aquí, un mes sin hacer nada, tres meses por allá… y eh aquí que el hombre acumula justito 180 días. ¡Otro milagro! Pues nada, subsidio de cotización insuficiente con cargas; en total 21 meses. Tras el agotamiento, cobra el PRODI: 6 meses más de subsidio. En todo ese tiempo, ni una colocación, ni un trabajito. Parece que entre medias, el señor pidió la nacionalidad española y se la dieron.

Pues bien, según he sabido, tras cobrar todo lo cobrable, el marroquí se ha largado a otro país de la Unión Europea recién estrenada su condición de ciudadano comunitario.

Una reflexión. El hombre de este caso vino de otro país, supuestamente a buscarse la vida, trabajó solo año y medio y obtuvo a cambio 55 meses de prestaciones por desempleo (más de 4 años y medio) y la nacionalidad española. Mientras estuvo cobrando prestaciones ni siquiera se molestó en aprender la lengua del país. Le juro, señor Bellalta, que el caso es verídico. He presenciado algunos incluso más graves. Pero este ha pasado esta misma semana y he alucinado».

Creo que sobran las palabras y que el caso nos ilustra muy bien acerca del fracaso de un sistema que ampara a un puñado de corruptos, vividores y traidores al conjunto de España. Por desgracia, el caso de este marroquí es idéntico al de miles de extranjeros que llegan a España con la misma dinámica de trabajar lo justito para conseguir derechos a cambio de muy pocos deberes. La cuestión es que se están sirviendo de nuestro Estado de Derecho y de nuestras leyes para destruir nuestras sociedades. Así que si yo me opongo a este sistema esquizofrénico, es a mí y no a quien se burla de él para obtener beneficios, a quien le puede caer todo el peso de la ley. Esto es España, señores, y esta es la democracia en cuyo nombre se están escribiendo las páginas más infames de toda nuestra historia.

Hemos concebido un sistema que criminaliza al español honrado y premia al delincuente y al ilegal. Si soy alcalde de Vilanova i la Geltrú, juro que acabaré con esta basura en mi municipio. Y ahora llámenme racista si quieren. Como aquel ilustre militar español, les respondo a los tales que más vale morir con honra que vivir en medio de tanta vergüenza y de tanto vilipendio. He dicho.

*Dirigente de la Plataforma per Catalunya (PxC) y alcaldable de Vilanova i la Geltrú.